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Trump, el candidato megalómano

«Muéstrame a alguien sin ego y te mostraré a un perdedor», proclama el millonario, quien ofició como showman televisivo para calmar sus ansias

MANUEL ERICE

El camino hacia la Casa Blanca de Donald John Trump (Nueva York, 1946), rompe todos los esquemas . En la diversa acumulación de espontáneos que ha registrado la carrera electoral norteamericana, nunca había llegado tan lejos un outsider, un declarado antipolítico que pone ... en jaque al establishment. No es original en sus ambiciones, pero sí en el sello que distingue a quienes resultan ser «de suprema confianza en sí mismos e impermeables a las críticas», como definen los expertos a los «narcisistas grandiosos». No estamos ante un político, un aspirante a dirigir la cosa pública para cambiar la sociedad. Lo que distingue al polémico millonario es su megalomanía , su aspiración casi obsesiva a la admiración externa. Como si el éxito social del que presume necesitara validación permanente para seguir engordando, en una suerte de competición eterna. «Muéstrame a alguien sin ego y yo te mostraré a un perdedor». Es la máxima que resume su forma de pensar y de vivir, quién sabe si el epitafio que termine encabezando su propia lápida.

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