en perspectiva
El arte de citar
La cita en la ficción no es debilidad, sino un acto de humildad y amor por la lectura. Aquí una defensa apasionada del epígrafe, el azar y el canon propio
Otros textos de la autora
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCreo que citar a otros en los libros de ficción o en los testimoniales no es visto con buenos ojos por muchos escritores y críticos, que lo sienten como alarde vacuo, o inseguridad que necesita de apoyos, o recurso que le quita fuerza a la ... voz del autor. Yo, en cambio, considero que es un acto de humildad, que revela el deseo generoso de compartir los fogonazos de lucidez que nos deslumbraron alguna vez y nos marcaron para siempre. También, para muchos —entre los que me cuento— es una tentación ineludible, un vicio, una adicción.
Tal vez no haya un escritor que cite de una manera más pertinente y deliciosa que Enrique Vila-Matas, el letraherido por excelencia. En su última novela, ‘Canon de cámara oscura’, su personaje, un androide sin infancia ni filiación que se hizo un lector furibundo en sus primeros diez años de existencia, nos dice: «Entiéndeme, querido narrador, he decidido o he visto con claridad que fui un niño extraordinariamente literario, y esa infancia que tantos verán anómala no la cambio por nada». Se trata, pienso, de un guiño confesional de Vila-Matas, que se considera el resultado de la suma de libros que ha leído.
Lo que hace Vidal Escabia, un Denver-7 «al que humanizarse le ha ido dando una brizna del sentido del humor que antes no tenía», es un ritual diario heredado de su maestro, Altobelli, ya muerto: construir, sacando al azar de un cuarto mal iluminado uno de sus libros de cabecera, un ‘Canon intempestivo’, que da pie a citas que, enlazadas, van trazando en la novela un camino aparentemente aleatorio, divertido, y, sobre todo, cargado de señales significativas. «¿Y por qué mal iluminado?» pregunta el androide a su maestro, refiriéndose a la cámara oscura. Y Altobelli responde, refiriéndose al canon: «Porque el tuyo tampoco tendrá muchas luces».
Todos los libros que leemos son apenas variaciones de uno solo, escrito a lo largo de los siglos
Por supuesto que lo que hace Vila-Matas —con su humor y su ironía devastadora, con ese tono gélido que solo a veces se permite abrirse a la emoción, y sin didactismos de ninguna clase— es burlarse de la idea autoritaria de canon. En últimas, se trata de una defensa del gusto personal, de la arbitrariedad, del azar y de la anti-jerarquía como principio. Y también de lo fragmentario y lo ambiguo como un signo de una época en la que es imposible ya la secuencialidad del relato.
Como Vila-Matas, yo adoro citar. Acudir a los epígrafes, tan denostados por algunos, que a veces son la fuente de inspiración del libro que emprendemos, pero que casi siempre son textos que vamos encontrando casi mágicamente durante el proceso de escritura, causándonos asombro e infinita fascinación. O ir, llevada por la memoria, al cuarto oscuro de la biblioteca, buscando aquella frase que alguna vez subrayamos (o no). «Palabras, palabras, decía Hamlet —escribe Vila-Matas—.
Es tal la desconfianza que tengo hacia ellas, sobre todo hacia las mías, que por eso prefiero de vez en cuando citar a los otros, a cuantos dicen lo que yo habría escrito de no ser porque ellos ya lo escribieron antes». Como Borges, Vila-Matas sabe que la originalidad es imposible. Y que todos los libros que leemos son apenas variaciones de uno solo, escrito a lo largo de los siglos.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete