FOTOGRAFÍA
Louis Stettner, humano, demasiado humano
MADRID
La Fundación Mapfre acoge en su sede madrileña la mayor revisión hasta la fecha del poco conocido fotógrafo estadounidense, escurridizo y difícil de clasificar
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Iniciar sesiónSi la Historia de la Fotografía surge en los márgenes del mundo académico, Louis Stettner (1922-2016) se ubica en la periferia de esos mismos márgenes. Su exclusión de la gran muestra sobre fotografía norteamericana de posguerra 'The Family of Man', celebrada en el ... MoMA de Nueva York en 1955, fue un primer indicador de una trayectoria abocada a estar fuera del canon. La actual antológica en la Fundación Mapfre, que consta de casi doscientas fotos que recorren más de ochenta años de trabajo, pretende ser el primer capítulo de un doble proceso de restitución crítica y de aproximación al gran público.
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Según su comisaria, existen dos razones fundamentales por las que Stettner ha sido un fotógrafo relativamente ignorado: que trabajara tanto en París como en Nueva York, sin vincularse del todo a ninguno de estos escenarios, y que abordara multitud de temas explorando diversas fórmulas estilísticas. Más allá de estas cuestiones, el gran acierto de la cita es el abordaje de los frentes más polémicos del fotógrafo, como fueron sus corrosivas críticas a los sistemas de poder del 'mundo del arte' y, sobre todo, las contradicciones entre su discurso político, ortodoxamente marxista, y su indagación estética en la poesía de lo cotidiano.
Sentido de la urgencia social
Su temprana participación en el colectivo neoyorquino Photo League, primero como alumno y luego como docente, le inculcó un fuerte sentido de urgencia social a través de una práctica fotográfica enfocada en la clase trabajadora. Años más tarde, durante la época de la caza de brujas del macartismo, intentaron que Stettner delatara a sus compañeros. Su negativa a colaborar no sólo le costó el puesto de fotógrafo del Plan Marshall en Europa, sino que será sometido a vigilancia por parte del FBI durante los años sesenta y setenta. A estas tribulaciones contribuyeron sus viajes a la Unión Soviética y a Alemania Oriental, donde quedará deslumbrado por «la unidad y la fuerza del pueblo», mientras que, como buen turista, permanecerá ciego ante la clamorosa falta de libertades.
Este posicionamiento ambiguo, a caballo entre el marxista doctrinario y el diletante burgués, se filtra en sus retratos de trabajadores. Aunque no establece una tipología fija, sí reitera una idea del obrero como héroe social, fuerte, digno y dotado de una bondad sin fisuras. Para lograrlo, lo documenta aislado de lo colectivo y apenas concede espacio a la maquinaria de producción. Este tipo de mirada, entre compasiva y edulcorada, resulta aún más problemática en su serie de los años ochenta dedicada al barrio de Bowery en Nueva York, conformada por primerísimos planos de personas sin hogar, y donde Stettner obvia cualquier alusión al proceso de decadencia urbana fruto de una incipiente gentrificación.
Eludir lo colectivo
La sensación de que su realismo humanista nos hurta una información esencial para comprender el alcance del tema abordado también se da en sus fotografías de manifestaciones. En ellas, es habitual que eluda la dimensión colectiva para celebrar las emociones personales del individuo. Entre 1971 y 1979, Stettner publicó con regularidad en la revista estadounidense 'Camera 35' una serie de artículos, habitualmente polémicos, donde comparte sus valoraciones –positivas y negativas– sobre sus contemporáneos, así como su exigencia de una fotografía comprometida políticamente.
La revisión de la obra de Stettner llega en un contexto de absoluto descreimiento acerca de la capacidad de la fotografía para enunciar verdades y para activar en el espectador una dimensión contestataria. Sin embargo, perdura inquebrantable la fuerza de aquellas series donde exploró la sencilla dignidad de lo cotidiano, en una vía poética influida por el humanismo eufórico y trascendental de su admirado Walt Whitman. A este conjunto pertenecen sus espléndidas tomas del metro de Nueva York, sus entornos urbanos o su conmovedor trabajo de documentación de dos pescadores españoles en las costas ibicencas.
Louis Stettner
Fundación Mapfre. Madrid. Paseo de Recoletos, 23. Comisaria: Sally Martin Kartz. Hasta el 27 de agosto
En la década de 1990, su experimentación con el color dará un nuevo impulso a sus imágenes, dotadas de una sensibilidad expresiva casi pictórica. Hacia el final de su vida, entre 2013 y 2016, llevó a cabo la serie 'Alpilles', un macizo montañoso situado en la Provenza francesa. La realizó cuando tenía más de noventa años y, aunque documenta una naturaleza deshabitada, nunca desaparece el palpitar humano: este emerge, inquebrantable, en la propia consideración del paisaje como una idea construida mediante la mirada.
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