La hazaña del héroe local en la Vendée

El héroe local, que ha compartido muchas millas con Íker Martínez, ha protagonizado una de las mayores hazañas de esta décima edición. Menos de dos años después de haber lanzado su proyecto, ha sido uno de los grandes protagonistas de la regata. El mayor desafío lo enfrentó quizá hace menos de un año, cuando en la regata Rétour à La Base se fracturó una vértebra y siguió navegando, y a pocas millas de la llegada en Lorient perdió el mástil de su IMOCA; pero también siguió navegando, con un aparejo de respeto, para conseguir cruzar la meta y asegurar su clasificación para la Vendée Globe.

La lesión en la espalda le obligó a someterse a una intervención quirúrgica y pasar tres meses en cama para recuperarse, mientras buscaba un nuevo mástil… A pesar de todo ello, no solo ha terminado la Vendée Globe, sino que lo ha hecho en el podio pese a navegar sin su foil de estribor desde principios de diciembre. Su récord de velocidad en 24 horas en solitario sabe a revancha tras tener que abandonar la edición de 2020 cuando ocupaba la cuarta posición. Sus estadísticas son muestra del talento de este navegante de 34 años: ha cubierto un recorrido real de 27.807 millas náuticas a una velocidad media de 17,16 nudos.

La circunnavegación del patrón del Groupe Dubreuil ha estado marcada por múltiples desafíos que contrastan fuertemente con momentos de gran éxito. Rompió el récord de la mayor distancia recorrida en solitario en 24 horas, estableciendo una nueva marca en 615,33 millas. Romper su foil de estribor podría haber comprometido sus posibilidades; sin embargo, ha mostrado una determinación extraordinaria para mantenerse en el podio.

Simon también se ha distinguido por una audaz elección táctica en la depresión del océano Índico, al igual que Dalin. Las condiciones son extremas, ráfagas de más de 60 nudos, olas de 10 metros. Todos deciden desviarse hacia el norte para evitar el «grueso» de la depresión. Todos, excepto Charlie Dalin y Sébastien Simon. Una misión peligrosa, horas de aguantar y temblar antes de ser recompensado y crear una primera brecha con sus perseguidores.

No obstante, no tuvo mucho tiempo de saborear ese éxito, porque el 8 de diciembre el foil de estribor del Groupe Dubreuil se rompe. Sébastien Simon sabe lo que eso implica. Va a perder «alrededor del 30% de velocidad en la amura de babor». Empieza otra carrera, pero no se desanima. Aún mejor, nueve días después de su avería, por un tiempo toma el mando de la vuelta al mundo. Dobla el cabo de Hornos un día después de Dalin, en tercera posición, y durante el ascenso del Atlántico consigue consolidar su tercer cajón del podio.

Pero al héroe local no le basta. Quiere más. «En este momento exacto, solo quiero disfrutar del presente, de este increíble momento. Por supuesto, me hubiera gustado haber realizado una regata aún más perfecta, pero un tercer lugar en la Vendée Globe… ¿Quién lo hubiera creído? Volveré en cuatro años con objetivos aún más ambiciosos. Terminar ha sido un sueño, pero mi sueño definitivo sigue siendo ganar esta regata», ha reconocido.

Y «en cuatro años los barcos habrán mejorado y serán más rápidos», ha dicho respecto a su récord de velocidad. «Con un descenso del Atlántico como el de Armel Le Cléac'h, ¡podríamos haber terminado la vuelta al mundo en 58 días! -ha reflexionado Simon-. Sin embargo, mantener estas velocidades es mental y físicamente exigente. A 30 nudos, el barco golpea fuerte, y tienes que mantenerte enfocado. Charlie (Dalin) lo ha gestionado brillantemente».

«La bienvenida ha sido extraordinaria, a pesar del frío glacial -ha añadido durante la rueda de prensa-. Ha sido un momento increíble, y conservaré recuerdos inolvidables de ello. He luchado hasta el final. Este proyecto, lanzado hace solo un año y medio con Groupe Dubreuil, ha superado todas nuestras expectativas. En un año y medio, hemos construido un equipo notable. Terminar la Vendée Globe ya era un logro, pero conseguir un podio después de haber sido líder de la regata varias veces es extraordinario».

Y la hazaña cobra aún más carácter cuando descubrimos los otros problemas que ha tenido Séb Simon durante la circunnavegación. En el Pacífico perdió varias piezas de la quilla, lo que «podría haber sido crítico porque pone la quilla bajo mucha presión», en sus propias palabras. Pero lo más alucinante es el régimen alimentario que ha debido llevar a cabo por la pérdida de parte de sus reservas de comida: «En el océano Índico, uno de mis tanques de diésel se vació sobre cuatro de mis seis bolsas de víveres. Afortunadamente, pude recuperar el combustible, pero había perdido toda la comida. Manejar una nutrición degradada ha sido un verdadero desafío mental».

Y dice que es por estos sucesos que hace la Vendée Globle. Que la regata ha cumplido todas sus promesas y le ha hecho más fuerte. Con un podio como recompensa.