CrÍTICA DE:
'Hauntópolis', de Santiago Talavera en Nave Sotoliva: Sentir el aire sin poder respirar
Santander
Es Santiago Talavera un artista profético que con un lápiz es capaz de esbozar un universo. Lo demuestra en Nave Sotoliva (Santander)
Lea otros textos de esta autora

'Hauntopolis' es el título que Santiago Talavera ha elegido para sumergirnos en sus tradicionales reflexiones limítrofes entre la utopía y la distopía en la Nave Sotoliva de Santander; siempre en el filo entre lo que parece bucólico o nos da pavor, y ... manteniéndonos en una calma tensa, sin saber muy bien por qué y apelando a una especie de ruina romántica en la que parece vivir el alma de este artista.
Sintonizar con la sensibilidad de Talavera implica varias cosas: valentía, inteligencia y, sobre todo, sensibilidad. Una sensibilidad que, ni por asomo se va a acercar a la suya, siempre cargada de nostalgia, una nostalgia de algo que aún no ha ocurrido y que el artista (y el espectador) no sabe si quiere asumir como vivencia o no.
Comisariada por Fernando Castro, la muestra luce ordenada, con una lectura sencilla y un montaje cuidado y meditado para que el espectador novato en el universo de Talavera sea capaz de ver más allá de la hipersensibilidad del autor. Castro ayuda a poder ver esa otra faceta de Santiago, la lectora, investigadora, la de músico, la de creador sin complejos sumergido en una absoluta búsqueda de lo sencillo en una naturaleza, como la suya propia, compleja.



¿Acaso hay algo más humilde que un lápiz? Sencillo en esencia, pero complejo de utilizar con la maestría con que este artista manchego, adoptado en la capital y ahora rendido gallego, demuestra su factura. La alusión a su bagaje no es trivial: en su obra ha marcado, de hecho, unas pautas que el visitante que ahora lo descubra podrá observar: Santi, albaceteño, observador de cielos y majuelos infinitos, no pierde en ningún momento la faceta soñadora que les sirve como vía de escape (bendito Quijote que nos enseñó ya hace tiempo que en La Mancha no hay más opción que la de ser soñador).
Y de cómo eso perdura en todos sus trabajos: los cielos, la apertura y la Naturaleza, la ausencia del hombre en la visión periférica, para entender, entonces, las obras que reflejan el ruido sordo y la fractura de su alma en la urbe. Con recortes, materiales y superposiciones que aportan mucha más miga que la de sus espectaculares 'collages' de la primera década de los 2000. Ahora, afincado en Galicia, exprime su naturaleza frondosa, atormentada, al igual que sus miedos y anhelos.

Santiago Talavera
'Hauntopolis. Teatro del Fin del Mundo'. Nave Sotoliva. Santander. C/ Carlos Haya, 23. Comisario: Fernando Castro Flórez. Hasta el 16 de junio
No olvidemos que Talavera es ese artista que, en la New Gallery, reprodujo milimétricamente su estudio capitalino, como liberándose de la carga de todo un proceso y exponiendo(se/lo) como acto de compartir y explicar, sin palabras, su universo. Y es que es un profeta poético para el que el fin del mundo siempre es el comienzo de otro; y ahí nos deja, atentos, a saber si ese nuevo será o no mejor.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete