Pedro Balañá: de la vaquería a un imperio de toros, teatros y cines
Josep Guixà publica 'Balañá, el mayor espectáculo del mundo', un viaje por la vida y la obra del «hombre que levantó los cines más modernos de Europa e hizo de la Monumental de Barcelona la primera plaza de toros de todo el orbe»
El heredero de un negocio que vivió la prohibición taurina en Cataluña

«El último espectáculo de masas de Pedro Balañá Espinós fue su entierro», sentencia el escritor y periodista Josep Guixá en la biografía del empresario catalán que acaba de publicar bajo el título 'El mayor espectáculo del mundo' (Almuzara). Desgrana ... la vida de un hombre obsesionado por el trabajo, «siempre tras la quimera de la fiebre del oro», que marcó una época en la Ciudad Condal y que creó una de las organizaciones taurinas más importantes de la historia del toreo y un imperio de cines y teatros en Barcelona.
Solo la descripción de su entierro, en febrero de 1965, nos da una fiel idea de quién fue y de todo lo que significó el que todos conocían como don Pedro: «Un cortejo fúnebre con numerosas autoridades civiles y militares y con el acompañamiento de una banda de música y de bomberos y guardias en uniforme de gala. Por delante, el grupo de maestros del toreo que llevaba a hombros el féretro emparentaba la muerte de Balañá con la de los toreros fallecidos trágicamente en el ruedo».

«El último espectáculo de masas de Pedro Balañá Espinós fue su entierro»
Josep Guixà
Periodista y escritor
Nació el 9 de diciembre de 1883, se crio en Tarrasa, en donde ganó sus primeras pesetas como repartidor de leche; ya en Barcelona estableció una vaquería en Sants, importó vacas de Holanda y pasó el negocio de la carne. Se afilió a la Unión Federal Nacionalista y Republicana. En 1915 fue elegido concejal y tras sus pinitos en la prensa con el periódico 'Poble Català' dejó las instituciones y entendió a la perfección el principio de «negocios y política, una vieja amistad barcelonesa».
A partir de 1927 entró de lleno en el mundo del toro. «El antiguo concejal republicano y catalanista, manejándose con acierto con los políticos, logró hacer de la patriótica fiesta taurina un negocio próspero; desde siempre los empresarios taurinos habían fracasado en Barcelona, precisamente porque eran 'solo' empresarios taurinos. Balañá apostó por organizar corridas de significación patrióticas que permitieron a gobernantes de distintos regímenes darse un baño de multitudes».
Contrato verbal
El libro de Josep Guixá hace un recorrido exhaustivo por la vida y obras del empresario en el contexto social y de Barcelona en los años veinte, durante la República, la Guerra Civil y en el franquismo, en un texto profundo en el análisis y plagado de historias. Una de las peculiaridades de Balañá eran sus contratos verbales con los toreros, que permitían que «cuando la tarde había sido un rotundo éxito, el empresario pudiera añadir una gratificación suplementaria que abría las puertas a una futura contratación. Por el contrario, si la tarde había ido rematadamente mal, Balañá trataba de modificar el acuerdo verbal a su favor, aunque podía compensarlo ofreciendo otra oportunidad al torero». Pero en tiempos de la República todo cambió, los contratos deberían ser siempre por escrito…
Datos de la obra
- Título: 'Balañá, el mayor espectáculo del mundo'
- Autor: Josep Guixà (Barcelona, 1968), periodista especializado en el estudio de grandes mitos catalanes.
- Editorial: Almuzara.
- Número de páginas: 333.
- Precio: 21,95 euros.
Cuando aún no había adquirido la Monumental, ya se había consolidado como gestor de las tres plazas barcelonesas, el Torín en la Barceloneta, Las Arenas y la Monumental. El lanzamiento de Domingo Ortega fue uno de sus primeros hitos, después, ya como propietario, la rivalidad de Manolete y Arruza en los cuarenta, y a mediados de los cincuenta el fenómeno social de Chamaco. «Desde el debut del intrépidoAntonio Borrero, en marzo de 1954, el empresario intuyó que éste no iba a ser un torero de época, aunque sí podía marcar una época del toreo». En una misma semana toreó cinco tardes, también en sesión de tarde y noche, veinticuatro festejos aquel año. «Al empezar el nuevo abono se estipuló que cobraría unas doscientas mil pesetas por cada comparecencia, alguna tarde llegó a cobrar un cuarto de millón. Esto equivalía a ganar más dinero que los grandes matadores».
En 1943 inaugura el cine Avenida de la Luz, que abre una rutilante carrera hasta hacerse el dueño y señor del sector del cine y el teatro en Barcelona. «A la manera de los magnates norteamericanos, que se reconvertían al final de su vida en filántropos». Así su hijo, Pedro Balañá Forts heredó el cuasi monopolio de los grandes cines de Barcelona y un imperio taurino cuyas ramificaciones se extenderían hasta la feria de Abril sevillana.
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«En los ambientes taurinos suele afirmarse que con el viejo Balañá en activo y una fiesta de los toros con más vigor, hubiera sido impensable la prohibición en Cataluña. Admitiendo que el patriarca de la saga supo navegar más de una vez contra corriente, hay quien opina que sus descendientes no hicieron más que seguir su ejemplo al pie de la letra. Balañá era un experto en advertir cuando un negocio dejaba de tener porvenir, ya fuese por el hostigamiento de los políticos o por un cambio en los hábitos de consumo», reflexiona el autor en el final de 'El mayor espectáculo del mundo'.
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