¿Vuelve a asustar España a los inversores?

Mientras el Eurostoxx, el índice de referencia de compañías de empresas del Viejo Continente, ha subido en el año un 2,6%, el Ibex ha retrocedido un 3,9%. El fenómeno se ha extendido también a la renta fija, donde el diferencial de la prima de riesgo entre España e Italia ha pasado del -20 (favorable a nuestro país) a los 24 puntos básicos desde comienzos de año. Pero, ¿qué es lo que preocupa a los inversores?

Uno de los motivos que manejan los expertos consultados es el perfil de los compradores de la deuda española . Según datos del «think tank» Brueguel, la deuda pública nacional en manos de inversores extranjeros creció fuertemente desde 2012. La mejora de la imagen de nuestro país entre los inversores hizo que sacáramos ventaja en este terreno a países vecinos como Italia, y el Tesoro se llegó a beneficiar incluso vender la deuda a intereses negativos. No obstante, ahora que la inestabilidad vuelve a hacer acto de presencia, comienzan a verse los riesgos de una base inversora de estas características, que tradicionalmente es más propicia a vender si cambian las condiciones.

Otro de los factores de riesgo que barajan algunos analistas es la exposición de las empresas españolas a Iberoamérica, región cuyo futuro vuelve a estar entre interrogantes. El FMI estima un crecimiento del 0,9% para este año en la región, con lo que se descuelga del ritmo del conjunto de países en desarrollo (la previsión es que crezcan un 4,3% en 2015) y del promedio mundial (3,5%). Además, la confirmada recesión de Brasil y la suponen la puntilla.

Lo cierto es que España se juega mucho en Brasil . Según los datos de la secretaría de Estado de Comercio, la inversión nacional en el país suma más de 250.000 millones de euros hasta marzo, lo que sitúa a esta nación como el segundo destino de inversión española en el extranjero, sólo por detrás del Reino Unido. Y, de hecho, podría considerarse el primero pues el registro británico está muy desvirtuado al acoger las sedes de muchas compañías.

Pero si hay un factor de riesgo que ha dejado en vilo la inversión de muchos grandes fondos, esa es la incertidumbre política . En el calendario hay dos fechas marcadas en rojo. La primera, el 27 de septiembre, cita de las elecciones catalanas y, para muchos la mayor amenaza de fragmentación del país planteada en la historia reciente. La segunda, en diciembre, cuando se celebrarán las elecciones generales.