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Ancelotti, su padre Eric y su 'hermano' Vinicius: el diván de Rodrygo Goes
El brasileño, que marcó en Braga tras 75 días sin ver portería, ha estado respaldado sin fisuras por todo su núcleo profesional y familiar más directo
El Madrid, a un suspiro de los octavos
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Iniciar sesión76 días después, Rodrygo celebraba con rabia y alegría su momento favorito: llevar el balón a la red. El atacante blanco anotaba el martes su primer tanto en Champions de la temporada y el segundo del curso, registros pobres si miramos su hoja de servicios ... en pasadas campañas.
El adiós de Benzema, el cambio de sistema y la lesión de Vinicius han sido cambios muy potentes, en un corto espacio de tiempo, que no han ayudado a ver la mejor versión goleadora de Rodrygo. Él mismo lo confesó la pasada semana en Brasil durante el parón de selecciones, pero no era una queja, sino una explicación a una situación que al primero que dolía y ansiaba era a él mismo.
Bellingham: ligeras molestias inguinales, escapatoria por la gatera y la mente en el clásico
Rubén CañizaresEl inglés, que tardó más de dos horas en salir del estadio de Braga por el control antidopaje, esquivó la zona de los periodistas para evitar suspicacias sobre problemas físicos
«No hay un solo futbolista que prefiera estar en el banquillo antes que jugar en una posición que no sea la suya», explican desde su entorno, sabedores que la inmediatez y la exigencia del Madrid suele jugar en contra cuando la moneda cae de cruz.
Rodrygo ha jugado de '9', de segundo delantero, en la derecha y en la izquierda en los dos meses y medio que llevamos de temporada. Su polivalencia es una bendición para Ancelotti, pero también obliga a un sacrificio por parte del jugador, que no encuentra rutina en una posición y eso tiene daños colaterales en su rendimiento individual.
«A Rodrygo puede que le haya faltado gol, pero no juego», explican en el club, tranquilos por una 'crisis' que la entidad valora más mediática que real. Como también lo piensa Ancelotti, que en ningún momento ha perdido la calma ni la confianza en el '11' blanco. Carletto ha teñido varias conversaciones con él en las que le ha transmitido el apoyo que ahora más que nunca necesitaba. Ni un solo reproche, solo naturalidad y sensatez. «Los goles llegarán, tranquilo», le repetía Ancelotti, perro viejo. Y así sucedió en Braga.
Rodrygo quiso agradecer ese trabajo constructivo de su entrenador con un piropeo público, primero en el flash interview y luego en la zona mixta, donde no tenía previsto parar, pero acabó haciéndolo para mandar ese preciso mensaje. Cuando cierta parte del madridismo y de los medios pedían su suplencia por la ausencia de goles, más creyó en él Ancelotti.
Apoyo familiar
Perro viejo el italiano, sabedor que las rachas en los delanteros son momentos delicados que necesitan de una gestión sensible y comprensiva. Y eso hizo. Como también hicieron en casa su familia y sus amigos. Tener un padre que ha sido futbolista pone mucho equilibrio en la vida de Rodrygo, tanto cuando el jugador es portada por sus méritos deportivos como por actuaciones más discretas.
En el vestuario, tampoco se dudó ni un solo instante de Rodrygo. Apoyado por su 'hermano' Vinicius y por su pandilla de amigos, formada por Bellingham, Militao, Camavinga y Tchouaméni, aparte del propio Vini, Rodrygo encontró en todos ellos y en el resto de compañeros el cariño que necesitaba para no darle muchas vueltas a la cabeza y enfocar el tiro en el día a día. Terapia grupal y global que en Braga encontró premio. Contador a cero y un clásico a la vista. Así ha sido el diván de Rodrygo.
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