Un corredor de maratón para causas de largo recorrido

El hasta ahora juez de la Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid, especializada en violencia doméstica, se incorporará en unos días al Juzgado Central de Instrucción número 5, el «juzgado» por excelencia de la Audiencia Nacional. Y de los telediarios. No en vano lleva siendo noticia desde los años ochenta, primero con su entonces titular, Baltasar Garzón (operación Nécora, GAL, Segundo Marey, Batasuna...), luego con Fernando Grande-Marlaska (Faisán) y hasta ahora con Pablo Ruz, con el caso Gürtel, los papeles de Bárcenas, Pescanova o el caso Neymar, entre otros.

Llega a su destino en un momento especialmente complicado: con causas de corrupción que continuán abiertas en un año electoral y consciente de que se le va a mirar con lupa. Sabe que su paso por la política (aunque fuera un puesto de perfil muy técnico) va a servir de excusa a muchos para criticar sus resoluciones cuando no gusten. Es algo con lo que tendrá que convivir. Lo tiene asumido, pero por lo pronto no le ha gustado que su carta de presentación en los medios haya sido precisamente su paso por el Ministerio de Justicia (2009-2011). Concurrió a la plaza de Pablo Ruz con otros diecisiete compañeros y la consiguió por ser el más antiguo en el escalafón. Se quedará en ella hasta que vuelva su verdadero titular, Miguel Carmona, en la actualidad juez de enlace con el Reino Unido.

De la Mata puede con todo. Eso al menos dicen las personas que tiene cerca, que valoran su capacidad de trabajo y su aplomo. En tiempo récord ha puesto al día la sección que también comparte con la mediática María Tardón y con María Teresa Chacón. Está en buena forma, física y mental. No en vano, el gaditano, de 54 años, es corredor de maratón y si no llega a ser porque las oposiciones se cruzaron en su camino (aprobó las dos, la de juez y la de fiscal), quizá hoy estaríamos hablando de él como una de las grandes glorias del voleibol español. Ahora se conforma con correr, al anochecer, por el parque del Retiro. Estos días, en medio de tanto ruido mediático, se prepara la Semana Santa: es costalero de una cofradía.

Aficionado a la ópera, al cine en versión original y buen lector, el sustituto de Ruz tiene dos carreras (Derecho y Económicas), habla dos idiomas (inglés y francés) y está casado con una fiscal de la Unidad Especial de Delitos informáticos. Es padre de cuatro hijos, tres chicos y una chica, la pequeña, la que más se hizo esperar. Sus amigos destacan su gran sentido del humor.

Dicen que su paso por política fue más fruto de compromisos personales que de identificaciones ideológicas. «No se va a poner al servicio de nadie. Es un hombre íntegro y honrado». Y es indudable que hay compañeros de profesión que aun siendo excelentes juristas vuelcan su ideología en las sentencias. Un fenómeno que se da especialmente en la Audiencia Nacional. «No va a ser el caso de Pepe», proclama un magistrado-amigo de De la Mata, quien presentó su candidatura a la última renovación del Consejo.

José de la Mata, exletrado del Tribunal Constitucional, tiene fama de buen comunicador y de ser un apasionado de las nuevas tecnologías. No en vano es padre de los procesos de digitalización de la Justicia. No es raro encontrárselo en un pasillo de la Audiencia de Madrid intentando convencer a algún compañero de las ventajas de leer el periódico en una tablet en vez de hacerlo en el tradicional papel. Es un convencido de las ventajas de las nuevas tecnologías.