Modric no ha dicho aún su última palabra: gol y victoria ante el Sevilla

Decía Felipe González que la responsabilidad la percibes cuando tienes un problema y ya no tienes a nadie a quien pasar el teléfono. Eso le pasa al actual Sevilla, que en el último año y medio suma seis entrenadores, dos directores deportivos, dos presidentes y un tercero, quizás, en camino. No se va a ir a Segunda porque Del Nido hijo le ha dado el teléfono a Quique, un técnico a quién se le caen las tablas del bolsillo, y además hay tres equipos (Almería, Granada y Cádiz) que no son capaces ni de ganarle un partido a un equipo de fútbol sala.

Fue una victoria en el round final, nada que ver con la de Topuria hace una semana en Los Ángeles. El hispano-georgiano se dio un gustazo con el saque de honor en el Bernabéu.

El partido vino de nalgas para el Madrid. Y para el colegiado. En el minuto 10, Lucas batió a Nyland, pero cuatro minutos después Díaz de Mera lo anuló. Centro de Vinicius con la izquierda y llegada desde atrás del gallego, que controla a bote pronto y pone la pelota en el palo derecho de Nyland. La jugada nació en un robo de Nacho sobre En-Nesyri, justo al lado del banquillo de Ancelotti. El marroquí quedó tendido en el suelo y el Sevilla, con Ramos a la cabeza, protestó con insistencia una falta que acabó encontrando la lupa de González Fuertes en el VAR.

Tardó más de 200 segundos en detectar un sutil toque de Nacho en el tobillo del marroquí, que solo se apreciaba a cámara lenta y tras ocho millones de repeticiones. Ancelotti, indignado, vio amarilla. El Bernabéu cantaba 'corrupción en la Federación'. Y RMTV se frotaba las manos.

El no gol estropeó un inicio de encuentro prometedor, con Vinicius encargando una cintura nueva para Navas a los 15 segundos, y Romero poniéndole un balón con música a En-Nesryri, en el minuto 5, fatalmente golpeado por el africano. Zurdo cerrado y balón a la derecha. Agua y aceite.

El Madrid entró en fase de desquiciamiento. No ayudaba mucho el colegiado, señalando faltitas a favor del Sevilla que encendieron hasta a Kroos, tipo habitualmente frío y calmado. Su vehemente protesta a Díaz de Mera, tras robar un balón en la frontal que el manchego consideró ilegal, le costó una cartulina y, si no se lo lleva Ramos de ahí, quizás le hubiera costado una segunda.

De fútbol, poco. El Sevilla se defendía muy ordenado y al Madrid le faltaba chispa en los metros finales. Un solo tiro a puerta, de Valverde, en el 43 y desde treinta metros de distancia. Respondió Nyland con buenos puños.

Camino del descanso, el desfile hacia el vestuario de Díaz de Mera tuvo la misma banda sonora que escucha Pedro Sánchez en la Castellana cada 12 de octubre. Rudiger, Nacho y Lucas le dieron al play con su corrillo de protestas nada más pitar el manchego. Entre lo que pasa y conviene, siempre lo segundo.

El Madrid hizo yoga en el entretiempo y salió con la mente limpia. Primeros quince minutos notables, con un balón al palo de Valverde, un paradón de Nyland a disparo de Vinicius, otro chut de Rodrygo a las manos del portero hispalense y una acción individual del '11' que casi acaba en la escuadra de la portería del fondo norte.

El Sevilla no se quedó comiendo palomitas. Romero tuvo el 0-1, en un remate en área pequeña que sacó la rodilla derecha de Lunin. Parada de valor gol. Va a tragar saliva Ancelotti cuando en abril Courtois regrese de su lesión

Otro inicio de mitad prometedor que el colegiado mandó a la lona. En el 60, lesión en el sóleo de su pierna izquierda. Marrón para el asturiano de Primera RFEF Fernández Buergo, cuarto árbitro ayer en el Bernabéu. Parón de seis minutos y 'déjà vu' de la primera mitad.

El Madrid siguió llevando la iniciativa, pero ya no atosigaba a Nyland. Así que Ancelotti decidió agitar las pocas hojas que le quedan en el árbol, ante tanta lesión y sanción. Modric sentó a Nacho y Tchouaméni pasó al centro de la defensa. En el 81, un balón rechazado en la frontal, cayó en la pierna derecha del croata, que se limpió a Sow con un recorte y su disparó besó el interior del palo izquierdo antes de acariciar la red. Gol de oro. Luka no ha dicho aún su última palabra.