La capacitación tecnológica encuentra nuevas vías alternativas

La alta demanda de estos perfiles genera iniciativas al margen de la educación reglada que reducen la brecha de talento y abren puertas en el mercado laboral

La 'era del talento infiel' coloca a las personas en el centro de las organizaciones

Ancor, en primer plano, Álvaro, a su izquierda, y Jaime, aspiran a formar parte de Campus 42. Aquí ponen a prueba su lógica, su capacidad técnica pero también su resiliencia

Icíar Miner

Cada vez más personas se enfrentan al vértigo de tener que formarse para encajar en un mercado laboral en constante avance. Adquirir nuevas competencias, actualizarse en tecnología, puede parecer una decisión profesional, pero es también una transformación profundamente personal. No se trata de acumular ... conocimientos, sino reaprender a mirar el mundo laboral con otros ojos y actuar con otras capacidades.

Hoy se habla con naturalidad de 'reskilling' y 'upskilling', dos términos que, más allá de la jerga empresarial, apuntan a una necesidad concreta: reconvertirse o avanzar en competencias técnicas sin pasar por las enseñanzas tradicionales. En esta grieta del sistema educativo formal han florecido con fuerza las formaciones no regladas. Hablamos de programas intensivos, certificados profesionales, cursos cortos o 'bootcamps' especializados que ofrecen una vía directa, y en muchos casos rápida, para reconectar con un mercado laboral transformado por la tecnología.

Las piscinas de 42

Uno de los ejemplos más singulares en este nuevo mapa formativo es Campus 42, una iniciativa impulsada por Fundación Telefónica que rompe con casi todas las reglas convencionales de la enseñanza. Sin profesores, sin libros, sin horarios y totalmente gratuita, 42 propone un modelo de aprendizaje colaborativo, basado en la práctica y el autoaprendizaje ('peer to peer'). Cada estudiante avanza a su ritmo, no solo resolviendo retos reales de programación mientras aprende a trabajar en equipo y gestionar su propio proceso formativo, sino también retos de madurez personal. Detrás de este enfoque hay un objetivo concreto, explica el director general de la fundación Luis Prendes, la tecnología como motor de inclusión. «Se trata de ofrecer oportunidades, ya sean primeras, segundas, únicas o incluso últimas. No exigimos titulación previa ni experiencia, solo compromiso, constancia y ganas de aprender».

Esto ha permitido que perfiles tradicionalmente alejados del ámbito digital como personas desempleadas, mayores o mujeres en reconversión profesional, jóvenes que no encajan en el sistema educativo o personas en exclusión social puedan acceder a un trabajo digno. Simplemente con acreditarse y pasar las pruebas correspondientes, es suficiente para acceder.

En estas semanas están de procesos de selección. Son las llamadas piscinas donde 200 candidatos (sólo en el campus de Madrid), que han pasado el primer corte del test de inscripción online, se enfrentan a un periodo presencial de 26 días y al reto de saber si esta dinámica se ajusta a su forma de aprender. Aquí nada es fácil, pero según la mayoría de los que están dentro, merece la pena. No existen suspensos ni aprobados, solo tareas completadas. Por eso se frustran muy a menudo, se enfadan, se emocionan cuando aciertan a la quinta y aprenden que la vida es un camino de dificultades que hay que afrontar con ganas de seguir adelante. No se trata de compararse con los demás, sino más bien de superación personal. Y eso, una vez que salen al mundo laboral, les prepara para enfrentarse a problemas reales y buscar soluciones. Y esto es solo el principio, porque después de superada la Piscina, entran oficialmente a formar parte de Campus 42. Un itinerario concebido en 21 niveles con un enfoque similar a un videojuego que asegura empleabilidad desde sus primeras etapas. Los primeros siete son troncales, y alcanzarlos se considera equivalente a una formación en ingeniería de sistemas. Después viene la especialización en campos como IA, big data o ciberseguridad ¿Cuánto tiempo se tarda en alcanzar este punto? Pues depende de la dinámica personal y del tiempo que cada uno pueda dedicar. Al ser una formación abierta a perfiles diversos, no todos pueden avanzar al mismo ritmo. Los que no trabajan suelen dedicar más horas, pero quienes deben compaginarlo con media jornada o jornada completa hacen de los fines de semana su espacio de estudio. Porque esta formación, aunque flexible en el ritmo, es siempre presencial.

Todo saber suma

Marina, por ejemplo, le dedica la jornada completa porque está desempleada. Es bióloga con formación en composición musical y ahora piscinera. A la pregunta de cómo espera combinar talentos tan diversos en su coctelera profesional, la respuesta, desde su perspectiva, es muy clara y sencilla. Todo aprendizaje suma. «Si cogemos la programación que estoy aprendiendo, la mezclamos con mis conocimientos y lo combinamos todo, podré ser programadora de ecosistemas naturales para videojuegos, a los que, además, podré añadir la música compuesta por mí».

Estas formaciones intensivas, orientadas a la práctica y con una clara vocación de empleabilidad, están desempeñando un papel cada vez más relevante en la generación de talento tecnológico, explica por su parte María Tosca, directora de Empleo, Formación y Emprendimiento de la Cámara de España. «Más allá de su rapidez o flexibilidad, lo que realmente las distingue es su capacidad para responder con agilidad a las necesidades emergentes del mercado. Están diseñadas para formar en tecnologías, metodologías y lenguajes que las empresas demandan hoy mismo, no dentro de unos años».

Las pymes apuestan por profesionales de formación no reglada por su demostrado alto rendimiento

Desde red de Cámaras observan una clara tendencia transversal y apuntan que la digitalización no es solo cosa del sector TIC. Las necesidades de talento digital se extienden ya a todo el tejido productivo. Sectores tradicionalmente no tecnológicos como la industria, la logística, el comercio, la hostelería o incluso el sector agroalimentario están incorporando herramientas digitales y esto genera una demanda creciente de trabajadores con competencias específicas, muchas veces adquiridas mediante formación práctica y no reglada. Además, el peso de las 'soft skills' es cada vez mayor y esta combinación de habilidades técnicas y transversales permite que muchos profesionales formados fuera de la vía tradicional accedan hoy a oportunidades que antes estaban limitadas a perfiles universitarios.

Con el mismo empeño, la Fundación Cibervoluntarios defiende el valor creciente de estas formaciones no regladas para despertar vocaciones tecnológicas desde edades tempranas. Así lo explica Óscar Espiritusanto, director de innovación educativa de la entidad. «Nuestro objetivo es que los jóvenes comprendan cómo la tecnología puede abrirles oportunidades reales. No solo laborales, también personales y sociales. Hablamos de aprender, de comunicar y crear para encontrar un lugar en el mundo digital».

Aprovechar estas oportunidades requiere esfuerzo, disciplina y motivación personal

Programas como Campamento Digital, que acompaña a chicos y chicas desde los 14 años en áreas como la IA o la ciberseguridad, se han convertido en espacios de exploración. «A esas edades lo más eficaz es lo práctico porque consigues mantener su atención y ven que pueden activar ideas reales. Les enseñamos a crear su currículum digital, a iniciar proyectos, y también a pensar de forma ética y crítica». Además, desde el programa Innovadoras TIC hemos comprobado que mostrar referentes femeninos reales es clave. Las niñas necesitan verse reflejadas y saber que estos espacios también son para ellas.

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