Juanma Moreno, a la caza del voto rural para restar peso a Vox en el campo andaluz

Ni un modelo de tractor le ha faltado por probar al presidente andaluz, que con su visita ha podido tomar temperatura de cara a las próximas elecciones en Andalucía a un electorado que al menos hasta la llegada del Gobierno del cambio servía de músculo al PSOE-A . «El campo andaluz y malagueño ha entrado en una etapa en la que hay que estar muy atentos para aprovechar las oportunidades y yo estoy dispuesto a no perder el tren», ha aseguro el presidente ante los agricultores y sus familias.

El mensaje, toda una declaración de intenciones en la cuenta atrás para el 19 de junio , esconde un propósito mucho más ambicioso. Arrebatar a la izquierda, o al menos intentarlo, buena parte de los apoyos en el mundo rural, algo que hace menos de cuatro años hubiera resultado una utopía para los populares.

El camino no va a ser de rosas. La pujanza de Vox en el voto rural ante el descontento por las políticas del Gobierno central plantea un reto a las aspiraciones de Moreno de formar un gobierno en solitario. Sobre todo, si se tienen en cuenta los resultados del partido de Santiago Abascal en los comicios en otra comunidad eminentemente rural como Castilla y León , donde su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, no tuvo más remedio que acceder a la coalición con Vox, partido encabezado en Andalucía por una recién empadronada en Granada Macarena Olona.  

Habrá que esperar aún cinco semanas para ver por cuál de las fuerzas políticas se decantará la balanza electoral en los pueblos y municipios que dependen del sector primario en Andalucía . Solo entonces se podrá constatar si la algarabía que hoy ha despertado Moreno en el corazón rural de su provincia natal es un retrato real del conjunto de la región o un simple espejismo.

«En la tele parece más recio», espetaba una señora. «Pero es guapo, guapo», le respondía otra mientras admiraban al presidente durante su paseo por la finca, en el que ha estado rodeado de una nube de gente a la que nada ha importado el sol abrasador que ha lucido a mediodía sobre el cielo de la vega antequerana.

Las muestras de elogio contrastan con el descontento de los agricultores y ganaderos. Que, si bien saben discernir las competencias de una y otra administración, lo único que buscan son soluciones. «Tenemos una losa en lo alto desde hace mucho» , ha explicado a ABC Antonio Marín , agricultor de Villanueva del Trabuco y curtido en los campos de la comarca desde que apenas levantaba un palmo del suelo.

Atiende a este periódico junto a Alfonso Tapia . Se llevan varias décadas y eso se nota en la piel, pero no en el sentimiento con el que viven y labran la tierra. «Un camión de abono, por ejemplo, costaba el año pasado 8.000 euros, y este año 14.000 . No es el doble, pero es una subida increíble y nosotros tenemos que abonar igual», denuncia Tapia.

Los costes de producción, sumados al precio ínfimo que el mercado paga por sus productos y una reforma laboral que -en palabras del presidente de Asaja Málaga, Baldomero Bellido, «perjudica a los trabajadores del campo» les tienen contra las cuerdas. Pero la preocupación crece cuando miran de reojo a un lado y a otro y no hay nadie esperando. El relevo generacional se ha convertido en una cruz difícil de soportar y en una amenaza real para el futuro de las explotaciones.

«El campo no te deja vivir, y te tiene que gustar», defiende Antonio Marín, «eso lo tienes metido en la sangre y la gente nueva no está dispuesta». Su voz desprende la experiencia de haber trabajado de sol a sol desde los 7 años, cuando sembraba detrás de una yunta. Este es uno de los motivos por el que reclaman a las instituciones un mayor esfuerzo por fomentar el empleo rural. «Existen ayudas a los jóvenes agricultores, a menores de 40 años, pero no son suficientes, principalmente porque hay otras cosas más cómodas al campo », comenta Tapia.

Sobre lo que se murmulla acerca del clima político entre olivares, campos de cereal y piaras de ganado, ni la respuesta de uno ni la de otro dejan dejan indiferente. «A mí de política no me hables porque ni sé ni quiero saber…» ha sentenciado Marín. Alfonso, por su parte, pone las cartas sobre la mesa. «La derecha nos apoya, eso está claro» , ha apuntado al recordar a los grupos políticos que mostraron su respaldo al sector en las sonadas protestas de Madrid el pasado 20 de marzo.