El Atlético no espabila

La cita tenía peso, y Simeone lo sabía. Movió algunas piezas con cierto riesgo: Hancko apareció en el lateral izquierdo, con Lenglet en su lugar en el centro de la zaga. ¿Sirvió para algo? No demasiado. El equipo mostró actitud, incluso un punto más de intensidad que en otras salidas, aunque esa energía parecía más una reacción al empuje local que un plan propio. En esa primera media hora, Giuliano fue el agitador: castigó a Diarra una y otra vez, y encontró premio pronto. La jugada que abrió el marcador fue puro Giuliano: recuperación en campo propio, carrera hasta el fondo, centro, rebote tras disparo de Almada y remate final para la red. El perdón posterior a la grada, por su pasado en Vitoria, fue un detalle en medio de su desborde incansable. A posteriori, la jugada dejó dudas por un probable fuera de juego que nadie vio en directo.

La ventaja, como ya ocurrió ante Espanyol y Elche, se le esfumó al Atlético con una torpeza impropia. Sorloth puso la puntera en el área para despejar a córner en el momento en el que Tenaglia aprovechaba para meter su pierna. Penalti que desnudó al delantero noruego, poco inspirado en la tarde vitoriana. Carlos Vicente ejecutó con calma y engañó a Oblak para devolver el empate en apenas cinco minutos. La herida fue más psicológica que futbolística: al Atlético se le encogió el gesto, el Alavés ensanchó su confianza.

El partido cambió de rumbo. El balón pasó a pies vitorianos, Toni Martínez y Vicente ganaban metros, y la salida rojiblanca se atascaba. Giuliano seguía agitando en la derecha, pero el resto del equipo se apagaba. Lenglet probó desde lejos sin acierto. Cardoso y Diarra fueron amonestados en medio de un tramo áspero y trabado, de faltas tácticas y ataques diluidos. Barrios, único con cierta claridad, intentaba dar ritmo, pero luego los centros rojiblancos morían sin peligro en las cabezas de Garcés y compañía.

El cierre del primer acto fue de acento babazorro. Un balón cruzó el área de Oblak sin rematador y Sorloth, en la otra área, rozó el gol sin llegar por centímetros a un envío de Barrios. Antes del descanso, Julián Álvarez y Llorente ensayaron una falta, fallida en la ejecución, y Oblak apenas intervino en un centro inocuo.

La segunda mitad pedía reacción, pero el guion se ralentizó de golpe por una emergencia médica en la grada. Diez minutos de parón enfriaron el ambiente y costó recuperar ritmo. Simeone lo intentó con un triple cambio: Ruggeri, Gallagher y Griezmann. El francés encendió la mecha. Su centro con la zurda encontró la cabeza de Sorloth, que obligó a Sivera a una gran parada. Y poco después, tras un error garrafal del meta en un córner, Griezmann remató al poste en el segundo palo. El '7' lideraba el asedio, incluso con un libre directo envenenado que Sivera despejó con reflejos.

El Atlético terminó acampado en el área de un Alavés que decidió conformarse con el empate cuando el árbitro decretó quince minutos de alargue. Su apuesta para algún ataque aislado fue Mariano, pero al dominicano apenas se le vio.

Mientras, Sivera multiplicaba intervenciones, los balones colgados caían a mansalva y Simeone aplaudía cada intento. Pero el gol no apareció. La estadística suma otro borrón y la urgencia se desata en un Atlético que ha tardado poco en destruir las expectativas.