El coste empresarial de reducir 2,5 horas la jornada laboral asciende a 64.000 millones de euros
La medida que plantea el Gobierno equivaldría a la pérdida de 1,5 millones de puestos de trabajo
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En la loable actitud del Gobierno de poner en marcha la maquinaria legislativa para dar sustancia a la convulsa legislatura recién iniciada, parece que está distrayendo uno de los aspectos fundamentales a la hora de poner en marcha profundos cambios normativos como el que se ... empezará a negociar en los próximos días para abordar una reducción de la jornada de trabajo: el impacto social y económico sobre los agentes afectados. Según calculan los economistas consultados por ABC, la factura de reducir en 2,5 horas la jornada de trabajo -para pasar de las 40 horas actuales a la semana a 37,5 horas- a los 21,2 millones de ocupados de nuestro país supondría un incremento de costes laborales para las empresas de unos 64.000 millones de euros, es decir, 4,2 puntos del PIB.
Precisamente, este es uno de los puntos que más preocupa a los empresarios de cara a una negociación para las que las expectativas son bajas, más aún teniendo en cuenta las últimas declaraciones de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien aseguraba a inicios de esta semana que aprobará la medida con o sin el apoyo de la patronal -en lo que desde la patronal advierten como un aviso a navegantes sobre los designios del diálogo social en los próximos meses, también tras la fractura para la aprobación del SMI en la que fue imposible lograr un amplio consenso-.
Si bien el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, no quiere descartar la negociación para la reducción de la jornada laboral, sí puntualiza que esta se debe hacer «sector a sector» y en «cada mesa de negociación, como se ha hecho siempre». «No todos los sectores son iguales, por eso lo que planteamos es que se haga sector a sector, en cada mesa, que es como se ha hecho siempre», señalaba este lunes desvelando la línea de negociación de la patronal en esta segunda gran medida que lanzará Trabajo tras el alza del SMI -y a expensas de negociar en este mismo foro el maltrecho decreto de reforma del subsidio por desempleo-.
Escepticismo justificado
Con todo, parece que la cautela de la patronal de cara a la negociación tiene un sentido al menos desde el prisma del impacto financiero que la medida puede tener sobre el tejido productivo. Cabe recordar que el Gobierno ya ha previsto entre las múltiples fórmulas de incremento de las bases de cotización ingresos extra para la Seguridad Social por valor de casi 8.000 millones de euros para 2024 que pagarán empresarios y trabajadores. Ahora, una reducción de la jornada de trabajo 'a las bravas' podría suponer la puntilla para muchos negocios.
En base a las últimas cifras rastreables del INE, y teniendo en cuenta que nuestro país cuenta con cerca de 21,26 millones de ocupados -a cierre del tercer trimestre del pasado ejercicio-, si aplicáramos una reducción 2,5 horas para la totalidad de los trabajadores, se estarían dejando de trabajar unas 53.162 horas semanales, o lo que es lo mismo, 2.658 millones de horas en el conjunto del año. Ya esta cifra de por sí es relevante, ya que en un país donde el desempleo se encuentra petrificado en la cota de los tres millones de parados y con un problema creciente de necesidades de ciertos perfiles profesionales, la reducción de ese volumen de horas supone un reto mayúsculo en términos de productividad ya que equivaldría a la pérdida de 1,5 millones de puestos de trabajo a tiempo completo. O lo que es lo mismo, si se aplicara la reducción horaria de forma general supondría perder el empleo de País Vasco, Asturias y Cantabria de golpe.
«Es imposible que si se incrementan un 6,25% los costes se gane todo por la mejora de productividad», apuntan a este medio fuentes de la patronal sobre la medida. Cabe recordar en este punto que, precisamente, uno de los aspectos que está aflorando en el debate público es la necesidad de conformar entornos de trabajo y condiciones laborales que permitan mejoras de la productividad en un entorno en el que los costes empresariales son crecientes y el único alivio puede llegar por una producción más eficaz.
De hecho, según la OCDE, entre 2018 y 2023 España ha perdido un 4% de productividad. Y según un reciente estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) la productividad total de los factores (PTF) acumula en España un retroceso del 7,3% desde el año 2000 hasta 2022. «Entre las razones que explican la baja productividad de España, reside en que la inversión en activos que deben contribuir a impulsar la productividad, como las TIC y los intangibles, avanza a un ritmo menor que en otras economías», explican los expertos.
Además, la medida que plantea el Gobierno sería la reducción del tiempo de trabajo pero sin un ajuste salarial correspondiente, lo que redundaría en un aumento automático de los costes por trabajador -siempre y cuando no se logre compensar todo el ajuste con un incremento espectacular de la productividad-. Teniendo en cuenta que en España el coste laboral (salarios y cotizaciones) se encuentra en torno a 23,8 euros la hora, el hecho de que la totalidad de los ocupados trabajara 2,5 horas menos a la semana supondría un incremento de costes para la empresa de 64.000 millones de euros.
La jornada 'real'
Sin embargo, uno de los aspectos a los que se agarrará la patronal para tratar de modular la propuesta de Trabajo y las exigencias de los sindicatos es la singularidad y las particularidades sectoriales. De hecho, a día de hoy son miles de convenios los que ya fijan jornadas semanales de trabajo por debajo de las 40 horas, una realidad que también aflora en la estadística laboral del INE.
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Así, el año 2023 registró en España la menor jornada promedia del siglo, con 31,3 horas frente a las 32,2 horas de media en 2022, según recogen desde el servicio de estudios del sindicato USO. Este promedio de horas semanales trabajadas es el más bajo de todo el siglo y supone una hora y media menos a la semana que cuando se dio el récord de ocupados, en 2007, con una media de 32,8 horas. Y cabe recordar que uno de los aspectos negativos que están observándose en la evaluación de la reforma laboral es el desplome de la duración medida de los contratos, en mínimo de los últimos tres lustros.
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