Sloterdijk, por una democracia ecológica

Habla de una ética global de la moderación , así como de un socialismo climático, aunque él mismo reconoce que ambas ideas son ilusorias. No solo tienen en su contra toda la fuerza impulsora de la civilización, sino que contradicen también la comprensión de las fuerzas matrices de las grades culturas, porque estas no son imaginables sin la conjunción entre el impulso al automantenimiento y la voluntad de autosuperación. La superabundancia, el derroche, el lujo, han ganado derecho de ciudadanía. Los seres humanos de las naciones ricas consideran el bienestar y sus premisas técnicas como conquistas que ya no abandonan. Y así, paso a paso, la tierra va camino de su agotamiento . Es urgente establecer límites sobre el permanente impulso a su superación. Es desesperada también la situación climática, vivimos ya en una etapa inicial de supervivencia.

La civilización para Sloterdijk solo se ha desarrollado a medias. No se inculcó el respeto a la naturaleza y tampoco a las otras culturas. La domesticación del ser humano sigue incompleta porque a menudo las culturas concretas no se colocan bajo un techo común, sino que constituyen entornos mutuamente extraños, y no pocas veces enemigos, la guerra por ejemplo religiosa. Creencias religiosas como el budismo o el cristianismo, o filosofías como el estoicismo, situaron al ser humano como ciudadano del universo («Kosmopolités») y no simplemente como perteneciente a su comuna étnica originaria. Su papel ahora debería ser insistir en el cuidado de nuestra parte panteísta , porque sin naturaleza tampoco habrá ser humano. Ante las guerras y destrucciones sistemáticas de la tierra hay que ser más pacíficamente beligerantes.

¿La humanidad puede domesticarse a sí misma? Parece ser que en esta primera mitad del siglo XXI no va a ser así pues apenas se notan variaciones con respecto al siglo pasado. Eso sí, avances destructivos en todos los frentes: políticos, económicos, culturales… La segunda mitad del siglo veremos si no sirve de escarmiento. ¿Qué sucederá con millones de jóvenes de África, Asia o la propia Europa transmigrando de un lugar a otro? Globalización y éxodo en busca de fortuna, huida de la miseria local. El descontrol civilizatorio puede haber llegado al fin. Echo de menos en estos magníficos ensayos la reflexión del papel que están teniendo y tendrán las nuevas tecnologías.

«¿Qué sucedió en el siglo XX?» Se constató el desmoronamiento de las tradiciones izquierdistas. ¿La izquierda se desmoronará en el Leteo capitalista? Al siglo XX le caracterizó la pasión de lo real y la actual modernidad solo puede entenderse como una época de lucha por una nueva determinación del sentido de realidad. En este siglo deberíamos desprendernos del dogmatismo de lo «pesado». Entiendo que Sloterdijk se refiere a las grandes doctrinas magmáticas de derechas e izquierdas. Y esas doctrinas llevaron a violencias. El siglo XX utilizó las ideologías para destruir al ser humano que no las compartiera . El siglo XX fue el de los extremismos llevados a la práctica. Y no solo fue en la primera parte de él, en la segunda tomó el relevo la revolución cultural de Mao y sus discípulos en otros países. Radicalismo y fundamentalismo se han extendido también en los inicios de nuestro actual siglo. El yihadismo es una prueba de ello a pesar, por ejemplo, de las críticas marxistas a las religiones.

Pero los enemigos de Marx ya no son los mismos, o son pero se han metamorfoseado, incluso a peor. Aquellos proletarios ya son casi burgueses y los burgueses van cada vez más camino de una nueva proletarización. Y aquellos derrochadores a los que se refería Marx son hoy grandes multinacionales que superan en fuerza de influencia y económica a la mayoría de los estados. Las ideologías hoy deben ser moderadoras, tanto de la derecha moderna como de la izquierda socialdemócrata. Moderadoras de los extremismos, de las fracturas civilizatorias, de las guerras y exterminios, del peligro atómico. La actual modernidad solo puede entenderse como una época de lucha por una nueva determinación del sentido de realidad.