Apunten su nombre, porque Sergio Rodríguez tiene mucho que decir

Una feísima voltereta le propinó el cuarto, un toro de Victoriano del Río que comenzó metiendo bien la cara y con recorrido, pero que fue manseando a medida que se iba sintiendo podido. Estuvo muy firme con él el abulense, pero Desgarbado -así se llamaba, y así embestía- fue directamente por él en un muletazo. Momentos angustiosos de los que salió el torero sin la chaquetilla. Mientras su jefe de filas se recuperaba de la voltereta, el victoriano se llevó por delante a Jesús Fernández, que sí tuvo que ser llevado a la enfermería. Se tiró recto como una vela, y, aunque la espada no cayó perfecta, tuvo mucho mérito.

Mejor mató a su primero, un toro de Zacarías Moreno al que Rodríguez recibió con variedad, mediante verónicas genuflexas, delantales despaciosos, y una bonita larga, aunque el toro, más que embestir, pasaba por allí. Pese a no trasmitir mucho, Rejonero dejó al de Las Navas del Marqués torear a gusto, dejando momentos de empaque y haciendo bien las cosas. Cortó una oreja con fuerte (y merecida) petición.

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Y cerró la Copa con unas templadas chicuelinas y verónicas a Bordadoro, ya con la chaquetilla puesta. Comenzó por doblones muy profundos, y dio una gran dimensión con el de Concha y Sierra, especialmente al natural, el pitón del toro, por donde dejó muletazos buenísimos, con la figura relajada. Una última tanda así, rematada con un gran pase de de pecho, fue el broche de oro a la gran actuación que ha ofrecido todo el certamen.

El otro finalista era Daniel Crespo. El del Puerto de Santa María tiene muy buen aire, y una elegancia y torería innatas, pero se le han notado las últimas rondas la bisoñez y falta de contratos. Abrió la tarde Limonero, un toro de poco poder excelentemente bregado por Iván García. Quitó Daniel Crespo por templadas gaoneras, y brindó a sus compañeros de la final: Sergio Rodríguez, presente en el ruedo, y Álvaro Burdiel (al que también brindó el abulense en su primer toro), convaleciente en el hospital por la paliza que le propinó en la final a tres un toro de Cuadri. Seis costillas rotas y un neumotórax sufre el sevillano. Molestó un poquito el viento en la faena que planteó el portuense, que compuso siempre con mucha elegancia, dejando pasajes bonitos a un animal sosito.

Salió un Enamorado de mucha cara, mal picado, mal bregado, pero bien toreado en el inicio de faena por Crespo, por bajo. El de Victoriano fue un toro exigente y encastado, con el que le costó encontrar la tecla adecuada a Daniel, que recibió al quinto de la tarde con una larga de rodillas en el tercio, y estuvo variado y lucido con el capote. Se desmonteró Iván García tras dos buenos pares, y comenzó en los medios de hinojos Daniel, con un buen inicio, obligando al toro. Sin embargo, ahí se quedó el animal, que pasó a quedarse desabrido, a salir desentendido, distraído y a mansear, en resumidas cuentas.