'Salvador de Bahía, 1625', de J. M. Santos Pérez y otros: gobernar la ocasión

Debido al talento extraordinario del dominico Juan Bautista Maíno, hijo de un comerciante de paños milanés y una noble portuguesa al servicio de la princesa de Éboli, según recoge Bernardo J. García en su excelente presentación, sería pieza fundamental del salón de reinos del Palacio del Buen Retiro.

ENSAYO

'Salvador de Bahía, 1625'

• Autores José Manuel Santos Pérez y otros
• Editorial Doce Calles
• Año 2024
• Páginas 800
• Precio 39 euros

Junto a otras once pinturas de victorias terrestres y navales de sus ejércitos y Armadas, surgió una década después de los acontecimientos, bajo el poderoso influjo del conde-duque de Olivares. Que estaba preocupado (ya entonces) «por lo descuidada que estaba la historia de España» Ciertamente Maíno, como señaló el maestro John H. Elliott, sintetizó en su obra un tratado político barroco. En aquel año glorioso de 1625, también fue rendida a las armas españolas la ciudad holandesa de Breda (el testimonio pictórico equivalente fueron 'Las lanzas' de Velázquez) y hubo capacidad armada hispana para proteger Génova del asedio francés y Cádiz de un ataque inglés.

Quizás, entre los elementos chocantes para una mentalidad como la nuestra, falta de sentido histórico y de autoestima, figure el hecho de que conmemoraran una victoria española. Diez años atrás, se había acabado de publicar 'El Quijote', tratado fundacional del decadentismo español, además de primera novela moderna. El cuadro de Maíno cuenta, en cambio, una victoria decisiva. Desde la clemencia, sin aspavientos. Alguno diría que falta de celebración, en especial si tenemos en cuenta la exuberancia con la que se recordaron y recuerdan hasta hoy, en el cine y teleseries o documentales falsarios, las derrotas hispanas. 

Menos numerosas en los años 1600, pero difundidas hasta el aburrimiento y el abatimiento (nuestro). Este maravilloso volumen, recopilatorio de historia verdadera, basado en una investigación formidable, recuerda, a la contra, de qué deberíamos estar hablando si se trata de historia global hispana. Casi podríamos enunciar que el 'está pasando, lo estás viendo' de lo ocurrido hace casi 400 años, se refleja en cada página. Salvador de Bahía, en el Brasil tropical, tenía seis calles a lo largo y doce a lo ancho, con cuatro mil habitantes, entre vecinos blancos, indios cristianizados, africanos esclavos y libres y 'transeúntes'.

En 1624, Bahía fue tomada por los holandeses. Al año siguiente, recuperada, tras la movilización de una escuadra hispana combinada que cruzó el Atlántico con 12.500 efectivos y cincuenta barcos. En la 'cidade alta' se hallaban el gobierno y las autoridades. En la 'baixa', artesanos y comerciantes. Fuera, arrabales, barrancos y desfiladeros. Bahía fue atacada por los holandeses no solo porque formara parte de la monarquía de Felipe IV, lo cual era en todo caso comprensible, sino por su opulencia y riqueza esclavista, especiera y mercantil.

Las dos partes del libro recogen noticias y relaciones; iconografía y crónicas contemporáneas; «noticias, corantos, teatro, obra lírica y documentos». Dos piezas de teatro, 'Pérdida y restauración de la Bahía de todos santos' de Juan Antonio Correa y el famoso 'Brasil restituido' de Lope de Vega, refieren la visión popular, difundida, de un hecho de armas que retuvo esa parte del continente bajo control lusohispano. Por tanto, determinante para un destino histórico brasileño en aquella parte del mundo.