La industria se debilita y tiene aún 400.000 empleos menos que en 2008
La terciarización de la economía española diluye el peso del sector fabril y lo aleja de la media europea
Hace quince años aportaba un 26% al PIB y hoy un 15,3%, mientras los servicios superan el 70%
El paro sube en 103.000 personas en el primer trimestre en España y se destruyen 11.100 empleos por el frenazo económico
Madrid
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Iniciar sesiónLas crisis económicas mueven los cimientos de las economías y deben servir a los gobiernos para tomar nota de los fallos y, en muchos casos, reinventarse. Hasta aquí lo que dice la literatura económica; a partir de aquí, surgen casos como el de España, donde ... cada vez que hay una crisis se plantea la controversia del cambio de modelo productivo, pero nunca se aborda. Y llegó el Covid, y con él un tsunami con efectos más devastadores que en otros países, que zarandeó las estructuras de la economía, cimentadas en el sector servicios, que sigue acaparando todo el protagonismo anulando a una industria que languidece.
Los economistas destacan la fortaleza industrial como sinónimo de salud económica: por su aportación a la investigación y el desarrollo, a unas balanzas comerciales más equilibradas, porque sus empleos son de mayor calidad y cualificación y mejor pagados, porque es un sector más productivo y asegura la competitividad a largo plazo y también por su beneficioso impacto en sectores como el comercio y la construcción.
La productividad de las empresas españolas cae un 8% lastrada por la subida de cotizaciones y la presión fiscal
Gonzalo D. VelardeEl II Barómetro Adecco Outsourcing sobre productividad y eficiencia arroja una caída de 4,38 puntos en 2022, pasando de 58,78 a 54,4 puntos
A mayor peso industrial, dicen, mayor resistencia a los vaivenes económicos, algo que el sector manufacturero está notando, pero en sentido inverso a lo que se podía esperar. Hoy está 3,3 puntos por debajo de 2019 y crece menos que el conjunto de la economía.
Los datos son tozudos y difícilmente rebatibles. En 2008 el sector servicios tenía un peso en el PIB del 63%, hoy el porcentaje escala por encima del 70%. Lo de la industria es otro cantar. En los últimos años ha sufrido como nadie. Primero, vino el parón de la pandemia. Y después, tras levantar a duras penas el vuelo en la segunda mitad del 2020, llegó la guerra de Ucrania y con ella una espiral de costes difíciles o imposibles de digerir. Las empresas industriales llegaron a ver cómo la factura de los costes energéticos se triplicaba, lo que hizo que muchas de ellas echaran el cierre y a otras, como a las siderúrgicas, les saliera más a cuenta parar la actividad que hacer frente a las facturas.
Afiliación media por actividad económica
Servicios
Industria
20.000.000
(*) Hasta abril
17.500.000
15.835.661
15.056.755
14.568.743
15.000.000
13.006.675
14.041.346
12.500.000
12.134.680
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7.500.000
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2.748.673
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2.283.744
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Fuente: Ministerio de Seguridad Social / ABC
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(*) Hasta abril
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15.056.755
14.568.743
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Fuente: Ministerio de Seguridad Social / ABC
Las organizaciones empresariales llevan años clamando por el diferencial que tiene España en sus costes energéticos respecto a países vecinos como Francia y Alemania y argumentando cómo esa diferencia supone una desventaja que castiga la competitividad, una situación que se agravó por la pandemia. El sector secundario es muy sensible a las fluctuaciones de los precios de la energía, una de las razones que podría explicar el por qué continúa perdiendo relevancia en la tarta que compone el PIB. En 2008 su peso en el PIB superaba el 26%, mientras que 2021, últimos datos de cierre de ejercicio disponibles, era del 15,31%, lejos del 20% previsto por la Unión Europea en el Horizonte 2020. A gran distancia, por tanto, de países como Alemania, donde su potente pulmón industrial supone más del 30% de PIB.
Los datos de Eurostat sitúan la cifra de negocios de la industria española en el puesto número cuatro de la Unión Europea, pero los datos reflejan que la diferencia con Italia, que ocupa el tercer puesto es casi del doble. Para lograr salvar esa brecha, o volver al menos a niveles previos a la pandemia —la industria española aún no se ha recuperado y es la quinta que menos creció en 2021— se ponen ahora las esperanzas en los fondos europeos, aunque su ritmo de ejecución desalienta.
Caída de la afiliación
El declive de la industria se agudiza en España y con ello se apaga uno de los motores del crecimiento. Cada vez es menor su peso en la economía y, además, no logra recuperar todo el empleo perdido desde la crisis financiera en un momento en el que España está creciendo casi el 4% y la ocupación sube al 3%.
Los datos de afiliaciones a la Seguridad Social reflejan que el sector fabril ha perdido 388.505 puestos de trabajo desde que comenzó la crisis financiera, un dato que demuestra la situación crítica por la que atraviesa. A finales de 2008, en plena recesión, el sector daba empleo a 2.748.673 trabajadores. Quince años después la cifra ha menguado a 2.360.168. Y en el mismo periodo el sector servicios ha ganado casi tres millones de puestos de trabajo. De poco más de 13 millones ha pasado a 15,8 millones. (ver gráfico adjunto).
La organización que dirige Antonio Garamendi lleva años reclamando al Gobierno un pacto de Estado por la industria que permita que su peso alcance el 20% del PIB. En 2021 elevó al Ejecutivo una oferta con 17 propuestas, entre las que figuraba avanzar en la unidad de mercado con la reducción de la burocracia y las trabas administrativas, y garantizar la seguridad jurídica.
Eliminar barreras a la creación y desarrollo industrial y apoyar al crecimiento, la exportación y la internacionalización de las empresas fueron otras medidas. La patronal también planteó mejorar el acceso a la financiación empresarial y reforzar los programas de inversión y colaboración público-privada en I+D+i, además de garantizar el suministro energético a precios competitivos. La rebaja de la fiscalidad fue otra petición.
Muchas han sido las peticiones de las empresas, muchas también las intenciones de todos los gobiernos, pero nada ha prosperado, peticiones e intenciones han caído en saco roto.
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