Djokovic no acaba de encontrarse

Un descanso que se toma Djokovic para olvidarse de estos primeros compases de temporada y centrarse en la gira de tierra, donde espera reencontrarse con el hambre que lo ha hecho ser quien es. «Casi siempre en mi carrera, empezaba el año con algún Grand Slam y el título en Dubái o en algún otro sitio. Esto es algo a lo que no estoy acostumbrado. Esto es deporte, solo queda aceptarlo y seguir adelante. Espero romper pronto esta dinámica negativa», aseguraba el número 1 del mundo tras perder sorpresivamente con el italiano.

De forma sorprendente por el ranking y el bagaje del rival, 20 años, una decena de partidos en los grandes torneos, 123 del mundo y con un póster de Djokovic en su habitación. Pero no le pilló tan de sorpresa al propio Djokovic, que admitió su bajo estado de forma y energía: «No hay excusas por mi parte. Mi nivel fue muy muy malo. Jugué muy defensivo en el segundo set y en el tercero no pegué mucho a la pelota. Mi actuación ha sido muy pobre. He cometido algunos errores no forzados terribles. No es una buena sensación irse tan pronto de aquí, donde no había jugado en los últimos cinco años. En mis últimos tres o cuatro torneos no he estado ni cerca de mi nivel». En aquella comparecencia ya indicó que no sabía si jugaría en Miami, que se tomaría «un día o dos» para meditarlo.

Quiere recuperar ese nivel a toda costa, porque no es algo de este torneo californiano ni de esta última derrota. Despachado del Abierto de Australia en semifinales (ante Jannik Sinner), ya admitió no haber jugado bien. «Me sorprendió mi nivel pero de una manera negativa. No hubo mucho que hiciera bien en los dos primeros sets, Creo que es mi peor partido de Grand Slam que he jugado nunca, o al menos de los que yo recuerdo. Para ser sinceros, creo que no he jugado a mi mejor nivel en todo el torneo, no me sentí yo mismo. Alguien puede decir que llegar a semifinales es un buen resultado, claro, pero siempre espero lo máximo de mí mismo», concluyó en aquel momento.

No pisó el torneo de Dubái ni Doha y trató de impulsarse en Indian Wells, donde había ganado en cinco ocasiones (2008, 2011, 2014, 2015 y 2016, empatado a títulos con Roger Federer). Pero otro resbalón de juego y mental lo obligan a unos días de reflexión. El jugador ha decidido ausentarse del Masters 1.000 de Miami, del que tiene seis trofeos (2007, 2011, 2012, 2014, 2015 y 2016), y que no juega desde 2019, en parte, debido a las restricciones por el coronavirus que se activaron a partir de 2020, y centrarse en la gira de tierra batida, con el torneo de Montecarlo (que ganó en 2013 y 2015) como probable primera parada (6-14 de abril).

Es Djokovic, por lo que, a pesar de lo que digan sus recientes resultados (siete victorias, tres derrotas, cero títulos) y su edad, 37 años en mayo, nadie duda de que encontrará la brújula para volver a ser él. De hecho, ya el año pasado, cosechó menos títulos en esta primera parte del curso, aunque es verdad que le supuso un alivio inicial comenzar el año con su décima corona en Australia. Tampoco se le dio especialmente bien la gira de tierra, con unos octavos en Montecarlo (Musetti, 4-6, 7-5 y 6-4), unos cuartos de final en Banja Luka (Lajovic, 7-6 (6) y 6-4), y unos cuartos de final en Roma (Rune, 6-2, 4-6 y 6-2) -no jugó en Madrid-, pero llegó pletórico a Roland Garros para levantar su tercera Copa de Mosqueteros.

De ahí que no peligre, por el momento, su liderato en la clasificación ATP. Con 9.675 puntos, todavía tiene cierto colchón ante Alcaraz y Sinner, aunque estos continúen luchando por el título en Indian Wells e incluso jueguen la próxima semana en Miami.

Qué duda cabe de que no ganar en Australia le ha podido descentrar de sus rutinas, de ese siempre impecable inicio del curso que ya lo situaba por encima de los demás para el resto de la campaña, y que le afecte también la ausencia de su rival Nadal, pues nadie lo presiona como él y nadie lo motiva como él. Pero es Novak Djokovic, y hará todo lo posible por volver a encontrarse.