LIGA BBVA / JORNADA 33
El Barcelona, herido de muerte en Granada
El equipo de Martino se estampa ante los nazaríes y se complica la Liga; un error de Song y la falta de puntería condenan a los azulgrana
XAvi hernández
Una imagen de la impotencia, el rostro de Leo Messi, la pesadez de las piernas, la pastosidad mental y un suicidio defensivo. El Barcelona está herido de muerte. Seguramente no mereció perder en Granada y desperdiciar, de esta forma, gran parte de sus opciones para ... llevarse la Liga, pero el retrato esta ahí, inocultable, imposible de regatear (como Nyom para Neymar). El conjunto azulgrana está en disposición de arruinar su temporada en una semana. Así, de un plumazo. La Copa, cita de miércoles santo, asoma como salvación o precipicio definitivo a mediados de abril, con mucho por recorrer todavía. [Así hemos contado el partido]
Por exigencias del guión, el Barça concurrió a Granada con experimentos. Tres nuevos defensas aparecieron ayer en relación al once que Martino desplegó el miércoles en el Calderón para la cita que significó el adiós a la Champions. Entre la final de Copa, la leve lesión de Bartra y el dudoso papel de Dani Alves contra el Atlético, el técnico apostó por un cambio de cara atrás; Busquets, que vendría a ser la antítesis de la polivalencia, le sirvió como solución para acompañar al cada vez más impotente Mascherano en el eje de la zaga. De rebote, Alex Song ocupó la posición de pivote defensivo. Así, el camerunés, que teóricamente juega en el Barça gracias a su supuesta –y posteriormente desmentida– habilidad para jugar de central, obligó a Busquets a abandonar la demarcación que posiblemente nadie en el mundo interpreta mejor que él.
Por ejemplo, sabe el centrocampista vallesano que para sostener un centro del campo como el azulgrana no son recomendables los eslalon en vertical. La lección no parece muy complicada, pero a Song todavía se le resiste considerablemente. Tanto que una pérdida suya (producto de un jardín gratuito) terminó en gol del Granada de Lucas Alcaraz, un equipo necesitado, de plan simple y llano. Pasado el cuarto de hora del pitido inicial, Fran Rico recogió el regalo del rival y sirvió profundo para una rápida diagonal de Brahimi, que sólo tuvo que controlar, proteger ante la tibia presión de Montoya y definir por el palo corto de Pinto. Es fácil, muy fácil, juegue quien juegue, crearle peligro a este Barça con astenia primaveral y bastante menos «amor propio» del que reivindicó Martino para recuperar el color después del revés europeo.
Tras el zarpazo del Granada, los culés buscaron el empate y se encontraron, cómo no, con dos líneas defensivas a pocos metros de la portería contraria. Con paciencia y una mínima inercia, los de Martino generaron suficientes ocasiones de peligro como para empatar, pero les faltó puntería, precisión y oxígeno creativo para batir a Karnezis, héroe inesperado de la tarde. El portero griego ocupó la plaza del habitual Roberto y firmó hasta cuatro intervenciones de mérito. Voló primero para despejar un envío lejano de Neymar –sigue el paulista con graves problemas para definir–, tras el descanso respondió brillantemente a un buen latigazo de Fàbregas y después paró en menos de un minuto un tiro franco de Messi y un remate a bocajarro de Busquets.
Esas fueron las que paró el guardameta nazarí, aunque la lista del peligro visitante no se detuvo ahí. Hasta una docena de opciones tuvo el Barça para intentar seguir aspirando a la Liga, pero su estado de ánimo le arrastró a otra dolorosa decepción. Por cierto, nuevamente papel discreto de Messi. El argentino volvió a la falsa punta, pero otra vez evidenció aburrimiento y falta de entendimiento con sus socios. Ni Iniesta –esta vez sí que terminó el choque– le bastó.
El Barcelona, herido de muerte en Granada
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