El Barça de toda la vida

Esta vez no hay caverna mediática a la que señalar ni culpables. El Barcelona se tambalea porque el entrenador más laureado de la historia del club, Pep Guardiola, atacó frontalmente a Sandro Rosell y a la junta directiva en una rueda de prensa histórica . Habló en Italia y con el escudo de su nuevo club, el Bayern de Múnich. Guardiola, un mito, se convierte en enemigo.

Fueron palabras muy duras , pero se le dieron validez porque el entrenador siempre ha sido muy elocuente a la hora de hablar. Pegó duro, insinuó que año sabático fue un estrés ya que no le dejaron tranquilo ni en su apartamento de Nueva York y dejó a todo el mundo perplejo cuando dijo aquello de que habían utilizado la enfermedad de Tito Vilanova para atacarle a él. Todo muy feo, un discurso de casi cinco minutos que puso patas arriba al Barcelona.

Cuando habla Guardiola, se le escucha. Supone mucho su figura en el Barça, pese a que también tiene detractores, y la afición se quedó un tanto sorprendida por ese arranque colérico. Un año después de su salida, se liberó con un discurso que dio la sensación de tener muy estudiado . En catalán, mirando a la cámara buena, el don de la palabra. «Si no es verdad, que salgan y lo rebatan. Pero que lo hagan ellos», desafió.

Y salieron. Al decir ellos hablaba, se entiende de Rosell y su gente, quizá también de Tito Vilanova. Lo del presidente es evidente, y lo de su segundo en la etapa azulgrana se deduce a partir de una revelación. «Yo vi a Tito en Nueva York y si no le he visto más veces no ha sido por mí» .

Al Barcelona no le interesó salir ese mismo día a responder, aunque más de un directivo quería hacerlo. Desde los despachos se optó por mantener unos días de silencio hasta que el lunes, en una entrevista con 8TV, compareció Sandro Rosell para decir que Guardiola miente, pero que todos con Guardiola .

A la hora de enfrentarse a un micrófono, Guardiola seduce más que Rosell, acostumbrado a lidiar con cientos de preguntas incómodas durante las ruedas de prensa, dueño de un discurso convincente y que activa a las masas. Al presidente, por contra, siempre se la ha cuestionado en ese sentido, pero quiso defenderse al desmentir a Guardiola antes de reclamar unión . «Pido que no haya Guardiolistas y no Guardiolistas. Quiero que todos los socios del Barça sigan admirando a Guardiola como un mito viviente del barcelonismo».

Quizá sorprende más el distanciamiento entre Guardiola y Vilanova , íntimos amigos hasta que la distancia hizo el resto. Así lo confesó Vilanova en su día, sincero al confirmar que la relación se había enfriado. Hasta que llegó la confesión de Guardiola y ese si no le hevisto no ha sido por mí. Otro frente abierto.

Se mezcla lo personal en esta batalla, turbio cruce de declaraciones . Vilanova le reprocha a su colega que no estuvo cuando le necesitaba , que en Nueva York no le visitó cuando luchaba contra su grave enfermedad . Uno dice, el otro se defiende. Y ni rastro del balón, en el Barça no hay nada que se parezca al deporte en estos momentos.

Sucede, además, después de que el conjunto azulgrana haya completado la temporada más brillante de su historia en la Liga con 100 puntos. El Barcelona, en su etapa más esplendorosa pese al batacazo europeo del último curso precisamente ante el Bayern, se debilita por sus propios egos, la eterna batalla de los «ismos» que se generan desde dentro. Es, además, en el verano del fichaje de Neymar, otro brasileño ilusionante. No hay caverna a la que culpar. No hay medios que saquen trapos sucios. Es el propio Barça, el de toda la vida.