Huelga general 14N: Noche de «normalidad general»
A bordo de una patrulla de los Centauros, la Sección Especial de Reacción y Apoyo, ABC ha sido testigo de la eficacia de la Policía Nacional a la hora de evitar las coacciones de algunos piquetes y salvaguardar la seguridad ciudadana
Huelga general 14N: Noche de «normalidad general»
Si la noche es indicador de cómo va a desarrollarse la jornada, este 14-N podría declararse huelga de normalidad general en la ciudad de Madrid. “Ambiente de absoluta calma”, “total tranquilidad” eran los mensajes más transmitidos a lo largo de la madrugada por los ... hasta 33 indicadores desplegados por las unidades de los Zodiacos y Centauro, a bordo de una de cuyas patrullas ABC ha podido comprobar la eficacia de la Policía Nacional a la hora de evitar las acciones coercitivas de determinados piquetes, garantizar los servicios mínimos y el ejercicio del derecho a ir a trabajar o no.
En conjunto, 300 efectivos de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana han protegido las libertades de los madrileños. La prueba es que, a primera hora, el metro atestado de gente que iba a sus empleos y el tráfico funcionaban dentro de los márgenes habituales, mientras empezaban a abrir sus puertas los primeros establecimientos en el centro.
En el entorno de la medianoche se registró el principal repunte de disturbios, incidentes de intensidad media que se tradujeron en acciones de presión para que cerraran varios bares y restaurantes que atendían a los últimos clientes, y vandalismo sin paliativos como la rotura de escaparates en el núcleo de la capital, particularmente la Gran Vía. Las transmisiones policiales también se hacían eco de piquetes recorriendo las calles con banderas de UGT y CCOO en puntos conflictivos, como el entorno de la calle Génova o camino de Atocha. Pero no hubo necesidad de mayor fuerza. A esa hora Madrid, era una ciudad blindada con un imponente despliegue de agentes –en muchas ocasiones, más numerosos que los raquíticos grupos de piquetes - repartidos en las zonas comerciales como Castellana, Preciados o Princesa, cocheras, polígonos industriales y, más allá, en mercados de abastecimiento.
Alrededor de las dos y media saltaban alarmas que hicieron temer una noche complicada. Se trataba de la presencia en la calle Serrano de un piquete bastante numeroso que había sembrado la calzada de basuras y contenedores. El propio jefe superior de Policía se bajó de un vehículo a retirar obstáculos mientras cerca de la Embajada estadounidense, los agentes procedían a filiar a los manifestantes.
«Principio de congruencia»
El “principio de proporcionalidad y congruencia” ha presidido la actuación policial durante las primeras horas de esta jornada, también frente a los conatos de desórdenes que se detectaban en las cocheras de los autobuses municipales de la EMT de Fuencarral, Sanchinarro o Entrevías. En este último emplazamiento, la caballería y un importante dispositivo de agentes vigilaban con atención al nutrido piquete que, banderas sindicales en mano, dirigían a los conductores de los servicios mínimos y a los de los vehículos que iban a buscar a otros conductores de la EMT gritos tan poco informativos como: “asesinos de la clase obrera” , “esquiroles” o lemas como “la lucha es el único camino”.
A la misma hora en que la noche de la última huelga general, la del 29 de marzo, se había cortado la M-40 o bloqueado Mercamadrid , la capital presentaba esta noche un vacío fantasmal y la práctica ausencia de alteraciones graves. Los actores liderados por Willy Toledo encerrados en el Teatro Español, en la Plaza de Santa Ana. Las comunicaciones de los Centauros confirmaban la presencia de unos neumáticos ardiendo en la A-2 que obligaron a cortar el tráfico de acceso a Madrid, lo que requirió la presencia de los bomberos para restablecerlo. Alertas también desde la central de Correos en Villa de Vallecas que no fueron a más. Media docena de encapuchados lanzando bengalas en la carretera de Valencia.
Con la luz del día, la mayoría de los piquetes habían abandonado sus puestos nocturnos y el centro de Madrid amanecía con el aspecto de un día cualquiera, amén de las cristaleras de la Gran Vía tapizadas de pegatinas de la huelga y pintadas a docenas, de muy poco contenido informativo: “Guerra”, “Fascistas capitalistas”, “asesinos”...
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