Cómic
Laura Pérez: «No conocer las reglas te permite no seguirlas»
Recién nominada a un premio Emmy, la valenciana triunfa internacionalmente por sus trabajos en el cómic y la ilustración
Pérez a menudo crea páginas mudas en sus cómics, como esta de 'Ocultos'
Ciertos autores de cómic españoles están cosechando un gran éxito internacional por sus trabajos como ilustradores. Es el caso de Ana Galvañ, María Medem o Laura Pérez, que es quien ha protagonizado la buena noticia más reciente al ser nominada a un premio Emmy como ... parte del equipo creador de los títulos de crédito de la serie de televisión 'Solo asesinatos en el edificio'. Pérez (Valencia, 1983) no es una novata en lo de los premios, ya que –entre otros– ganó el Fnac-Salamandra Graphic por su debut en el cómic ('Náufragos', con guión de Pablo Monforte) y el Ojo Crítico por 'Ocultos'. En agosto se publicará su nuevo trabajo, 'Espanto'.
–¿Se considera una ilustradora que hace cómics, o una dibujante de cómic que hace trabajos de ilustración?
–Me considero dibujante ante todo. Empecé con la ilustración, pero mi ilusión era hacer cómics. Sin embargo, no me veía preparada para poder narrar, no me podía expresar con mis dibujos como me hubiera gustado. Creo que todo llegó cuando ha tenido que llegar.
–Muchas de sus historias tienen temas sobrenaturales o paranormales. ¿Es algo que nace de un interés personal?
–Es algo que me viene desde pequeña., pero hace solo unos cuantos años que me animé a llevarlo a mis dibujos. Hasta entonces trabajaba de una manera más automática, para encargos, pero con 'Ocultos' decidí dar voz a mis intereses más personales.
–Algo que también define sus cómics son los finales abiertos y las situaciones que quedan indefinidas. ¿Prefiere sugerir y que el lector llene los huecos?
–Totalmente. Está bien que haya un final abierto, porque te genera preguntas, pero no necesariamente respuestas. La literatura y la filosofía tratan de eso, de que una pregunta genere otra pregunta que lleve a otra pregunta y que la vida se nos acabe sin tener muchas respuestas, sino más preguntas. Y en los libros me gusta que la reflexión final nos deje en un bucle, porque siempre estamos con las mismas preguntas sin las mismas respuestas y las próximas generaciones van a continuar igual. Es el sino de nuestra existencia.
–¿Hay en su obra una relación entre fondo y forma? ¿La forma en la que dibuja influye cómo cuenta las historias?
–Creo que sí, que haber desarrollado un estilo y unas tablas a lo largo de los años me ha permitido poder contar las cosas a la medida en que yo las siento. Lo bonito de la lectura –de cómic, de literatura o de lo que sea– es que tienes una persona que te va a narrar una historia a su manera personal. En mi caso, el dibujo es una ayuda para expresar lo que no expreso en palabras.
«'Espanto' es el primero de mis libros con el que no he sufrido»
–¿Cómo fue desarrollando su estilo de dibujo? ¿Cuáles son sus influencias?
–Llegué a ese estilo por influencias pictóricas, más que de cómic. El cómic no me interesaba muchísimo. Vengo de Bellas Artes, así que mi inspiración viene más por lo pictórico, o por la música, la escultura… El cine es también una gran influencia, me fijo mucho en la composición de los planos, en las paletas de colores. Wes Anderson, Kubrick, Bergman, el cine antiguo en el que todos eran tan expresivos, con esa ausencia de palabras.
–No es la primera vez que un autor de cómic me dice que no solía leer muchos tebeos. Sobre todo, autores jóvenes que también vienen de Bellas Artes. Es muy interesante cómo eso les lleva a crear cómics muy personales y muy rompedores.
–Esto es algo que también ocurre en otras artes, gente que no ha tenido una formación en lo que va a dedicarse: músicos, pintores, cineastas. Cuando no te sabes las reglas, no puedes seguirlas. Así que desconocerlas, o no haberte visto tan influenciada, te permite muchas cosas. En mi caso, antes de hacer cómics, me había llegado la obra de Daniel Clowes, de Chris Ware, de Manuele Fior. Pero, al no conocer las reglas, aunque puedas intuirlas, no se te ocurre que los cómics se deben hacer de una cierta manera, con un tipo de secuencias, con muchos bocadillos y mucho texto… Si vienes de la pintura, que es muda, sabes lo que expresa un cuadro de Rothko, que con cuatro colores horizontales te puede transmitir una tremenda melancolía. Y eso se puede trasladar al cómic, simplemente transmitiendo algo a la persona que lo está observando. Las otras ramas del arte pueden aportar mucho al cómic y el cómic también puede aportarles a ellas, porque es un medio en el que puedes tener manga ancha para hacer lo que quieras, los límites son tu imaginación.
«Mi inspiración viene más de la pintura o del cine: Wes Anderson, Kubrick, Bergman...»
–Sus cómics incluyen cada vez más páginas sin palabras ¿Ha sido una consecuencia de su trabajo como ilustradora?
–Tiene influencia, ya que la ilustración es un medio en el que no suele haber texto. Cuando te encargan algo para un artículo en una revista o en un periódico, es una imagen que complementa un texto. Ya de por sí, la imagen evoca algo. Al hacer cómic, habiendo estado tantos años contando cosas sin palabras, me quedo muda. Esa es mi manera de contar las cosas. Lo interesante del cómic es que puedes desarrollar personajes a largo plazo, contar más cosas, expresar mucho más. Creo que el cómic es muchísimo más sufrido que la ilustración, pero a la vez es exponencialmente más gratificante. Un cartel es efímero, igual que un artículo, pero un cómic se queda y lo que te ha podido costar año y medio de trabajo permanece en la estantería. Es completamente distinto y muy agradable, porque también hay un 'feedback' con la gente que lo lee, que te sigue, que quiere saber más de la manera en que cuentas las cosas. Eso no lo tienes con la ilustración, que se consume y se evapora. Decidirme a hacer cómics fue un acierto, pese a las dudas que tenía.
–¿Qué puede adelantar de 'Espanto', la nueva obra que va a publicar en agosto con Astiberri?
-'Espanto' es un libro muy curioso y por el que tengo muchísima ilusión. Surgió cuando empecé 'Ocultos': en ese cómic hay una serie de imágenes secuenciales en blanco y negro entre medias de las secciones en color. Y seguí haciendo esos dibujos después de terminar 'Ocultos', porque me sentía muy a gusto haciendo dibujos en blanco y negro para descansar de los encargos. Me hubiera gustado meterlos todos en 'Ocultos', pero no tenía ningún sentido. Así que seguí haciéndolos por el mero placer de dibujar y de tener una conexión entre ellos. Son dibujos con cierta melancolía, un poco goyescos algunos, porque las 'Pinturas negras' me influyen muchísimo. Cuando terminé 'Tótem', propuse a Astiberri enseñarles todas esas imágenes que había desarrollado a lo largo de cuatro años y que quedaban muy bonitas juntas. Me dijeron que les encantaba y que se animaban a publicarlo. Así que todos contentos, es el primer libro en el que no he sufrido.
Video.
–Como ilustradora está teniendo un gran éxito internacional, nominación al Emmy incluida. ¿Resulta algo abrumadora toda esta atención?
–La verdad es que sí. Por el recorrido que llevo como ilustradora, he tenido relación con medios periodísticos desde hace mucho tiempo ya, pero no a este nivel. De repente verme inmersa en un medio audiovisual y en los Emmy, que son un tipo de premios que nada tiene que ver con el origen de una dibujante. Pero es que el dibujo se puede ubicar en tantos medios distintos que la animación o los títulos de crédito es uno de ellos. Ahora se está viendo una vuelta a los títulos de crédito animados, retomando lo que hacía Saul Bass y otros muchos. Ha sido suerte, destino o lo que sea que me haya encargado yo de darle la imagen a los títulos de 'Solo asesinatos en el edificio'.
–De todos los proyectos de ilustración en los que ha trabajado, ¿cuál es el que le ha hecho mayor ilusión?
–Es una pregunta que me cuesta muchísimo contestar, porque una cosa ha llevado a otra. Habrá un 20 por ciento de los trabajos que he hecho que resulta muy importante, porque ha derivado mi carrera a algo mejor. 'Solo asesinatos en el edificio' me ha hecho mucha ilusión porque trabajar con Disney y con Twentieth Century Fox ha sido muy interesante y muy enriquecedor. Ha sido el mejor de estos últimos años, porque el trabajo de dibujante es muy solitario y esto se hace con un equipo de cinco o seis personas, además del propio equipo de la serie. Ha sido muy divertido hablar con ellos, ver cómo trabajan, muy interesante a nivel personal: ver cómo se involucran ellos, cómo funciona el arte dentro de la serie, qué cosas valoran y qué no… Todo eso es aprendizaje. También he disfrutado mucho con los álbumes ilustrados que he hecho en Francia. Y con los carteles para salones del cómic, que han funcionado muy bien y es promoción de algo que me gusta hacer. Si hago una lista me puedo dejar algunos que han sido muy importantes, pero he hecho tantísimos que se me olvidan.
–Últimamente, en el mundo de la ilustración se nota una cierta preocupación por los avances de las ilustraciones generadas por programas de inteligencia artificial. ¿Le parece un motivo para inquietarse? ¿Va a ser algo pasajero, o va a tener influencia a largo plazo?
–Creo que, con la tecnología, hay un momento en el que nos emocionamos todos con algo nuevo y que luego no llega a ser tan increíble, sino que se incorpora a la normalidad de alguna manera. Pero, sin duda, todas las nuevas tecnologías que sean intuitivas y artísticas, que puedan generar con inteligencia artificial, van a estar metidas en la realidad de todos los artistas. Como cuando empezaron a aparecer las tabletas gráficas, que se creía que nunca iban a poder imitar la pintura o la ilustración tradicional. Y ahora son con lo que trabajo yo y mucha otra gente. Y se han hecho reseñas en las que se ha dicho lo bien que dibujo con carboncillo, cuando está todo hecho con el ordenador. ¿A qué nos va a llevar la inteligencia artificial? Todavía no lo sabemos, pero sí que sabemos que va a estar ahí, en todo tipo de artes.