España registra el menor número de empresas desde la Gran Recesión tras cuatro meses de caída

De hecho, ni la promesa ni la posterior constatación de la desaceleración económica que afloró con fuerza en la segunda mitad del año han asestado el golpe previsto sobre el consumo privado, lo que se había advertido como el punto de inflexión que cambiaría la suerte del avance económico y de la creación de empleo, aspectos que han jalonado la marcha del tejido productivo tras el golpe de la crisis sanitaria de 2020.

Según los últimos registros del INE, el consumo general creció un 1,2% en 2022, año en el que se alcanzó un pico inflacionario del 10,8% -en julio-, mientras que con la moderación de la escalada de precios en 2023 favoreció un avance del consumo del 2,9%. Sin embargo, más revelador para la causa de la caída de empresas que se ha registrado en los últimos cuatro meses resulta el desglose entre el consumo de los hogares, el que más actividad genera para las empresas retail genera, y el de la Administración. En estos dos años observados, las familias registraron un avance de consumo del 2,2% en 2022 y del 2,3% en el conjunto del pasado ejercicio, mientras que el consumo público ha registrado aumentos del 1,5% y 4,3%, respectivamente.

Todo este caldo de cultivo, no obstante, ha sido más dañino para las empresas en el plano productivo, por el incremento de costes asumido en los últimos años que sólo en parte se ha trasladado al consumidor con la consecuente pérdida de margen de los negocios. Según Cepyme, los costes de producción son hoy un 25% mayores que hace dos años, mientras que las ventas han avanzado en menor medida en este mismo periodo en menor medida, un 19% en 2022 y tan sólo un 0,9% en el pasado año, lo que desde la patronal dirigida por Gerardo Cuerva advierten supone un punto de partida para la liquidación de cientos de miles de negocios.

En este sentido, la última remesa de datos estadísticos de empresas de alta en Seguridad Social, el registro que parte desde los Código de Cuenta de Cotización asignados a las compañías que se inscriben, deja un panorama ciertamente desconcertante si se trata de alinear la tendencia del volumen de empresas vigentes al de la creación de empleo.

España encadena ya cuatro meses consecutivos de destrucción de empresas en el registro que publica la Seguridad Social. Entre octubre de 2023 y enero de 2024 -último dato disponible- el sistema perdió un total de 25.774 empresas. Con ello, el total de compañías se situaba a cierre del primer mes del año en 1.427.940, lo que se traduce en el nivel más bajo desde la Gran Recesión. Hay que remontarse a 2011 tras el primer golpe de la crisis financiera para observar un volumen similar de compañías, entonces con 1.435.321 empresas en el tejido productivo.

Dentro de estos casi 26.000 cierres acumulados en el último cuatrimestre casi la totalidad (24.643) pertenecen a códigos de cotización del régimen general, y entre ellos predominan los pequeños negocios, los de menos de cinco trabajadores. Estos copan el 69% de las empresas destruidas, entre los 6.176 negocios de un trabajador y los 10.850 de dos a cinco trabajadores desaparecidos en este periodo.

No en vano, a partir de este volumen preponderante de pequeños negocios o actividades individuales regladas dentro del RETA, conviene aclarar que precisamente esta característica dota al parque empresaria español de un importante índice de movilidad, que en el caso de nuestro país oscila en esos 1,4 millones de empresas de alta en Seguridad Social.

Así, el 1.427.940 empresas registradas en enero de 2024 supone el nivel más alto de los últimos tres años de recuperación posterior a la pandemia, pero no rebasa el nivel anotada inmediatamente antes del estallido de la crisis sanitaria. De hecho, España cuenta hoy con 48.874 empresas menos que enero de 2020 y con 110.170 menos respecto al pico registrado en la serie histórica para el mes de enero, anotado en 2009, cuando se contabilizaban 1.538.110 empresas de alta en Seguridad Social.