Del Robinson Crusoe de Rajoy al de Daniel Defoe

Las comparaciones de una Cataluña independiente con la isla del famoso personaje hechas por el presidente del Gobierno reviven al célebre náufrago del siglo XVIII

Del Robinson Crusoe de Rajoy al de Daniel Defoe EFE

ABC.ES

Primero fue Rajoy : «Ustedes lo que proponen es lo más parecido a la isla de Robinson Crusoe», aseguraba el presidente del Gobierno en el debate sobre el referéndum de independencia de Cataluña del 8 de abril. Después, el famoso personaje de Daniel Defoe arrasaba ... en Twitter y se convertía en «treding topic». Pocos días más tarde nos enterábamos de que, gracias al repunte de popularidad, la novela iba a reeditarse en catalán y que muchos pasteleros habían apostado por el náufrago como personaje para sus monas de Pascua de Semana Santa . Robinson Crusoe está, sin duda, de actualidad, pero, ¿conocemos realmente a este personaje al que Luis Buñuel incluso le dedicó una de sus películas

No hay duda de que, desde hace tres siglos, Crusoe es un clásico. Han sido muchas las generaciones que han leído esta obra desde que Daniel Defoe la publicara en 1719. Con ella se ganó el sobrenombre de «padre de los novelistas ingleses». Sin embargo, no todos saben que para escribir esta autobiografía ficticia se basó en dos personajes reales, de diferentes épocas: Alexander Selkirk y Pedro Serrano .

El primero fue un marino escocés que, tras una discusión, fue abandonado por el corsario William Dampier en una isla desierta de la zona centro de Chile, en 1704. Pasó allí cuatro años y cuatro meses hasta que fue rescatado por otro corsario, después de observar en lo alto de un promontorio la fogata encendida por este náufrago que, años después, sería entrevistado por el propio Dafoe en persona. En 1966, la isla en la que estuvo Selkirk incluso fue oficialmente rebautizada como Robinson Crusoe . Y en el año 2000, otra expedición japonesa encontró instrumentos náuticos del siglo XVIII que pudieron pertenecieran a Selkirk.

Gracias a esta historia, Defoe se interesó por otro capitán español que, en 1526, sobrevivió durante ocho años en un banco de arena del Mar Caribe junto a otro compañero, tras naufragar en el patache en el que navegaban. Un pedazo de tierra en medio del mar que ni siquiera se encontraba en las cartas marinas y que estaba desprovisto de cualquier refugio, por lo que Serrano tuvo que construir una pequeña torre a base de rocas y corales donde protegerse de los vientos y desde donde efectuar señales de humo.

Dafoe, en la bancarrota

Esta increíble capacidad de supervivencia de Selkirk y Serrano fue la que inspiró a un Defoe que pasó su vida como comerciante en constante bancarrota, perseguido por acreedores e, incluso, en la cárcel, sobreviviendo en un mundo donde el rol del dinero y del mercado era cada vez más importante. Tanto es así que, en la novela, Crusoe toma el dinero del barco y se lo lleva a la isla tras el naufragio, a pesar de que éste le iba a ser completamente inútil allí.

El novelista quiso que Robinson Crusoe fuera un marinero de York (Inglaterra) que, tras ser capturado por los piratas durante una expedición por África, y pasar un tiempo como esclavo, se convierte en el único superviviente de un barco que naufraga cerca de una isla desierta.

La diferencia es que, en vez de cuatro u ocho, el famoso naufrago de Defoe pasa 28 años en la isla desierta . Primero, sobreviviendo con ayuda de las armas y las provisiones de la embarcación en la que viajaba, pensando que pronto sería rescatado. Luego, instalándose en la isla y adaptándose a la soledad, para lo que, entre otras cosas, se convierte al cristianismo. Después, descubriendo que no está solo en aquel lugar inhóspito, que una tribu indígena caníbal reside allí con él. Y, por último, liberando a un prisionero de estos, «Viernes», poco antes de que fuera ejecutado. Ambos trabarán una sincera amistad aun hablando diferente idioma y siendo de diferentes culturas.

El primer «best seller»

Daniel Defoe convirtió este argumento en el primer «best seller» de la literatura mundial. Según una bibliografía de Ulrich Wilcken publicada en 1898, a finales del siglo XIX el libro ya acumulaba 196 ediciones y 110 traducciones, en idiomas tan ajenos como el gaélico, el bengalí o el turco. Luego vinieron las infinitas imitaciones y adaptaciones, encontrándonos a Robinsones holandeses, franceses, alemanes, nórdicos, suecos, españoles o estadunidenses, además de una madame Robinson y otros náufragos médicos, libreros o filósofos.

Esta capacidad de supervivencia de Crusoe, que tanto ha enamorado a generación tras generación, es la que, según Rajoy, tendrá que necesitar « una Cataluña fuera de España », en referencia al aislamiento en el que quedaría sumergida la región si lograra la independencia. Una Cataluña «más pobre, que saldría de Europa , del euro, de la ONU, de los tratados internacionales, en las que sus ciudadanos perderían derechos que le pertenecen como españoles, como la libertad de entrada y circulación en su propia patria y en todo el espacio europeo», decía el presidente del Gobierno , que preguntaba en el Congreso: «¿Les han explicado ustedes que también perderían ventajas como ciudadanos europeos: fondos comunitarios, ayudas agrícolas y que se quedarían fuera del mercado único, con lo que eso significa para una economía pujante en el mercado global como la catalana?».

Pero más allá de la utilización política de la novela hecha por Rajoy –que fue rápidamente respondida por el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs , al asegurar que «Cataluña no será la isla de Robinson Crusoe»– lo cierto es que su argumento ha sido revisado mil veces, por figuras tan importantes como Karl Marx , el premio Nobel John Maxwell Coetzee o el mismo James Joyce , para quien el náufrago era el perfecto colonialista británico. El escritor irlandés se basaba en el hecho de que Crusoe convirtiera al cristianismo a «Viernes» y le enseñara las «virtudes» de Occidente, además de que se autoproclamara rey de la isla.

Rajoy no ha sido, pues, ni el primero ni el último personaje público que eche mano del inmortal personaje de Daniel Defoe, del protagonista de la novela inglesa más popular de todos los tiempos y el segundo libro más leído de la historia después de la Biblia .

Del Robinson Crusoe de Rajoy al de Daniel Defoe

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