Apertura 2022: nos vamos de galerías

Detrás de estas cifras y datos subyace fundamentalmente la voluntad de acercar el arte contemporáneo y la actividad de estos espacios a un público cada vez más amplio, por un lado, compuesto por sectores profesionales: críticos, comisarios, artistas, otros galeristas, directores de museos, gestores y asesores artísticos, y coleccionistas (sin ellos no sería posible la necesaria existencia de un mercado del arte), a los que se busca sumar también la presencia de otro, no especializado pero sí crecientemente interesado por el Planeta Arte.

Pienso que esa debe ser la baza a jugar, dado que una sociedad más informada y sensible al arte será prácticamente la única opción de que este no desaparezca engullido por las calculadas fauces de un mundo cada vez más frívolo, materialista y pragmático.

Junto a estos objetivos debemos citar igualmente el deseo de implementar el diálogo entre las prácticas artísticas y otras disciplinas culturales. Para ello se proponen una serie de actos y actividades paralelas en diferentes espacios, tanto en las propias galerías como en otros lugares de Madrid.

No es fácil, les aseguro, que las estos espacios se alíen en una causa común. Históricamente se ha tratado casi siempre de un colectivo muy individualista y poco solidario que ha preferido hacer la guerra por su cuenta, y que por eso poca paz ha logrado. En los últimos tiempos se percibe –afortunadamente– una tendencia a la unión y a la colaboración, totalmente necesarias.

Dentro del notable nivel expositivo que en general presentan las distintas galerías participantes este 2022, quiero destacar algunas muestras que deberían ser de obligada visita. Prácticamente todas ellas tienen en común el hecho de introducir a importantes figuras del mundo del arte, poseedoras ya de un amplio refrendo histórico.

El neoyorkino Joel Shapiro (Cayón) es un conocido representante de las prácticas escultóricas surgidas en las últimas décadas. Su obra reflexiona sobre la forma y el espacio, situándose en un limes híbrido entre figuración y abstracción. Adolfo Schlosser (Elvira González), aunque nacido en Austria, desarrolló su trabajo en nuestro país, siendo uno de los máximos representantes del diálogo entre el arte y la Naturaleza, como puede apreciarse en sus materiales: madera, algas, cera natural, paja, piedras o adobe.

La dimensión lúdica del arte tiene presencia en la exposición del uruguayo Torres-García (Guillermo de Osma), figura clave de las vanguardias, que muestra una atractiva conversación entre lo artesanal y lo moderno a través de sus poco expuestos juguetes. Por su parte, el espacio como un elemento activo y generador de ambientes tiene en el argentino-italiano Lucio Fontana (Helga de Alvear) quizás a su mayor representante. Una buena oportunidad de ver esculturas cerámicas y obras en papel y otros soportes dentro de esa voluntad personal de 'concetti spaziali'.

Gutiérrez Solana y García-Alix (Leandro Navarro) será una singular propuesta de diálogo entre nuestra máxima figura del expresionismo pictórico y uno de los fotógrafos claves del panorama español. Aparentemente alejados en el tiempo y en los medios, sin embargo, podemos establecer sinergias por su común interés en determinados aspectos dramáticos y críticos que perviven en nuestra sociedad. Por último, Joan Brossa (Nogueras/Blanchard) inaugura el nuevo espacio de esta galería con su peculiar mirada onírica y creativa al fascinante universo de los objetos. Su militancia en «una poesía otra» se complementará aquí con un proyecto poético del colectivo Juf que intenta activar la exposición.

Esta selección personal en absoluto minimiza otros proyectos expositivos que se inauguran. Me gustaría recalcar la presencia, si no demasiado abundante sí significativa, de muestras protagonizadas por mujeres. Así, entre otras, quiero destacar a la francesa Laure Prouvost (Carlier / Gebauer), Premio Turner en 2013, con un interesante trabajo instalativo. Laia Estruch (Ehrhardt / Flórez), que emplea el cuerpo y la voz como instrumentos creativos, entre la escultura y el arte de acción. María Ruido (Rosa Santos) también suele usar la palabra hablada en combinación con otros medios expresivos para indagar en la memoria y sus narrativas históricas. Sandra Paula Fernández (Puxagallery) trata temas tan vigentes y candentes como la violencia de género, totalmente loable, o el cuestinamiento del binarismo identitario, lo que ya es otro cantar. Nuria Mora (We Collect, que entra en el festival por vez primera), partiendo de una concepción urbana y vinculada al grafiti, plantea ahora una reflexión pictórica sobre la adolescencia.

Otras propuestas interesantes serían las de Tomislav Gotovac & Július Koller (1 Mira Madrid), destacados 'performers' en la Yugoslavia y Checoslovaquia anteriores a la caída del muro. Marco A. Castillo (Albarrán Bourdais), fundador del colectivo cubano Los Carpinteros, que recoge las fricciones entre el poder y lo individual. Daniel Verbis (Daniel Cuevas), siempre un valor seguro. Manolo Gil (José de la Mano), otro loable intento por rescatar figuras semiolvidadas de los 50 y 60. Y, por supuesto, no olvidemos tampoco la presencia de otra serie de nombres ya consagrados, caso de Susana Solano, Carlos León, Menchu Lamas, Isabel Muñoz, Daniel Canogar, Juan Cuenca o Francisco Leiro.

Este amplísimo programa expositivo se complementa con algunas actividades paralelas, entre ellas, los ARCO Gallery Walks, recorridos guiados que organiza la Fundación ARCO; visitas, también guiadas, al Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana o la intervención de la bailarina brasileña Poliana Lima.