El pasotismo de Messi

No hay noticias del argentino en el tramo decisivo de la temporada. Bueno, sí las hay, pero no son ni mucho menos reconfortantes para el entorno azulgrana, que se pregunta sin consuelo dónde esta esa estrella tan genial. Es capaz de volver cualquier día con un puñado de goles e incluso es justo destacar que lleva muchísimos en lo que va de 2014, pero se ha apagado en las tardes decisivas y desprende una sensación de apatía preocupante.

Messi fue una caricatura en Mestalla, un jugador menor del que no hubo nada. Ni siquiera con su nombre generó peligro, acostumbrado a grandes banquetes cuando se enfrenta contra el Real Madrid . Ha amargado la existencia a Íker Casillas en numerosas ocasiones, pero en Valencia no hizo ni el amago, la final parecía que no iba con él.

Señalado en los cuartos de final de la Liga de Campeones contra el Atlético de Madrid porque sólo corrió un kilómetro y medio más que el portero Pinto, Messi tampoco se esmeró demasiado en la lucha por la Copa del Rey. Y tampoco es que la defensa del Real Madrid necesitara mucho esfuerzo para secarle, pues se anuló solo, estático y desbravado desde el inicio. [Así lo contamos]

Su estado de ánimo contagia al Barcelona, que se alegraba de la ausencia de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. Pero, a la hora de la verdad, Messi fue igual de relevante que el portugués. Sin conectar bien con Neymar , sociedad sospechosa que parece mucho más fuerte de lo que ha demostrado de momento en el campo, Messi se fue sin que haya una jugada digna de mención.

Futbolista de finales, con 21 goles en 23 clásicos contra el Madrid, Messi inquieta al personal. La afición le da por perdido de aquí a final de temporada porque el murmullo apunta a que está pensando solo en el Mundial, noticia que festejan en Argentina porque llevan mucho tiempo esperando que sea decisivo. Con el Barça no lo es. Messi, a la espera de dejar en evidencia a todos los que escriben sobre su actual estado, que es malo, está apagado.