LIBROS
Yukio Mishima, el horror y la belleza
El novelista, ensayista y poeta japonés siempre osciló entre los extremos. Pocas obras literarias del siglo XX alcanzan su intensidad lírica y se abren a simas de oscuridad. En el 50 aniversario de su muerte glosamos una figura genial y atormentada

Todo en la vida y en la obra de Yukio Mishima aparece como retorcido por un dolor intolerable . En una de sus fotos aparece como un San Sebastián, medio desnudo y con tres flechas clavadas. En otra, con una rodilla en el ... suelo sosteniendo una catana. En otra, mordiendo una rosa. Símbolos de un alma que oscila entre los extremos de la belleza y el horror. Pocas obras literarias del siglo XX alcanzan la intensidad lírica de las novelas de Mishima; pocas, también, se abren a tales simas de oscuridad y de vacío .
El impulso suicida y una idea heroica y sagrada de la violencia parecen estar en su vida ya desde el principio. Tuvo el sueño de convertirse en piloto kamikaze durante la Guerra Mundial, pero fue apartado del servicio cuando en el examen médico se le encontraron síntomas de tuberculosis. En Introducción a la filosofía de la acción , afirma que todos lo seres humanos sienten un deseo de acción y de violencia en su interior, y que en los largos períodos de paz traídos por la democracia, el alma humana languidece. La acción, afirma Mishima, tiene el efecto de liberarnos de la mente, del intelecto, del pensamiento. Pertenece puramente al cuerpo. Frente a la belleza del arte, que consiste en «la repetición de un acontecimiento extraordinario», la belleza de la acción consiste en que no puede repetirse. Representa, por tanto, lo único real a que podemos aspirar en esta vida.
Guerrero salvaje
Vivió su homosexualidad con dolor y vergüenza, negándose a aceptarla e intentando enamorarse de mujeres, llegando a casarse y a tener hijos. Durante los quince últimos años de su vida s e dedicó a las artes marciales y a conseguir el cuerpo de héroe que deseaba. Pensar que ese guerrero salvaje que contemplamos en las fotos es uno de los escritores más refinados y líricos del siglo XX desafía nuestras ideas preconcebidas.
Soñaba con una sociedad feudal basada en los ideales del honor y del valor viril . La modernidad le horrorizaba. En Caballos desbocados hay una escena inolvidable: un samurái se cubre la cabeza con un abanico cuando tiene que pasar por debajo de unos cables de alta tensión, como para protegerse de un influjo peligroso. «En el Japón moderno», escribe en Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis , «no existe ninguna posibilidad de que un hombre pueda demostrar realmente su coraje, como tampoco el cobarde tiene razones para temer que se descubra su condición». Esa obsesión con el valor y la cobardía son características de los hombres de letras porque estos son, por lo general, cobardes que no pueden soportar la vida. Lo cierto es que tampoco Mishima soportaba la vida. Es posible que Kafka el cobarde y Mishima el valiente tengan más cosas en común de lo que parece.
Su homosexualidad la vivió con dolor y vergüenza. Intento enamorarse de mujeres y tuvo hijos
Siempre me impresiona leer las tremendas páginas finales de las Lecciones espirituales. .. «La verdadera literatura», dice Mishima, «nos muestra con dureza y sin el menor eufemismo el horrible destino que pesa sobre el ser humano . Por medio de maravillosas frases y descripciones encantadoras que arrebatan al espíritu, nos muestra que la vida humana no tiene significado alguno y que en el hombre se oculta una maldad que jamás será perdonada». Tras lo cual afirma que la única manera de librarse del nihilismo que produce «la fiebre de la literatura» es la acción. «Necesité muchos años para poder comprender que la acción más simple tiene el poder de curar el morbo de la literatura , aunque esa revelación me llegó cuando éste ya había envenenado la mitad de mi juventud».
Ciencia ficción
Su personalidad era rica y compleja. Era aficionado a la ciencia ficción, y proclamó que El fin de la infancia de Arthur C. Clarke era una obra maestra. «La ciencia ficción», escribió, «será la primera literatura que logre superar por completo el humanismo moderno». Su novela La belleza de una estrella , para el crítico Takeo Okuno una obra de importancia histórica que rompe los tabúes de lo que debe o no debe ser la literatura , pertenece claramente a este género. Sentía interés por los platillos volantes y se hizo miembro de la Asociación Japonesa de Investigación sobre los Ovnis. Era un ávido lector de mangas y gekiga (el género más adulto del cómic japonés), aunque despreciaba historias como Fénix por sus valores humanistas y cosmopolitas.
El impulso suicida y una idea heroica y sagrada de la viloencia están en él desde el principio
Su producción teatral fue casi tan rica como la novelesca . «Comencé a escribir teatro igual que el agua fluye hacia un lugar más bajo», escribió, en referencia a lo fácil que le resultaba escribir para la escena. Su obra más famosa es Madame de Sade , centrada en la figura de la esposa del famoso marqués y con un elenco exclusivamente femenino. Su siguiente obra tuvo uno masculino: Mi amigo Hitler , que trata de la Noche de los Cuchillos Largos , en la que Hitler eliminó a sus principales oponentes. Pero ¿cómo de amigo era Mishima de Hitler? «Fue un genio político, pero no un héroe», dijo en una entrevista. «Carecía por completo de la frescura y de la claridad que son necesarias en un héroe. Como el propio siglo XX, Hitler es oscuro». En la obra, Hitler dice que la diferencia entre Ernst Röhm, uno de los asesinados, y él mismo, es que Röhm era un mero soldado mientras que él era un artista cuyo deseo era crear belleza en este mundo. Más que Hitler, parece que es el propio Mishima el que habla.
En 1967 formó la «Sociedad de los Escudos», una agrupación patriótica destinada a restaurar los valores del código samurái entre los jóvenes. Hizo que Tsukumo Igarashi, el único estilista japonés que creara trajes militares para De Gaulle, diseñara sus vistosos uniformes, y él mismo dibujó su emblema . «Sé que debo mantener un equilibrio constante entre mi actividad en la Sociedad de los Escudos y la calidad de mi trabajo literario», escribe. Como la Sociedad se mantenía con sus derechos de autor, la limitó a cien miembros.
Proclama del 25 de noviembre
El 25 de noviembre de 1970 entró con un grupo de sus jóvenes samuráis a un cuartel del ejército, apresó al oficial al cargo e intentó dirigirse a los soldados para convencerles de que se levantaran en armas. Apenas habló unos minutos, ante los gritos y el desinterés de su audiencia. Volvió a entrar en el edificio y realizó el seppuku ritual, clavándose una espada en el abdomen. El ayudante que debía asistirle intentó tres veces decapitarle sin lograrlo, y tuvo que ser otro de los suyos el que finalmente terminara con su sufrimiento. Antes del seppuku se había cubierto con dos lienzos blancos donde estaba escrito el texto conocido como «Proclama del 25 de noviembre». Leemos allí: « El Japón de la posguerra ha renegado de sus propios orígenes , ha perdido el espíritu nacional, ha caído en una hipocresía utilitaria y ha precipitado su alma hacia un terrible vacío». Y más abajo: «¿Queréis tanto la vida como para sacrificar la existencia del espíritu?».
Recordar hoy la muerte del inolvidable autor de El mar de la fertilidad supone recordar también que podemos y debemos leer a un autor aunque sus ideas sean completamente contrarias a las nuestras . Hay un gran misterio en el centro del ser humano, un misterio oscuro y terrible. Seguramente jamás podremos comprenderlo, pero gracias a Mishima podemos viajar a él y contemplarlo frente a frente.
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