Los Elementos se reactivan en el Festival Bal y Gay
Un 'tour de force' que refuerza el prestigio de un grupo cuyo compromiso lo hace protagonista del actual panorama de la música antigua española
Denis Kozhukhin: «Mientras no haya paz estable, no volveré a tocar en mi país»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa Marina lucense, situada en la costa norte de la provincia de Lugo, se anuncia como uno de los lugares más inexplorados de Galicia. Desde el límite oriental en la ría de Ribadeo lindando con Asturias, hasta el occidental en la ría del Barquero, pivotando ... alrededor de Vivero, Mondoñedo y Ribadeo, La Marina defiende su condición de espacio natural con personalidad cultural propia.
Contribuye a ello el Festival Bal y Gay que este año alcanza la duodécima edición con desarrollo en el mes de agosto y el apoyo de una notable relación de intérpretes. El muy premiado pianista de origen ruso Denis Kozhukhin, la soprano ruso-americana Erika Baikoff que ha sustituido en el último momento a Sara Blanch y los más habituales cuartetos Casals y Quiroga se unen a la Orquesta del Principado de Asturias y la Real Filharmonía de Galicia, al cantante Borja Quiza, a la violinista Leticia Moreno y el pianista Marco Mezquida.
Hay otras actuaciones con la referencia inexcusable de Los Elementos, grupo del coruñés Alberto Miguélez Rouco, director, contratenor y clavecinista, en el que se reúnen instrumentistas vinculados a la Schola Cantorum Basiliensis de Suiza. Los Elementos son un agente fundamental en la actual difusión de la música española del siglo XVIII, tan de moda y también tan necesaria para la configuración de una imagen sonora históricamente fiable. Su principal apuesta se relaciona con la obra del aragonés José de Nebra, uno de los responsables de la reconstrucción de la biblioteca musical del Palacio Real de Madrid tras el incendio del alcázar en 1734. Desde la fundación en 2018, Los Elementos avanza con resultados extraordinarios en la grabación de la integral de su obra teatral, que incluso han defendido escénicamente, como se vio en 2023 en el teatro de La Zarzuela con la representación de 'Donde hay violencia, no hay culpa', y a lo largo de este último curso durante su residencia en el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), donde posibilitó el redescubrimiento de 'El robo de las sabinas', única ópera con libreto en castellano de Francesco Corselli, coetáneo de Nebra y también reformador de la vida musical madrileña en los primeros años de la dinastía borbónica.
Revivir la música
La especialización de Los Elementos hay que integrarla en una perspectiva de conjunto que ha llevado a Miguélez Rouco ha defender con su grupo otras músicas más internacionales, según se ha comprobado en el Bal y Gay, en dos sesiones de mañana y tarde centradas en la música instrumental y vocal barroca e italiana, extendida a a obras de Haendel y a la participación de la soprano Nuria Rial. La primera se escuchó en la basílica de origen románico de San Martiño de Mondoñedo, en Foz, considerada la catedral más antigua de España tras ser sede de dos obispados de Galicia en el siglo IX. La segunda se escuchó en la iglesia barroca del monasterio de San Salvador de Lorenzana cuya fachada es una precedente de la catedral de Santiago de Compostela. Dos violines, violonchelo, clave y guitarra/tiorba formaron la parte instrumental amplificada a través de dos espacios con consecuencias musicales distintas, forzadas por la sonoridad característica de cada arquitectura, especialmente reverberante en San Martiño, iglesia de paredes blancas y pulidas, apenas decoradas en algunos lugares por velados frescos de torpe ejecución.
Miguélez Rouco dirige desde el clave, reserva las indicaciones para los momentos críticos, busca el acuerdo y también la templanza. Guarda aspecto juvenil, es amable en el estilo, dice con gusto y limpieza. Y con un particular cuidado en las formas incluso en la manera de presentarse en el escenario y hasta en los saludos finales siempre dirigidos con una amplia sonrisa. Hace música de manera sensata y fiable. Podría adivinarse su propia singularidad como cantante en el desarrollo algo dramático con el que presentó la 'sonata en fa mayor, op. 5 núm. 6' de Haendel; también en la energética agilidad de la 'sonata en re menor, op. 1 núm 12, la follia' de Vivaldi y el divertido 'Ballo detto Pollicio' de Tarquinio Merula que sirvió como propina. Más inmediata y normalizada sonó la 'sinfonía de cámara, op. 2 núm. 2' de Nicola Porpora y sonó con un brillo especial la 'sonata en re mayor' para violín de Haendel defendida con sobriedad por el concertino de Los Elementos, Claudio Rado.
La sesión de la tarde incorporó a Nuria Rial retrocediendo casi un siglo para encontrarse con el primer barroco de Castello, Strozzi, Cavalli, Caccini y Monteverdi. El juego siempre sufridor de los amantes, la elevación de los pensamientos y los caprichos de la caricatura tuvieron lugar en un concierto protagonizado por la emisión clara, ligera y minuciosa de la soprano catalana, cuya carrera internacional es admirable. Interpretó la 'canzonetta' 'Quando gli uccelli porteranno i zoccoli' llena de onomatopeyas animalistas en los instrumentos y también el primoroso madrigal 'Zefiro torna' de Claudio Monteverdi. Rial se reconoce especialmente cómoda ante la música de este compositor y también de Haendel que se escuchó (de manera un poco forzada en ese contexto a pesar de integrarse como imitador del estilo italiano) al final del programa con 'Dietro l'orme fugaci' de la cantata 'Armida abbandonata'. En todos los casos, habría sido muy beneficioso para la comprensión de estas músicas disponer de los textos cantados, algo vital a la hora de entender la exquisita fusión entre lo dicho y su comentario musical, más allá de la escucha complaciente a la que se invitó a los espectadores.
Brillar en el espectáculo
El éxito de ambos conciertos se confirmó con una importante ovación: el último cerrado definitivamente con la interpretación fuera de programa de la seguidilla-fandango de 'Vendado es amor, no es ciego' de José de Nebra, que Rial cantó con contención. La brillante ejecución instrumental había sido anticipada en la muy 'avanzada' armónicamente 'sonata núm. 10' de Dario Castello, compensada con la muy sentida 'canzona a 3' de Francesco Cavalli y la rotunda 'sonata, op. 5 núm. 1' de Haendel. La solidez técnica de Los Elementos, la importante cohesión de sus miembros y, sobre todo, el sentido 'argumental' de este programa, en el que se enlazaron muy inteligentemente algunas obras vocales e instrumentales, amplificó su efecto al integrarse en la doble sesión presentada en el mismo día. Un 'tour de force' que refuerza el prestigio de un grupo cuyo compromiso y calidad lo convierten en protagonistas imprescindibles en el actual panorama de la música antigua española.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete