Palabras contadas

Contra nuestra certeza, un brindis por Ignatieff

Había que escucharle, en su conferencia de la Fundación Ramón Areces ayer martes. En más de un sentido hijo de Pericles, entonaba su canto a la democracia desde las premisas de su imperfección

Michael Ignatieff, insigne intelectual liberal, premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales

Contra nuestra certeza, un brindis por Ignatieff

15/05/2024
Actualizado a las 12:47h.

Había que escucharle, en su conferencia de la Fundación Ramón Areces ayer martes. Michael Ignatieff, en más de un sentido hijo de Pericles, entonaba su canto a la democracia desde las premisas de su imperfección. Y la discrepancia, incluso sobre las bases y las ... reglas, es el pulso del sistema. A pesar de la erosión institucional actual, el mero hecho de la discusión es el latido de la democracia. Que no acabe. Desde la experiencia desencantada del jugador, del viejo tahúr parlamentario, Ignatieff ve nítidamente los peligros de este momento que vivimos. Pero añade su mirada de historiador, y advierte: nunca ninguna sociedad pudo saber el desenlace, así que es imposible que nadie sepa hoy lo que la historia hará con nosotros. Por eso reprueba nuestra embriaguez: ¿hemos convertido la identidad política en toda nuestra identidad? Eso es desastroso. Por eso ya no dialogamos con los otros. No deberíamos dar credibilidad a los pronósticos o el análisis de los discursos sectarios, narcisistas, que usan la emotividad como percutor de la movilización política. ¿Se puede imponer un sectarismo para 'salvar' la democracia? ¿De dónde viene tanta certeza? ¿Cómo podemos sostener la certidumbre ideológica si la historia hizo siempre su trabajo de demolición con las grandes ideas y los imperios invencibles? Es un buen consejo, ir contra la certidumbre, huir de líderes empeñados en convertir sus intereses en la única regla del sistema y abandonar esa arrogancia histórica. Y añadió: hagamos lo posible por volver a escucharnos.