Alcaraz es el antídoto: frena a Sinner y alcanza la final de Indian Wells

Encadena Carlos Alcaraz dos partidos interruptus. Si en su choque de cuartos ante Alexander Zverev fue una invasión de abejas la que obligó a posponer el partido casi dos horas, en la semifinal ante Sinner fue la lluvia, en el desierto californiano, la que interrumpió el partido durante tres horas cuando se habían jugado apenas tres juegos (2-1 para Sinner).

A Alcaraz el parón por la lluvia no lo ayuda, consciente de que tenía que hacer mucho más de lo que había hecho en los tres primeros juegos, concede demasiados errores en la reanudación, incluso una doble falta, y es un break al que Sinner se aferra lo que queda del set. Y eso que el español logró soltarse después, aprieta al italiano al resto, con una bola de rotura en su mano, pero está el de San Cándido de dulce.

Se mueve rápido Alcaraz, pero más rápido aún Sinner. Devuelve rápido y duro el español, pero todavía más el rival, al que le sale todo un punto mejor. No encuentra Alcaraz por dónde atacar a su rival, que no se mueve ni un milímetro hacia atrás y contesta con latigazos profundos desde cualquier punto, con cualquier golpe. En 36 minutos, es un 6-1 apabullante, minimizado el español y aturdido porque todo lo que propone es anulado por el italiano con una velocidad que no lo deja ni pensar ni respirar.

No funciona enfrentarse a Sinner de igual a igual, de potencia a potencia, así que rescata el murciano recursos que pasan por los golpes cortados, las dejadas, los cambios de altura, y comienza a penetrar en la muralla mental del italiano, al que también la baja la efectividad en el primer servicio. Restos profundos, altos y una derecha atronadora y rotura en el cuarto juego del segundo set; el partido se equilibra.

Por si faltaba pólvora en esta semifinal entre los dos grandes talentos del presente y dueños del futuro, se animan a regalar puntos de ver una y otra vez, sonrisa en el murciano y, sorprendentemente, también en el italiano después de intercambiar dejadas, contradejadas, pasantes y carreras de lado a lado que celebra la grada con entusiasmo. Son puro espectáculo. El Nadal-Federer del momento. Son ocho las citas hasta el momento, cada vez más cargadas de historial y buen juego.

El español se deshace completamente de los nervios y con los trucos, con un paso más hacia atrás y las dejadas comienza a sonreír y, por tanto, a jugar, a explayarse, a dominar. Confirma el break y se le oscurece el rostro a Sinner, obligado a jugar más peloteos cuando lo que a él le gusta es atizar y terminar los puntos en cuatro golpes mejor que en cinco. Se le ha roto el plan de pegada directa y potencia y tiene que rehacerse. Por físico, llega a casi todas las diabluras que le plantea Alcaraz. Incluso con un resto a 137 kilómetros por hora con el que intenta recuperar la desventaja.

Pero la energía pasa hacia el lado de Alcaraz, que ya combina con eficiencia los cortados con los latigazos para impulsarse en el set (6-3) con la confianza bien amarrada en la cabeza y en la mano.

Suben los decibelios en la grada, y todavía más la intensidad en la pista y el nivel en el juego. El tenis está en buenas manos. Y el ritmo, el control y la victoria, en la de Alcaraz, que consigue desequilibrar al italiano con ese recital de golpes altos y profundos y cortado el ritmo con cortados y dejadas. El plan es perfecto ahora en el murciano (19 ganadores, como Sinner, pero 24 errores, por los 38 del italiano), y no encuentra el rival alternativas que le hagan volver al cauce triunfal. Son dos errores de Sinner, descolocado después de haber dominado con holgura, y otro break en contra. Inusual el bajón y también que no pueda revertir la dinámica.

«Sigue, sigue», anima e instruye Juan Carlos Ferrero a su pupilo. No se fían de Sinner, pero ya hay mucha montaña subida. Ante el tenista más en forma del año, se han buscado soluciones ante el ciclón inicial y se ha encontrado una estrategia que funciona. Y que hunde al rival, desnortado y sin la efectividad del principio; sin ideas y despistado, errores por doquier en el tercer set. Aún le da para sumar un segundo juego, pero nada más porque hace ya rato que no entiende cómo le viene la pelota. Y celebra Alcaraz ese triunfo triple: cortar la racha de Sinner, defender el número 2 y la final del domingo.

Aprenderán ambos de esta situación, porque se hacen mejores el uno al otro cada vez que se citan. Alcaraz, a quien no le gusta tener un cara a cara negativo con nadie, equilibra la balanza con el de San Cándido. Empate a cuatro en una rivalidad estupenda con tanto recorrido como mejora.

Es el uno el límite del otro, pero es Alcaraz el que vuelve a divertirse y a convertirse en el antídoto de este Sinner invicto. De vuelta a la nube del buen juego y el éxito tras unos meses de bajón anímico, solo le queda un paso para levantar su primer título en este 2024.