ARTE
La extraña pareja en el 'nuevo' Museo de Bellas Artes de Bilbao
BILBAO
La centenaria pinacoteca vasca comienza a desvelar los resultados de la ampliación en la que se haya inmensa con una doble exposición donde Georg Baselitz es el gran reclamo
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Iniciar sesiónLa esperada reapertura del edificio de 1970 del Museo de Bellas Artes de Bilbao se inaugura con una extraña pareja de exposiciones: 'George Baselitz. Pinturas 2014-25. Algo en todo', comisariada por Norman Rosenthal, y 'Ataria (bat)', una exposición colectiva producida en ... colaboración con BBK.
Lo rotundo de estas propuestas es que, sin tener nada que ver en la fórmula argumental, están unidas por una fuerza mayor que resume la esencia del museo bilbaíno en torno al arte: el sentimiento. No es la primera vez que la ciudad se asoma al universo de Baselitz. Hace casi una década, el Museo Guggenheim ofreció 'Héroes', una muestra que desplegaba con vocación pedagógica un mapa retrospectivo de su trayectoria. Entonces, el acento recaía en lo histórico, en la contextualización del artista dentro del arte de hoy.
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Ahora, el Bellas Artes da un paso más: nos invita a sentir su figura en plenitud, a convivir con la obra sin filtros y dejarse llevar por la emoción que produce entrar en sus renovadas salas con una muestra de gran magnitud (no tanto por tamaño, sino por las dimensiones de las piezas, así como las series escogidas).
Es ahí donde la institución demuestra su potencial, más allá del esfuerzo de reunir cuarenta y nueve pinturas de gran formato de la última década, lo que transmite en sus paredes con esta reapertura y estas obras es pura emoción.
Un sentido casi sacro
Un Baselitz que, en las salas que se reabren, adquiere un sentido casi sacro gracias a una luz que acompaña sin dramatismos y que logra respetar la piel de las obras. La experiencia se torna casi mística si pensamos que en esas pinturas está contenida no sólo la madurez, sino también la trayectoria global de una de las figuras vivas más relevantes del arte contemporáneo, representante de los últimos ismos de la Historia del Arte.
Un alma casi centenaria capaz de arrollarnos en el espacio de sus lienzos inmanejables, en los que incluso se adivinan las líneas del andador con el que el artista se ayuda a diario y que también deja huella sobre sus obras.
Cuando llegamos a la sala, las referencias a la Historia del Arte son evidentes y nos acompañan a lo largo del recorrido. De inicio, la mirada se dirige hacia una de las manos más reconocibles, aludiendo a Durero, y que, a algunos, nos transportará a los apostolados del Greco. Son piezas que incluyen 'collage' y abundantes referencias a artistas icónicos, así como a su pareja, Elke. Warhol es quizá la referencia más evidente, por la sensación de repetición iconográfica en la producción de imágenes, pero también aparecen ecos de Picasso, Mantegna o Hannah Höch.
Baselitz se mantiene fiel a su formato expositivo recurrente, iniciado a finales de los sesenta, que consiste en mostrar las pinturas boca abajo, provocando una perspectiva extraña de las cosas, del mismo modo que Jon Mikel Euba lo hace con su obra 'Buruz bera' en la otra muestra, 'Ataria (bat)'.
Esta última, situada en el porche acristalado del edificio, nos devuelve y une con la anterior por el sentimiento, en este caso, el sentimiento vasco, no sólo de los artistas de la tierra, sino también por las piezas vinculadas a este territorio, de Benlliure hasta Richard Serra, pasando por obras icónicas de lo contemporáneo como 'Tetsuo', de Sergio Prego. La cita propone un espacio de encuentro y conocimiento, casi un ágora donde confluyen artistas e instituciones del País Vasco.
Esta 'extraña pareja' expositiva ayuda a comprender la relevancia de este museo que, desde su inauguración en 1914, ha funcionado como contenedor de pequeños elixires que acercan a la sociedad la creación histórica y contemporánea, no sólo la del País Vasco.
Las exposiciones de la ampliación del museo
George Baselitz. 'Pinturas 2014-25. Algo en todo'. Comisario Norman Rosenthal. Cinco estrellas.
'Ataria (bat)'. Colectiva. Colaboración con BBK. Cuatro estrellas.
Museo de Bellas Artes. Bilbao. Plaza del Museo, 2. Hasta el 18 de enero de 2026
Sin duda, el Bellas Artes de Bilbao necesitaba esta ampliación, crecer en tamaño para mantener intacto su espíritu: el de permitirnos, en cada visita a cualquiera de sus edificios, un recorrido artístico que emociona con las múltiples lecturas que ofrece, desde los retablos de su sede primigenia, hasta la creación más actual, y su ambicioso proyecto final, que verá la luz el 24 de junio de 2026. El museo continúa consolidándose como un hito de la cultura en el norte de nuestro país.
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SuscribeteNoemí Méndez. (Ferrol, 1977) Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, con máster en iconografía y formación complementaria en pedagogía e Historia del Arte. Ha sido Redactora jefe y coeditora de la revista internacional Arte y parte durante una década. Crítica del ABC Cultural, del blog «en cuarentena» y comisaria independiente. Fundadora y directora de Nocapaper Books & More, con proyectos culturales como el Programa Confluencias o el Proyecto Espora y editoriales de instituciones como MUSAC o ESBaluard o artistas como Susanne S.D. Themlitz, Santiago Talavera, Nacho Martín Silva, Nico Munuera, José Luis Serzo, Estefanía Martín Saenz, Arancha Goyeneche, etc. Nominada como crítica/teórica a los premios MAV en 2016 y elegida como uno de los 50 comisarios contemporáneos de 2016 por la lista de 60 artistas contemporáneos de Latamuda. Ha comisariado exposiciones individuales como Jardines de Tiempoen la Galería Llamazares (2023) o Territorio de Luz en el Museo de Altamira (2019) de la artista Arancha Goyeneche; Teatrorum de José Luis Serzo (junto con Carlos Delgado Mayordomo) en el DA2. DomusArtium 2002 de Salamanca (2016) o de María Bueno Danza en el Barco, Rumbo a ChepitaLand (2015-16) homenaje a Leonora Carrington y Remedios Varo en el Ateneo de Málaga; y colectivas como Drink Me (2015) con Fernando Bayona, Paula Anta, Soledad Córdoba, JuliaFullerton-Batten, Rocío Verdejo, Juan Baraja, Cecilia del Val y Antonio Guerra para el Domus Artium 2002. DA2 de Salamanca; o El viaje de Caronte en torno al tránsito y mutación de los objetos hasta la obra de arte (2014) en la galería La Lisa para el Festival Miradas de Mujer de MAV con Deva Sand, Paula Salguero, además de colaborar en proyectos de internacionalización para el Gobierno de Cantabria.
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