Entrevista ABC

Ángel Correa: «Muchas veces quise matar a Simeone; se lo he dicho a él en la cara»

Atlético de Madrid

El perenne revulsivo del Atlético triunfa en México, hastiado de esperar su turno en el banquillo rojiblanco. El Metropolitano ya le echa de menos

El nefasto legado gilista del Atlético

Ángel Correa, en un entrenamiento de Tigres Instagram

El pasado 23 de junio, en el Mundial de Clubes contra el Botafogo, Ángel Correa (Rosario, Argentina, 9-3-1995) se enfundaba por última vez la camiseta del Atlético de Madrid. Salía al campo a falta de media hora para intentar desatascar otro encuentro ... atorado, su sino durante una década. Agotado de ser el eterno suplente, el revulsivo, el jugador número doce temporada tras temporada, puso rumbo a México «para volver a disfrutar». Con una vida personal llena de pérdidas, «el fútbol siempre fue mi salvación, pero el último año en el Atlético ya no lo sentí así», asegura a ABC en su primera entrevista con un medio español tras su salida.

Con él se marchó el sexto jugador con más partidos en la historia colchonera. Un total de 469 duelos, 88 goles y 65 asistencias. Más de la mitad de ellos, 241, saliendo desde el banquillo y sumando 32 tantos que se tradujeron en muchos puntos. Ahora, en Tigres, está volviendo «a ser el Ángel que era». La sonrisa le delata. Y los números. También sabe marcar de titular: ocho goles en apenas diez partidos.

-Cambio de vida. Fue recibido en Tigres como un auténtico ídolo y está respondiendo.

-Ya me habían dicho que aquí eran muy pasionales y me lo demostraron ni bien bajé del avión, con muchos hinchas esperándome. Me recibieron de la mejor manera, con mucha ilusión, y yo muy feliz y con la responsabilidad de hacer las cosas bien. Siempre es lindo cuando se hacen goles y el equipo gana. Estoy muy contento, estamos en un gran momento, y espero seguir ayudando al equipo de esta manera.

-Ha tenido una vida familiar muy dura. Murió su padre y un hermano siendo un niño, su madre tuvo que sacar adelante a nueve hijos, les tocó pedir en la calle. Todo eso le hizo agarrarse más al fútbol para salir de esa realidad.

-Perdí a mi papá con sólo diez años y a los dos años falleció mi hermano el más grande. Lo poco que empecé a ganar jugando al fútbol cuando era chico, que me daban un viático, se lo daba a mi mamá y era con lo que comíamos. Y así fui creciendo, sabiendo que más allá que amaba jugar a la pelota, era consciente desde muy chiquito que era un trabajo. El fútbol siempre es lo que me ha dado la fuerza para seguir adelante, tratar de llegar a Primera porque sabía que así podría ayudar a mi familia.

-Y todo eso en Las Flores. Su descubridor, el Profe Jorge García, nos contó en ABC que su barrio era de los «más bravos» de Argentina, que era «todo una balacera».

-La mayoría de los barrios en Argentina son así. Pero más allá de que sean barrios peligrosos, siempre hay gente trabajadora, humilde, que trata de buscarse la vida para salir adelante y yo estoy muy orgulloso de haber salido de ese barrio y siempre lo tengo muy presente.

-Siempre se ha mostrado muy agradecido a su madre por cómo les sacó adelante. Le acompañó en su enfermedad hasta que falleció en 2023. ¿Cómo era su relación?

-Han sido unos años muy duros, con mis hermanos la pudimos acompañar en esa lucha de tres años contra el cáncer, que lo batalló como una campeona. Como hijos nos dejó una enseñanza muy valiosa que vamos a recordar toda la vida: de niños fue una guerrera que luchó para sacarnos adelante, y con la enfermedad la veíamos cómo sufría con las quimios, y todos los tratamientos para durar lo máximo posible. Nos quedamos con la tranquilidad de haberla disfrutado ese tiempo al máximo porque no sabíamos cuál sería el último día. Me tocó vivirlo en el Atlético, que de verdad es una gran familia, y estaré siempre agradecido al club porque me apoyaron mucho en ese momento tan difícil. La extrañamos mucho, pero sabemos que ya no está sufriendo más. Estoy orgulloso de ser hijo de una campeona como fue mi mamá.

-También le tocó someterse a una operación de corazón al detectarle un tumor en el reconocimiento médico al fichar por el Atlético. Estuvo casi un año sin jugar, pero entró a quirófano sin saber del todo la gravedad de la situación.

-Sí, me llevaron un poco engañado. Me dijeron que la intervención duraba tres horas, pero se ve que por lo complicada que era fueron casi seis. Yo tenía 19 años, con la ilusión de firmar en un equipo tan grande de Europa como el Atlético, y que en el reconocimiento te encuentren eso en el corazón… fue un shock. Al principio no me quería operar, pero después pensé en mi salud, me operé y solamente deseaba poder volver a jugar al fútbol. Y por suerte salió todo bien.

-Con todo lo que ha pasado, esa infancia tan dura, la operación de corazón, las pérdidas familiares. Y en el Atlético partiendo cada año como suplente, pero ganándose al final muchos minutos. ¿Se considera un superviviente?

-No, no me miro de esa manera. Me veo como un futbolista profesional que trabajo como el que más para estar siempre disponible para el equipo y ayudar. Siempre fue así, el Cholo lo sabía perfectamente, tuve muchísimas charlas con él. Él sabe del cariño que le tengo, él también me quiere, pero sabía que yo siempre estaba disponible y que quería jugar. Después era su decisión si me ponía como titular o suplente y yo luego, como profesional, si era suplente estaba preparado para salir los minutos que me toquen y comerme la cancha, por más que a veces estuviera enojado o no tuviera ganas.

-La temporada pasada contó que en una charla con el Cholo le dijo que ya era difícil estar fuerte mentalmente porque siempre parecía que a usted «le costaba un poco más» ganarse el puesto. ¿Qué le decía Simeone en esas charlas?

-Que me entendía perfectamente, pero que lamentablemente tenían que jugar once y que él decidía por el bien del equipo. Y nada, yo también le entendía, él siempre quería ganar y yo igual, por eso estuve tantos años a su lado, porque sentía que podía ayudar a conseguir los objetivos en ese club tan grande y me gustaba la manera de competir que tenía siempre el equipo. Si jugaba más o menos era decisión del Cholo. Pero a mí siempre me dejó tranquilo que nunca me perdí partidos por lesión, ni por cosas raras, siempre estaba disponible.

-De hecho en diez años sólo se perdió cuatro partidos por lesión. Nunca se lesiona. ¿Cuál es su secreto?

-Bueno, quizá estuve una semana sin entrenar por un gemelo, pero no recuerdo perderme partidos por lesión. Siempre viví el fútbol pensando que si soy jugador del Atlético tenía que serlo las 24 horas, no sólo los fines de semana. Así que entrenaba también en mi casa, me cuidaba en las comidas, trabajaba con fisios y preparadores para estar siempre bien.

-Siempre ha mostrado su agradecimiento a Simeone por lo que ha crecido junto a él. ¿Pero piensa que hubo momentos en los que le dio menos minutos de los que merecía?

-Bueno, ya se lo he dicho a él en la cara, que muchas veces lo he querido matar. Él lo sabe. Uno siempre quería jugar y más en partidos importantes como los clásicos, los partidos de cruces de Champions, uno quiere estar adentro de la cancha y yo sentía que podía ayudar más adentro. Pero él creía que podía darle soluciones saliendo desde el banco en la segunda parte y yo lo tenía que aceptar porque era su idea de los partidos.

-Hace un año y medio, en el mercado de invierno, estuvo cerca de irse a Arabia. Al final se quedó y esta temporada ha sido la que menos minutos ha disputado. ¿Ha llegado a pensar que quizá debió marcharse un año antes?

-Sí. Por eso mismo me fui ahora cuando se dio lo de Tigres, porque en este último año sentí que ya está, que no aguantaba más de esa manera. No jugar me estaba afectando y fui haciendo el duelo los meses anteriores en los entrenamientos, disfrutando los últimos partidos con todos, con los compañeros, con el cuerpo técnico, y con toda la afición que siempre me dio un gran cariño.

-Se formó algo de polémica cuando en el último partido en el Metropolitano se despidió de la afición y el club incluso sacó un comunicado recordando que tenía contrato. ¿Le dijeron algo del club?

-Lo que pasó en realidad fue que yo ya tenía claro que me quería ir, pero faltando tres o cuatro meses para acabar la temporada nos reunimos Miguel Ángel Gil, Bucero, mi representante y yo. Me dijeron que me iban a renovar, que no querían que me fuera, Miguel Ángel me dijo que el Atlético era mi casa y que quería que me retirara ahí y llegamos a un acuerdo. Pero a la semana Bucero le comunica a mi representante que no me iban a renovar, y ya dije: bueno ya está, yo no tengo nada más que hacer acá. Decidí disfrutar esos meses, ir al Mundial de Clubes, e irme a México, que es donde me querían. Por eso en el último partido decido despedirme de la gente, porque siempre sentí que me quisieron mucho y yo también les quiero a ellos.

-No ha empezado bien el Atlético, el peor inicio en la era Simeone. Echan de menos a Correa. ¿Le han llegado mensajes?

-Sí, sí, me escriben aficionados. Y gente del club también. Pero no hay nadie que conozca tan bien el club como el Cholo, todos los años hace competir al equipo. Han llegado nuevos fichajes, grandes jugadores, que obviamente lleva su tiempo adaptarse a un equipo tan grande. Y seguramente le va a dar la vuelta y cuando vuelvan del parón van a encontrar la victoria y ahí no van a parar más.

-Se ha quedado a un partido de entrar en el Top 5 de futbolistas que más han jugado en el Atlético de Madrid. Diez años de recuerdos, ¿qué momentos nunca olvidará?

-Siempre he dicho que no me paraba a mirar los números, disfrutaba cada día de ponerme esa camiseta y la llevaba con orgullo. Pero ahora que ya no estoy más, haber logrado cosas tan importantes en la historia de un club tan grande no es nada fácil y me llena de orgullo. Hay muchos momentos. Diría el primero cuando debuté después de la operación e hice mi primer gol a pase de Fernando Torres (en Éibar). Después tengo recuerdos del Calderón, marqué el último gol en partido oficial y siempre digo que es muy especial para mí por lo que significa el Calderón para todos nosotros. Recuerdos de noches muy bonitas de Champions. Y el gol de Valladolid que fue histórico, que ganamos esa Liga y después festejar fuera con la gente que viajó, que estaba terminando el Covid. Muchísimas cosas también del día a día, que tengo en mi corazón y me van a quedar para siempre.

-Son números de leyenda. ¿Pero se va con la sensación de haber triunfado o de que podía haber dado más?

-Soy un afortunado de haber podido jugar tantos años en un equipo tan grande como el Atlético, jugar con grandísimos futbolistas, competir a la par durante tantos años con jugadores de muchísima calidad y eso me ayudó para crecer mucho y ser el futbolista que soy hoy. Y ahora a disfrutar de todo lo que aprendí en España, aplicarlo aquí en México y a seguir disfrutando de jugar a la pelota.

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