Álvaro Delgado-Gal: «En el Reina Sofía prevalece el documento por encima de la obra de arte, hasta el punto de despreciarla»
El escritor y filósofo recorre las salas del museo y aporta una mirada crítica ante las decisiones de su ex director Manuel Borja Villel
Álvaro Delgado-Gal.
Licenciado en Ciencias físicas y doctor en filosofía, Álvaro Delgado-Gal creció en una familia de pintores. Su padre fue Álvaro Delgado Ramos y su tía Menchu Gal, ambos de la Escuela de Madrid. Tras acabar una tesina sobre la mecánica cuántica abandonó la ... física y optó por la filosofía. Dedicó varios ensayos a la reflexión sobre el arte y las humanidades, algunos de los más conocidos son 'La esencia del arte', 'Buscando el cero' o 'El hombre endiosado'.
Ante la petición del diario ABC de visitar el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) tras la reciente reordenación de su colección, el doctor en filosofía, el escritor, director de Revista de Libros y colaborador de estas páginas relata sin maquillaje ni eufemismos lo que a su juicio es el vaciamiento de contenido de un museo creado con la intención de acoger el arte moderno.
Desplazada por la la presencia excesiva del documento, la obra de arte permanece ya no solo ignorada, sino descontextualizado y despreciada por la concepción museológica de su actual director Manuel Borja-Villel, con quien Álvaro Delgado-Gal se muestra crítico y a quien atribuye, además, un absoluto menosprecio por la pintura en favor de una concepción instalativa del espacio expositivo.
El Reina Sofía nació como un museo de arte moderno. ¿Hoy qué es?
El Reina Sofía tenía la misión de ser un museo de arte moderno que acogiera y exhibiera todo el arte que se había producido en España durante el franquismo. Se aplicaron criterios de corrección política a un problema que jamás se consiguió resolver. Surgió, además, una segunda cuestión, y que tiene que ver con los propios valores del arte moderno y contemporáneo. Los movimientos artísticos del siglo XX que comenzaron con Duchamp, suelen ser hostiles a la forma, a las codificaciones estilísticas. Fue un fenómeno que avanzó a lo largo de todo el arte contemporáneo, así que podemos decir que el actual director del museo Reina Sofía es un contemporanista militante.
¿En qué sentido?
Borja-Villel no ha hecho nada con el 'Guernica', de momento, porque, no iría nadie al museo. La sensación que produce el Reina es de una pobreza intelectual y visual manifiesta. La sala menos hostil es la que se exhibe el retrato de Luis Buñuel pintado por Dalí en 1924, el año del primer manifiesto surrealista. Dalí fue importante dentro del surrealismo e intervino en el guion de 'El perro andaluz', que también está colgado en la sala. Pero hay un disparate, porque Dalí pintó ese retrato durante la vuelta al orden ortodoxo. Prevalece el documentalismo por encima de la obra de arte, incluso hasta el punto de llegar a despreciarla.
Algunos comisarios y críticos reprochan la incapacidad del Reina Sofía para recomponer las narrativas de la pintura española.
Cómo va a existir una narrativa de la pintura española el Reina Sofía si la institución está dirigida por una persona que siente un desinterés manifiesto por ella y es incapaz de plantear, al menos, un recorrido histórico y mucho menos estilístico. Toda la escuela de Madrid está anulada y el grupo El Paso se va cada vez menos. Para que la pintura pueda ser apreciad hay que colocarla en un contexto histórico y plástico. Pasando de una sala a otra vemos el paso, por ejemplo, del renacimiento al manierismo. Ese tránsito da coherencia a un todo. Cuando eso desaparece, creas un museo que no tiene orden, que es un caos. Vuelvo al ejemplo del retrato de Luis Buñuel hecho por Dalí. Es un gran retrato, pero se convierte en una mera glosa cronológica que no tiene absolutamente nada que ver, porque prevalece el documento. No la forma ni la obra.
¿Cree que el MNCARS ha renunciado a sus objetivos fundacionales?
El Reina Sofía es un museo estatal que existe desde hace muchos decenios. Es doloroso que con la posición central que tenía, y que teniendo un cuadro como 'Guernica' y con el mandato de exhibir lo que se había producido en España durante cincuenta años, hubiese renunciado a ello. El arte contemporáneo como un sitio en el que dominan el documento y las instalaciones no tiene penetración social. El arte contemporáneo vive casi en 100% de la administración lo cual le da un tono impostado a su rebeldía. Algo que se puede decir del arte contemporáneo en toda europea. Se produce una desvirtuación de un mandato cultural: debía tratarse de un interés público y ese no ha sido el caso. El espectáculo es muy pobre.
El MNCARS ha incorporado otros enfoques (identitarios, postcoloniales, periféricos) ¿cómo evalúa el resultado?
No basta con trasgredir. La transgresión tiene a lo mecánico. Propone ideas que prevalecen, pero se repiten en un sitio y en otro. Ocurre en el capítulo dedicado al 15M: es una calamidad. Las imágenes no significan nada. El resto de las salas estaban cerradas, porque no tienen personal. Eso es una experiencia frustrante desde el punto de vista estético, e incluso intelectual.