Repartiendo carnets del Atlético de Madrid

Frente al planteamiento pusilánime inicial del partido, con un horrible comienzo, el equipo plantó cara en el segundo tiempo, lo que prueba que hay equipo para jugar de otro modo y que Simeone no debe reaccionar cuando ya es tarde sino jugar desde el principio con la misma ambición que se jugó contra el Villarreal.

En las victorias y en las derrotas estamos con el equipo, pero disfrutamos más con las primeras. Pese a las malas lenguas, de sufridores lo justo. Y mucho menos masoquistas. Para Luis Aragonés: «Ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar… eso es el fútbol».

Jurídicamente el Atlético de Madrid tendrá los dueños que sean, pero sin su afición no es nada ni tiene sentido. Cualquier colchonero quiere a su equipo por encima de jugadores, entrenadores o directivos, que de todo ha habido en la viña rojiblanca, desde su creación por estudiantes vascos en la preciosa Escuela de Minas hasta el gol de puntín de Correa, pasando por el bicampeón Atlético Aviación; desde el 'Stadium' cuatrocaminero al Nuevo Metropolitano actual tras navegar por las aguas procelosas del Manzanares.

Nadie puede arrogarse en exclusiva el sentimiento atletista, ni impartir carnés de fidelidad a los colores. Todos los grandes jugadores, directivos y entrenadores, que no cabrían en estas líneas, y también nosotros, somos el Atleti. Unidos somos más fuertes. Unidos en las creencias futbolísticas, no en las preferencias estilísticas ni en los gustos personales. Sin olvidar que, según la Biblia de la Literatura Universal, «nadie es más que nadie si no hace más que nadie».

Por el Atleti también hicieron mucho las secciones desaparecidas, que ya casi nadie recuerda: el hockey (masculino y femenino), el boxeo, el voleibol, y sobre todo el glorioso balonmano: Juan de Dios Román, Joseja Hombrados, Cecilio Alonso y tantos otros. Ojalá en la nueva Ciudad Deportiva, que tanto promete, se pudiera recuperar alguna de ellas.