El Tour del Guggenheim: mucha montaña y solo una contrarreloj

Levanta el telón el Tour en París y sube al estrado el lehendakari, Íñigo Urkullu, que mezcla el euskera y el español para hablar de sueños, de anhelos cumplidos y de la pasión en Euskadi por el ciclismo.

El dirigente invita a conocer su región, a explorar sus calles y sus puertos en la introducción a un vídeo de gran calado en el que se funden la naturaleza, la belleza de las tres provincias vascas y los ciclistas que forman parte del ADN. «Lo transmitimos de generación en generación, el respeto a las montañas, la pasión de un pueblo, bienvenidos al país de la bicicleta», concluye el documento con un punto de emoción.

En el País Vasco se celebrarán las tres primeros etapas del Tour 2023. La inaugural, Bilbao-Bilbao, es un réplica de los últimos recorridos de la Vuelta a España, los triunfos de Marc Soler y Philippe Gilbert por las colinas que rodean la ciudad vizcaína.

La segunda etapa junta Vitoria con San Sebastián, terreno abrupto que en su parte final mezcla subidas de la clásica donostiarra, con Jaizquíbel para hacer daño. La tercera jornada parte de Amorebieta y penetra en Francia hasta Bayona bordeando la hermosa costa del Cantábrico vasco.

Vecinos los Pirineos, el Tour visita la montaña muy pronto, día 5, el Soudet, el Ichere y la Marie Blanque. Sigue hacia Cauterets (donde ganó Induráin en 1989) previo paso por el Aspin y el Tourmalet.

Siempre atento a los símbolos, las jornadas con salida en Mont de Marsan (Luis Ocaña, el español de esta localidad francesa) y St Leonard Noblat (la cuna de Poulidor). A mitad de Tour se escala el Puy de Dome, volcán con un moderno funicular en la tierra de Vulcania que trae a la memoria a los españoles que colonizaron esta cumbre, Bahamontes, Julio Jiménez, Ocaña y Ángel Arroyo.

El Tour avanza hacia los Alpes sin tocar la costa atlántica ni el norte francés. Recorrido concentrado en la zona central. Las eses del Gran Colombier (17 kilómetros al 7,7 %) estrenan la segunda cocción montañosa. Habrá típica llegada a Morzine, previo paso del Joux Plane (donde Perico Delgado se fastidió la clavícula).

Por los Alpes se llega a las faldas del Mont Blanc (Saint Gervais) con 4.000 metros de desnivel positivo. En esa tercera semana, la única contrarreloj, 22 kilómetros en Combloux sin foco para los especialistas. Sube y baja, curvas, colinas y poco recta.

Camino de Courchevel se subirá, en probable etapa reina, los tremendos Cormet de Roselend y, sobre todo, la Loze, techo del Tour (2.304 metros, descubrimiento en 2020 donde ganó 'Supermán' López).

Aún una última etapa de montaña, el día antes del final en los Campos Elíseos, por las cumbres del Jura, Ballon de Alsacia, Petit Ballon y Platzerwasel.

Un Tour para revivir el duelo entre el danés Jonas Vingegaard, el último vencedor que no asistió a la presentación, y el esloveno Tadej Pogacar, en espera del regreso de Egan Bernal, la decisión de Remco Evenepoel y la probable decadencia de Primoz Roglic. También de la esperanza de un español, Enric Mas, exultante en el final de temporada y al que el Tour le ha negado sus favores.

A Pogacar, el favorito, le seduce: «Me gusta mucho el recorrido. Va a ser una carrera dura desde el principio con una primera semana complicada en el País Vasco. Tiene mucha escalada que me gusta».