AJUSTE DE CUENTAS
El fin del 'de minimis'
Una revolución silenciosa troceó el comercio mundial en millones de envíos. Ahora está cuestionada
El sanchismo neoliberal de Murtra en Telefónica (13/11/25)
Avión de DHL en Barajas
El comercio internacional ha vivido una transformación radical con las nuevas tecnologías y el emporio chino. El caso español es paradigmático. Entre 1997 y 2023, la proporción de transacciones internacionales de bajo valor (menos de 150 euros) ha pasado del 9 al 61% en exportaciones ... y del 14 al 54% en importaciones, según un interesante estudio de Mínguez y Minondo (2024). Es decir, hoy más de la mitad de los envíos internacionales son minúsculos. Pero representan apenas el 0,4% del valor exportado y el 0,2% del importado. Mucho movimiento, poco margen.
Este fenómeno global tiene un perfil local. En exportaciones, lo lidera el 'fast fashion' español, que repone género con obsesión. En importaciones, el auge de plataformas como Temu o Shein ha inundado el país con millones de envíos desde China. Entre 2021 y 2023, solo esas importaciones pasaron de 2 a 7 millones de operaciones anuales.
Nada de esto aparece en los titulares cuando se celebran 'récords' de exportación. Como todo, este fenómeno tiene dos caras. Por una parte ha democratizado el acceso a los mercados globales, ha permitido que el consumidor entre directamente en mercados donde antes sólo accedían empresas, ha permitido a pequeños empresarios alcanzar clientes en otros continentes y ha abierto canales alternativos de consumo para millones de personas. Por otra, el comercio fragmentado reduce la productividad media y erosiona las bases tributarias. De hecho, su éxito es también su fragilidad: buena parte del sistema se sostiene sobre un régimen fiscal excepcional, el llamado 'de minimis', que eximía de aranceles e IVA a los envíos de bajo valor y facilitaba los trámites aduaneros.
Ese régimen está a punto de desaparecer. EE. UU. eliminó la exención a las mercancías por valor inferior a 800 dólares el 29 de agosto de 2025. La UE seguirá el mismo camino: la Comisión ha aprobado suprimir el umbral de 150 euros a partir de 2026. En la práctica, esto puede liquidar el modelo.
La pregunta es qué hará la economía española ante ese nuevo marco. Nuestro tejido productivo ha llegado tarde al comercio electrónico. Salvo casos excepcionales -Inditex, alguna gran cadena-, la mayoría de las empresas españolas no ha desarrollado músculo digital (más allá de la tomadura de pelo del kit digital) ni logístico para adaptarse a un entorno más hostil y burocrático. La amenaza no es solo perder cuota comercial, sino quedarnos al margen de una cadena de valor que se reconfigura.
Y como siempre que se cierra una puerta, se abre un atajo. ¿Surgirán 'territorios buzón' que canalicen paquetes a través de zonas con regímenes fiscales más laxos? Gibraltar ya aparece en el radar. También podrían hacerlo Canarias, Ceuta y Melilla, y operadores logísticos con capacidad de consolidar envíos y sortear costes administrativos (DHL o Fedex). España que ha surfeado bien esta ola, debe preguntarse si está en condiciones de, al menos, mantener el ritmo. jmuller@abc.es