Las empresas españolas recuperan músculo: las exportaciones crecen un 23% y ya suponen la mitad de las ventas
Las compañías se apoyan en el entorno comunitario destinando un 74% de las ventas a países europeos, según revela un estudio de KPMG
Las perspectivas de estos mismos negocios apuntan a que el peso de las exportaciones sobre el mix total de facturación podría alcanzar el 61% en 2027
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Madrid
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Iniciar sesiónEl golpe de la pandemia sobre la economía doméstica fue duro y lacerante: se destruyeron más de un millón de puestos de trabajo en apenas tres semanas y el PIB se contrajo 18% en el segundo trimestre de 2020 dando cuenta del frenazo general ... que se impuso a la actividad económica para atajar la crisis sanitaria. Sin embargo, como es evidente, el golpe traspasó todas las fronteras y alcanzó a todos los motores de los que la economía nacional se ha valido para competir con mayor éxito en el entorno global, como es el caso de las exportaciones.
Las ventas al exterior de bienes y servicios cedieron en esos meses entre un 9,1% y un 9,7%, respectivamente. Para después volver a recuperar los niveles prepandenmia a cierre de 2022, cuando tras el repunte anual de algo más del 23% de las ventas se incluso llegaron a superar los niveles registrados al final de 2019. Concretamente, tras el fuerte repunte registrado en 2021 por las exportaciones de mercancías (+20,1%) y de servicios (+14,5%), este fue superado en 2022 con un crecimiento interanual del 22,9% y del 26%, respectivamente, pone de manifiesto la consolidación de la actividad exportadora española.
«La solidez que en los últimos años ha demostrado la actividad exportadora ha conseguido mantener un saldo superavitario de la balanza por cuenta corriente, incluso durante la pandemia», explica el servicio de estudios de la consultora KPMG en un informe sobre 'La empresa española ante un nuevo escenario internacional'. «La recuperación de la actividad económica desde 2021 y la relajación de las restricciones a la movilidad internacional han propiciado un dinamismo de la actividad exportadora tanto de mercancías como de servicios, que pone de manifiesto la solidez de la actividad exportadora española, si bien se ha de tener en cuenta el efecto de la inflación sobre estos datos», advierten desde la auditora.
Cabe recordar, no en vano, que el proceso de internacionalización de las empresas españolas y la fuerte ganancia de competitividad lograda en los últimos lustros beben en buena medida de moderación de costes de producción que permitió la política de tierra quemada sobre el aspecto de los salarios que tuvo lugar tras la segunda recesión de 2012. A día de hoy, según registra la encuesta realizada por KPMG, entre las empresas que cuentan con negocio exportador las ventas al exterior suponen ya el 52% de toda la facturación. De hecho, las perspectivas de estos mismos negocios apuntan a que el peso de las exportaciones sobre el mix total de facturación podría alcanzar el 61% en 2027.
Erosión del tejido productivo
Sin embargo, estos envidiables niveles de actividad exterior no han sido ajenos a la realidad local, como se ha mencionado. Y junto a la destrucción de empresas que se produjo en los peores meses de la pandemia también se perdieron un buen puñado de compañías con negocio en el exterior.
Concretamente, el número de empresas exportadoras ha crecido a una tasa media del 5% anual en la última década, si bien en 2022 experimentó un descenso del 19% hasta los 189.573 exportadores totales, volviendo a cifras prepandemia, tras el fuerte crecimiento experimentado en 2021. En el estudio, no obstante, se observa una mayor resiliencia entre los exportadores regulares (aquellas empresas con ventas al exterior durante cuatro años consecutivos), que en el ejercicio 2022 registraron un descenso menor, del 3%. «Uno de los retos que aún mantiene la base exportadora española es su gran fragmentación, con un tamaño de empresas exportadoras en España inferior al de los principales socios europeos», señalan los expertos de la auditora KPMG.
A causa de esta coyuntura, el número de filiales de empresas españolas en el exterior, que en 2020 (último año disponible) se situó en 5.972 unidades, una cifra que supone un descenso del 15% respecto a 2019 en el primer año de pandemia.
«España se ha posicionado en los últimos años como una de las economías más internacionalizadas a nivel global, gracias a la solidez de su actividad exportadora, que representa un tercio del PIB, y de su posición inversora en el exterior. Este posicionamiento ha propiciado una creciente integración de la economía española en las cadenas globales de valor», señalan los autores del estudio.
Cabe recordar que la internacionalización de la economía española se dirige fundamentalmente a Europa: representa el 74% de las exportaciones y el 49% de las inversiones españolas en el exterior. Latinoamérica se sitúa como segundo destino (5% de las exportaciones y 27% de las inversiones), seguido de Norteamérica (6% de las exportaciones y 18% de las inversiones).
Preocupación por los costes de producción
En este sentido, tras los continuos vaivenes de oferta y demanda generados por la pandemia desde marzo de 2020 y las disrupciones en las cadenas de suministro que aún persisten, las empresas españolas se están viendo nuevamente impactadas por relevantes factores del entorno global. La espiral inflacionaria, iniciada en la segunda mitad de 2021 por diferentes shocks de oferta (destacando los costes energéticos) y agravada desde febrero de 2022 por el conflicto en Ucrania, así como las tensiones geopolíticas vinculadas a este conflicto, el nuevo contexto monetario y financiero y la previsible desaceleración económica (e incluso contracción en algunos mercados) suponen retos importantes para la expansión de la actividad de las compañías españolas.
De esta forma, el 74% de los directivos encuestados por KPMG afirma que el actual contexto internacional está impactando negativamente a sus empresas. En concreto, el incremento de costes y su efecto en los márgenes (70%) y el clima de incertidumbre e inestabilidad general (63%) suponen los aspectos más desafiantes.
«Vemos problemas para trasladar el incremento de costes. La problemática para las empresas españolas no es diferente a la que tienen en el resto del mundo (tipos de interés, shock en suministro, etc.). Es algo transversal a todos los sectores. Pero, ¿qué posibilidad hay de trasladar el incremento de costes?», señala explica Rosario Casero, directora general de Negocio del ICO, asegurando que en algunas compañías algo, pero en el 99% de ellas es muy limitada o nula. «Porque somos un país de pymes, con un crédito medio de 60.000 euros, y la capacidad de negociación con cliente es tendente a cero».
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Aunque casi la mitad (48%) opina que esta coyuntura está afectando de igual forma a su negocio doméstico e internacional, cabe destacar que uno de cada tres (33%) considera que el negocio internacional es el más impactado. De forma consistente, un 34% de las empresas españolas encuestadas declara haber perdido competitividad internacional debido a esta extraordinaria situación.
Según el estudio, la apuesta estructural de las empresas españolas por la internacionalización queda también patente en sus previsiones: siete de cada diez (71%) consideran que su actividad internacional no disminuirá en los próximos años y cuatro de cada diez (42%) creen que aumentará. De hecho, el 81% de los directivos encuestados afirma estar explorando nuevas oportunidades internacionales (nuevos mercados, canales, alianzas, etc.)
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