AJUSTE DE CUENTAS
Reciclar el oligopolio del reciclado
En Alemania, la introducción de más competencia redujo un 76% los costes de clasificación y un 44% los de recogida
Inmigración y delito (12/08/2025)
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha vuelto a incidir en uno de los aspectos más opacos de la economía española: la gestión de los residuos producidos por los envases. Hace unos días, el organismo ha recomendado establecer un modelo único de gestión para todas las administraciones públicas ... , tras revisar el borrador de convenio marco previsto en el Real Decreto de Envases que patrocina el Gobierno. El diagnóstico es nítido: falta concreción, sobra fragmentación y persiste el riesgo de mantener un sistema cerrado al margen de la competencia.
En España, desde hace más de dos décadas, la recogida y tratamiento de residuos de envases domésticos ha estado en manos de solo dos organizaciones: Ecoembes, que gestiona envases ligeros y papel-cartón, y Ecovidrio, que se ocupa del vidrio. Son los llamados Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAPs), entidades financiadas por las empresas envasadoras, que deben cubrir el coste del reciclaje en virtud del principio «quien contamina, paga».
Pero lo que nació como un instrumento para internalizar los costes medioambientales, acabó convirtiéndose en un modelo cerrado sin competencia real. Durante años, Ecoembes ha operado como un monopolio de facto en el ámbito más amplio y rentable de los envases, y aunque la normativa nunca impidió la aparición de otros operadores, las barreras prácticas de entrada lo han hecho casi imposible. Solo desde 2024 han empezado a entrar nuevos SCRAPs, enfrentándose a un laberinto administrativo de autorizaciones, convenios y negociaciones con múltiples administraciones locales.
El informe que la CNMC publicó en julio de 2024 fue claro al respecto: sin competencia efectiva no habrá economía circular eficiente en España. Por mucho que nos llenemos la boca con la sostenibilidad, no se puede reciclar con eficiencia si el sistema está diseñado para proteger privilegios y no para generar valor. En Alemania, la apertura a la competencia redujo los costes de recogida en un 44% y los de clasificación de residuos en un 76%. Aquí, el oligopolio ha sido resistente al cambio y refractario a la innovación.
Por eso, la CNMC insiste ahora en que es hora de modernizar el sistema. Propone un modelo único, neutral, con reglas comunes y un organismo independiente de supervisión y arbitraje. También reclama condiciones de acceso justas para todos los operadores, evitando que la plataforma de facturación o los convenios se conviertan en armas de bloqueo.
Sin competencia no hay circularidad. Lo que debería ser un motor de innovación se ha convertido en un circuito cerrado. Si de verdad queremos reciclar más y mejor, tenemos que empezar por reciclar el sistema que gestiona nuestros residuos. jmuller@abc.es