LIBROS
Si no le gusta su mundo, hay otros
«Las diez mil puertas de Enero», de Alix E. Harrow, fomenta la mudanza a través de una fantasía muy bien escrita
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas puertas son auténticos fetiches en el fantasy , lo mismo que los libros. Si cruzamos la puerta de un armario podemos viajar a Narnia . Puertas secretas diseñadas por enanos nos conducen a las Minas de Moria o ... a las tripas de la Montaña Solitaria en el universo Tolkien. El emperador albino Elric de Melniboné cruza varios umbrales en su aventura onírica de La fortaleza de la perla , imaginada por Michael Moorcock . En Harry Potter y la piedra filosofal el aprendiz de mago y sus colegas tienen que superar varios desafíos para desbloquear puertas (entre ellos, capturar la llave correcta entre una nube de llaves volanderas). Y, más recientemente, V. E. Schwab nos describe en El archivo un lugar donde los muertos descansan como libros en bibliotecas. ¿Se imaginan cómo accede la protagonista de la novela a ese misterioso mundo? En los casos citados esas entradas (y salidas) tienen una importancia más o menos circunstancial. En Las diez mil puertas de Enero , de la norteamericana Alix E. Harrow , su papel es clave.
La traducción de los títulos juega, a veces, malas pasadas. No es que las puertas de este libro se refieran al mes de enero como una promesa de que, con el nuevo año, las cosas pueden mejorar -ya vemos que no-, sino a una jovencita de nombre January tutelada por un excéntrico coleccionista que vive en una mansión llena de objetos peculiares; entre ellos, un libro que es un transbordador a otros mundos , una promesa de aventura que, al final, acaba por entrelazarse a su propia historia. La narración se sitúa en ese tránsito del siglo XIX al XX donde los viajes en el tiempo y en el espacio excitaban la imaginación del personal. Alix E. Harrow (1989), que frecuenta las nominaciones a los principales premios del género (Hugo, Nebula, Locus), no repara en gastos: puedes construir un velero en las Rocosas, atravesar una puerta y navegar en desconocidos mares de un cosmos diferente. Y combina con habilidad fantasía y metafísica en un relato muy bien escrito.
«Siempre hay una puerta. Un punto que divide lo ‘‘mundano’’ de lo ‘‘mágico’’ . Las historias siempre tienen lugar cuando las puertas se abren y las cosas cruzan entre mundos», escribe la autora. Las puertas se manifiestan de muy diversas formas: pueden ser fisuras o grietas, senderos entre mundos, misterios y fronteras... «Pero si algo tienen en común es que traen consigo un cambio». ¿Y quién no desea un cambio cuando llega al final de un callejón sin salida, cuando está prisionero de la molicie? Fantasear es el preludio de la mudanza . Al final, todo consiste en contestar a una pregunta: ¿quieres marcharte? Dice Alix E. Harrow que las palabras absorben la vitalidad de sus escritores. No parece que, de momento, lo hayan hecho con ella.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete