El parricida de Moraña avisó a su novio: «Mañana no iré a trabajar»

Jorge, de 47 años, aseguró destrozado a los investigadores que « actualmente todo iba bien » cuando le preguntaron ese mismo día si David tenía algún problema económico, sentimental o de otro tipo. Solo destacó las dificultades que «tenía con su mujer, a raíz de las visitas de las hijas» (al día siguiente las niñas debían volver con su madre).

Los detalles que este testigo aportó en su declaración confirman que Oubel hizo una vida normal incluso en las horas previas a los terribles asesinatos y que planeó meticulosamente toda su actuación, salvo quizás su propia muerte: se metió en la bañera pero se hizo unos cortes superficiales. Jorge contó que el miércoles, 48 horas antes del crimen, David le pidió su dirección postal completa, a pesar de que había estado en esa casa de Vigo en numerosas ocasiones. Le dijo que le iba a mandar una documentación sobre los perros de competición que criaba y le pidió una fotocopia de su DNI porque tenía intención de poner los animales a nombre de los dos –en la carta que le mandó, en cambio, especifica que los ha puesto solo a nombre de su pareja–.

Mantenían una relación sentimental desde hacía un año y tres meses . El fin de semana anterior celebraron en la magnífica casa de Moraña una fiesta ibicenca, comieron juntos el domingo y el lunes David estuvo en Vigo realizando unas gestiones bancarias y fueron juntos a un centro comercial a comprar una sombrilla. La noche anterior hablaron por última vez.

A las 10.52 del día siguiente, cuando estaba en su trabajo recibió una llamada de Pilar, la prima de David. Le contó la carta que había recibido –adelantada por ABC–, junto a las llaves del coche como regalo para el hijo de Pilar y su temor de que hiciera una tontería. Le anunció que salía para la casa de Moraña y que le avisaría en cuanto supiera algo.

Jorge no había recibido aún la carta que escribió para él su novio en la que le enviaba su Iphone, la docmentación de los perros y el cambio de titularidad del plan de pensiones, pero también corrió hacia Moraña. Al llegar el mundo había estallado. David había asesinado a Candela y Amaia . Ya estaba detenido en el hospital.