Alguersuari y De la Rosa desentrañan los métodos del gurú Adrian Newey

La misma mutación se espera en la escudería verde: Aston Martin está en la ruina en este curso sin podios y ya se le sitúa como probable potencia en 2026 (cuando se producirá el cambio de reglamento técnico) y, por qué no, en 2025. Dos pilotos españoles que trabajaron con Adrian Newey, Jaime Alguersuari y Pedro de la Rosa, analizan su estilo, sus métodos y su personalidad.

Jaime Alguersuari (34 años) fue piloto del filial de Red Bull, Toro Rosso, durante dos campañas y media, de 2009 a 2011. El barcelonés formó parte de la estructura de la escudería campeona durante el gobierno de Sebastian Vettel, donde compartían ideas, datos de la telemetría y simulador en la factoría de Milton Keynes, el lugar en el que Adrian Newey diseñaba los bólidos supersónicos.

«Newey es un genio y en la Fórmula 1 éstos no salen cada día –cuenta a ABC Alguersuari–. Él entiende el aire mejor que nadie y ha marcado una época en la F1 moderna. Comprende la aerodinámica mejor que nadie y lo ha demostrado con resultados. Es, como he leído, el hermano del viento. Cada vez que la F1 planteaba un reglamento nuevo, Newey lo entendía antes que los demás».

Pedro de la Rosa (53 años) compartió experiencias en McLaren a partir de 2003 con el diseñador de cabecera. «Trabajé tres años con él, entonces yo era un piloto inexperto y él ya tenía un curriculum que impresionaba en la F1 por su labor en Williams, con los títulos que ganó».

De la Rosa, expiloto, analista en televisión y ahora empleado de Aston Martin como embajador de la marca, conserva la mejor opinión de Newey no solo por sus ideas únicas, sino por su actitud.

«Él escucha a todo el mundo, los pilotos, los ingenieros, los diseñadores, es una esponja al captar información. Escucha, pregunta sin avasallar, toma notas con el lápiz, se va a pensar y en la siguiente reunión ya ha traído soluciones», comenta el expiloto catalán.

Alguersuari probó varias veces en el simulador de la fábrica de Milton Keynes las bondades del Red Bull pata negra que condujo a la victoria Sebastian Vettel durante cuatro campeonatos consecutivos (de 2010, aquel desdichado error de Ferrari que dejó sin título a Alonso, a 2013). «Yo tenía contrato con Red Bull, no con Toro Rosso –explica el expiloto, ahora productor musical–. Cada vez que subíamos al simulador de ese coche Red Bull era otra galaxia, otra dimensión. Había mucho más agarre (al suelo), podías frenar 10 metros más tarde, acelerar 10 metros antes, coger los pianos sin que el coche se desestabilizase, usar menos los neumáticos porque conducías más tranquilo, el coche estaba pegado al suelo en alta y baja velocidad, frenada, apoyo. Por eso los pilotos de Red Bull iban más rápido, porque el coche de Newey te permite hacer cosas que otros no pueden».

De la Rosa corrobora la impresión de Jaime Alguersuari con otro ejemplo. «En una carrera en Melbourne con McLaren, se paso todos los entrenamientos preguntándome qué me limitaba en la curva 1 para ir rápido. Pregunta, pregunta y pregunta. Hasta que antes de la carrera dio con la solución que necesitaba el piloto. Siempre se pone en el lugar del piloto y aporta lo que necesitas. Es una persona muy brillante, muy trabajadora y que se equivoca poco».

Durante aquellos años de gobierno de Red Bull con Vettel, Alonso dejó acuñada una sentencia. «Me gana el coche, no el piloto». Un reconocimiento a la ciencia de Newey por encima de la velocidad de Vettel. «Estoy de acuerdo. Vettel nunca hubiera ganado aquellos mundiales sin Newey –dice Alguersuari–. Y ahora Verstappen tampoco». «Figuras tan determinantes como él no hay en la F1 –analiza De la Rosa–. Ha logrado 25 títulos con diferentes equipos. Eso quiere decir que ha ganado allá donde ha ido».

La personalidad del ingeniero aeronáutico ayuda en su función de liderazgo, según cuenta Jamie Alguersuari. «Es tímido, muy tranquilo, habla poco y muy bajito. Es humilde, transmite buena onda. Es exageradamente trabajador. Y muy clásico. Es conocido por todos que hace sus diseños con el lápiz, en un papel blanco, dibujos a mano. Y luego el equipo lo ejecuta en el software».

El músico catalán ofrece las claves del fichaje galáctico (la BBC informó que cobrará 36 millones anuales). «La clave es Alonso, si él no estuviera en Aston Martin, no habría aceptado la oferta. Siempre quiso trabajar con él. Además se queda a vivir en Inglaterra, tiene su casa cerca de la fábrica de Aston Martin. Trabajará con un motor Honda, con el que lleva años en Red Bull. Y el hecho ser accionista del equipo le hará implicarse todavía más en su función».