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Guardias civiles, tras el 1-O: «Ya no merece la pena vivir aquí. Es irrespirable»

Los agentes destinados en Cataluña y sus familias describen una atmósfera de aislamiento. Los secesionistas señalan con odio a sus hijos pequeños

El agente Pedro y su mujer Lorena, en el cuarte de la Guardia Civil en Solsona (Tarragona) Inés Baucells | Vídeo: Alumnos hijos de guardias civiles sufrieron insultos tras el 1-O en las aulas ATLAS
Cruz Morcillo

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«Mamá, ¿a ti qué bandera te gusta más la estelada o la española?, le pregunta a Lorena su hijo, que aún no ha cumplido seis años, bajo la sombra de la que preside el cuartel en el que viven en Solsona (Lérida). «La que ... a ti te guste, cariño, pero ya sabes que somos españoles », le responde su madre con el entusiasmo justo para satisfacer la curiosidad del niño. «Son muy pequeños, no tienen por qué entrar en ese discurso en el colegio», cuenta disgustada. Lorena es catalana -ahí nació y ahí vive- y está casada con Pedro, guardia civil y padre de sus dos hijos. Ni las banderas ni el secesionismo se sientan a la mesa de esta familia que volvió a la tierra de ella desde la de él (Canarias) para que sus padres les echaran una mano con los críos.

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