Chamaco y dos más…

El pasado viernes, en los locales de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, el arquitecto y erudito Antoni González desgranó con atinado análisis todo lo que fue aquella conmoción social que duró más de una década. En la primera conferencias del tradicional ciclo que abre cada año la temporada, hubo recuerdos y emociones para quienes pudieron vivir aquellos años, y sorpresa y admiración de los más jóvenes.

Como un apunte para enmarcar todo lo que significó Chamaco. Tras aquel 7 de marzo, volvió a torear el 14, el 19, el 1, 11 y 19 de abril… y así hasta veintidós tardes. Solo en el mes de julio actuó en ocho ocasiones en el ruedo barcelonés. Veinticuatro paseíllos hizo al año siguiente y trece más en 1956, con el final de la alternativa de manos de Litri y Antonio Ordóñez, que se vivió con altísimas dosis de expectación y apasionamiento.

No todo fue luz en la carrera de Chamaco, también hubo graves cornadas y el ver como fuera de Barcelona las cosas no se le ponían tan de cara. Pero la Monumental seguía siendo su feudo. Un total de 121 festejos jalonan su trayectoria en su arena hasta la triunfal despedida en la campaña de 1967. Fue tal la fuerza del nombre de Chamaco, que el viejo Balañá hizo famoso el cartel con que anunciaba la siguiente tarde del fenómeno: Mañana, Chamaco y dos más… Antoni González lo volvió a poner.