Fútbol
Descenso, un futuro de blanco y primera final: la vorágine que ha atrapado a Joselu
Nations League
El delantero se reivindica como ejemplo tras convertirse en el héroe de la selección con 33 años y estar a punto de convertirse en nuevo jugador del Real Madrid: «He sido un currante»
El uno por uno del España-Italia de la Nations League
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Iniciar sesión«Pocos saben lo que significa de verdad para Joselu estar en la selección». Se escucha la frase en Hengelo, ciudad limítrofe a Enschede, donde España entrena de forma suave el día después de certificar su pase a la final de la Nations League. ... Pocas veces un jugador del equipo nacional ha necesitado menos tiempo para hacer tanto. Ante Italia salió al campo en el minuto 84 por un exhausto Morata, y solo cuatro minutos después tiraba de pillería para robarte la cartera a Donnarumma y anotar el segundo tanto de España de forma tan poco ortodoxa como eficaz.
Joselu mete a España en la final de la Nations League
Javier AsprónUn tanto a última hora del delantero clasifica a la selección, que se jugará el título ante Croacia
«Estaba como una moto al acabar», continúan las voces en el centro de entrenamiento del Twente mientras España apuraba las horas antes de viajar a Rotterdam, sede del duelo definitivo ante Croacia. Joselu, colmado de felicitaciones de sus compañeros, también de alguna colleja, volvía a quedarse al borde de las lágrimas, como ocurrió el pasado mes de marzo en Málaga después de una exhibición parecida ante Noruega. Allí pisó el césped en el minuto 81, de nuevo por Morata, y en el 84 ya había firmado un doblete. Imposible pedir más al día de su debut.
En el día después sigue siendo protagonista ante los medios. Tanto mensaje le ha bloqueado la cuenta de Instagram, y al Whatsapp le escriben números que no tiene ni guardados. «Mientras sea por motivos como éste, bienvenido sea», dice desde los alto de su 1,92 quien se ha convertido en el mejor talismán de Luis de la Fuente. Su revulsivo. «No hay que ponerse etiquetas. Vengo a sumar y que el míster decida. Me gusta estar aquí, rodeado de los mejores. Hubo compañeros que se quedaron sin jugar y son tan importantes o más que yo».
La alegría con la selección le llega después de una temporada amarga y contradictoria. En lo personal, brillante, con 16 goles en la Liga que le convirtieron en el máximo artillero español. Sin embargo, todas sus dianas no sirvieron para salvar al Espanyol, condenado en la penúltima jornada pese al esprint final de su pichichi: cuatro goles en las últimas siete jornadas. Es el segundo descenso consecutivo del gallego, aunque nacido en Alemania. El curso pasado bajó también con el Alavés.
Aún arrastra esa pena por la concentración del combinado nacional. Dice que intentó cambiar el chip, pero admite que la dureza del año le ha pasado factura. Sin embargo, se ilusiona por el porvenir, por verse tan cerca de regresar al Real Madrid. Se da por hecho el acuerdo que le llevará al conjunto blanco la próxima temporada en calidad de cedido. Su presentación no debería retrasarse más allá de la semana que viene, aunque a cualquiera que le pregunte le responderá lo mismo: nada. Guarda mutismo absoluto sobre ese asunto, no vaya a ser que se gafe. «La semana que viene ya veremos», cuenta con languidez. Antes tiene que enfrentarse a su primera final como futbolista, suficiente motivo para aparcar todo lo demás.
Dicen de él que es serio, pero cariñoso. Apenas le quedan centímetros en la piel sin tatuar, pero ese aspecto de dureza esconde un corazón noble. Se lleva de maravilla con Morata, en principio su gran rival por el puesto de delantero centro. Viene de su relación en el Castilla, cuando ambos compartían delantera. «Otra época». Nunca perdieron el contacto. Y hasta hoy. «Con Álvaro hablo mucho. Le tengo un cariño inmenso, es un compañero diez y un pedazo de profesional».
También se le suele ver con Nacho. Y, por supuesto, con Carvajal, su cuñado. (Daphne, la mujer del lateral, es la hermana gemela de Melanie, su pareja). A ella, y en especial a sus dos hijos, Leo y Lucas, es a quien dedica todos sus goles con ese signo de la doble L tan característico. «La familia es todo. Cuando pasan cosas buenas se arrima un montón de gente, pero los que están siempre cuando las cosas van mal son ellos. Hicieron un esfuerzo muy grande para venir. También estuvieron en Málaga en mi debut. Poder disfrutar de esto con ellos, bajar al campo a mis hijos... Son momentos maravillosos, únicos en la vida. Los disfruto un poco tarde, pero como si fuera un niño». En el recuerdo, perenne, su padre. Fallecido hace años, y que lleva presenta en su espinillera izquierda, la que siempre besa antes de salir al terreno de juego.
En plena madurez, con 33 años -un número de moda en España-, Joselu recoge los frutos de muchos años de esfuerzo, a veces sin recompensa. Acostumbrado a trotar por el mundo, a curtirse en diferentes Ligas, ve el horizonte despejado. Iba al Madrid como suplente de lujo de Benzema, pero sin la presencia del francés, hay quien se pregunta qué sería capaz de hacer el gallego con un poco de continuidad en el Madrid. «Puedo ser un ejemplo. He sido un currante y he tocado las tres mejores ligas del mundo. He disfrutado y aprendido. Hoy en día la edad es un número».
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