‘The White Lotus’, la infelicidad de los ricos

Se avecinan grandes estrenos españoles, como ‘La Fortuna’ de Amenábar, en Movistar+, y antes la muy interesante ‘Jaguar’ (Netflix), de Ramón Campos y Gema R. Neir a. Pero para superar el final del estío, recreémonos por un momento. Es humano sentir alivio por no haber sufrido tanto como los personajes de las series, sobre todo si tienen más dinero y son más guapos.

‘The White Lotus’ (HBO) refleja bien las infelicidades diversas que puede proporcionar incluso el más lujoso de los descansos. En el paraíso de Hawái no hay más serpientes que las que acarreamos nosotros dentro de la cabeza. En la miniserie de Mike White -quien quizá tenga un problema de ego a la hora de titular- se puede saber mucho de los personajes por sus lecturas, aunque no se remarquen tanto como en las películas de Almodóvar .

El espectador verá a dos jovencitas aficionadas a las drogas y los autores profundos, mientras que Alexandra Daddario lee ‘La amiga estupenda’, de Elena Ferrante , cuya adaptación también se puede y debe ver en HBO. Muchos recordarán a la actriz de ‘True detective’, revisable sin salir de la plataforma, donde volvía loco a Woody Harrelson y al público. Nos estamos yendo...

En ‘The White Lotus’ pasan más cosas bajo la superficie que en la pantalla, donde tampoco dejan de ocurrir sucesos extravagantes y caprichos de rico. Lo mejor es el tono de sátira, en la que predominan los personajes masculinos tontos, como en la vida real. Los celos, el egoísmo, el miedo a la muerte y el misterio de la vida en pareja son solo algunos de los asuntos que se tratan, en un entorno donde, por algún motivo, a menudo la sinceridad es más sencilla con los extraños.

Y si alguien sueña con las vacaciones sin fin, puede extirparse la idea con el documental ‘Una clase de cielo’ (Filmin), producido por Darren Aronofsky . Un visionario creó en Florida el Disneyland de los jubilados, ciudad que inauguraron 800 pioneros en los 80 y que ya tiene 130.000 almas. El lugar es idílico, por instalaciones, programa y espíritu permisivo, con un buen porcentaje de viejos en busca de una pareja a largo plazo. No hay ironía en este anhelo.

Vivir sin niños ni jóvenes puede traer paz, pero no deja de ser siniestro, sin el flujo natural de la vida. Es una película de terror con zombis forrados o ultracuerpos. En algunos aspectos es casi tan indeseable como el otro descanso eterno. Porque además, ¿qué íbamos a hacer los demás en un mundo sin abuelos?