Larin, el hallazgo de Benito Floro que da esperanza al Valladolid

Que el nombre Larin se coree con fuerza en el José Zorrilla tiene una explicación muy simple: goles a raudales. Fichado en condición de cedido desde el Brujas el pasado 24 de enero y tras solo unos pocos entrenamientos con sus nuevos compañeros, debutó el 29 de ese mismo mes ante el Valencia, un partido crucial pues los de Castilla y León llegaban tras cinco encuentros sin ganar y sin anotar. Cuando se avecinaba la sexta muesca negativa, Larin saltó al terreno de juego en el minuto 76 y solo un cuarto de hora después, ya en el descuento, ocurrió el milagro. El Valladolid robó en medio campo, Larin recibió, condujo en campo rival y abrió a la banda izquierda para Machís, aunque el pase se fue un poco largo. Sin embargo, el extremo consiguió controlar y poner un centro al segundo palo, donde el gigantón apareció para tirarse en plancha y hacer el gol de la victoria ante el éxtasis de los pucelanos.

Repitió a la siguiente jornada ante la Real Sociedad (de nuevo marcó el gol de la victoria saliendo desde el banquillo y en el descuento), y volvió a anotar ante Betis, Elche y Athletic, un total de cinco goles en solo ocho partidos (0,88 por encuentro) que han dado un rayo de esperanza al Valladolid de cara a la fase decisiva de la temporada, pues desde su llegada ha conseguido tres victorias de las ocho acumuladas en la campaña. Además, se convirtió en el primer jugador del Valladolid en el siglo XXI en anotar dos goles en sus dos primeros partidos con el equipo. Pero es que asimismo, su encaje también ha sido humano.

Noticia Relacionada

Análisis

Laporta, entre la temeridad y los manotazos de ahogado

Salvador Sostres

Su carácter tranquilo e introvertido es el que le ha permitido caer de pie en su nueva casa. Larin es un chico callado que raramente alza la voz en el vestuario, un gigante silencioso (mide 1.88 metros), y al que por cuestiones de timidez y humildad le cuesta hablar con los medios de comunicación. Sin embargo, como cuentan desde el Valladolid, ya ha comenzado a recibir clases de español para entenderse mejor con sus compañeros mientras que utiliza el inglés para sus charlas con el cuerpo técnico dirigido por Pacheta. Además, hace unas semanas, recibió la mejor noticia posible: tras pasar el primer mes en Valladolid solo, hace tan solo unos días, su mujer y sus dos hijas gemelas de tres años se mudaron con él a la ciudad.

Pese a que Larin pueda ser un desconocido para el público medio, lo cierto es que es toda una leyenda viviente en Canadá. Es el máximo goleador de la historia del país nada menos, 25 en 48 partidos, 13 de los cuales los anotó durante la pasada fase de clasificación para el Mundial de Qatar, dónde los norteamericanos consiguieron el billete para disputar la segunda cita mundialista de su vida (ya estuvieron en México 86) y, donde al fin, metieron un gol, aunque fue Alphonso Davies, lateral del Bayern y capitán canadiense, quien hizo los honores desde los once metros ante Croacia.

Una gran historia, la de Larin, que comenzó hace 27 años en Brampton, una ciudad de 700.000 habitantes a 45 kilómetros de Toronto. Allí llegaron sus padres desde Jamaica a principios de los 90, una urbe que se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes núcleos de inmigrantes del país norteamericano (según el New York Times, en 2021 el 80% de la población no era de raza blanca). Esta crisálida de culturas y lenguas (las nacionalidades van desde la pakistaní a la nigeriana, pasando por la portuguesa o la trinitense), hizo que el deporte rey fuese el fútbol y no el hockey sobre hielo, como en el resto del país. De hecho, siete de los 22 integrantes de la selección canadiense que fueron a Qatar son de Brampton. Y fue allí, en ese pequeño reducto terriblemente futbolístico, donde Larin comenzó su aventura.

Fue estrella en el instituto de Saint Edmun, donde ganó tres campeonatos estatales consecutivos, para con 18 años dar el salto a la liga universitaria estadounidense, donde jugó en los Huskies de Connecticut. Allí lo descubrió el mítico adiestrador asturiano Benito Floro, que por aquel entonces era seleccionador canadiense, y comenzó a llevarle con las categorías inferiores. Un paso que permitió al atacante, siempre con el gol en el horizonte, dar el salto primero a la MLS (liga estadounidense) con los Orlando City y después a Europa.

En 2018 lo ficha el Besiktas turco y en 2022 el Brujas se hace con sus servicios. En la actual temporada con los belgas su posición habitual era la del banquillo y fue en diciembre cuando apareció el Valladolid en busca de pólvora, ya que estaba a punto de perder a su máximo artillero de la temporada pasada, el israelí Shon Weissman, con destino al Granada. Y así fue cómo un desconocido se convirtió en líder de la noche a la mañana. Además, los vallisoletanos tienen un opción de compra de cara a la temporada que viene, una operación que a cada jornada que pasa se antoja de lo más productiva. No todos los días se encuentra a un héroe silencioso como Cyle Larin.