MÚSICA
Norah Jones: «Aquel repentino éxito de mi debut me asustó»
La cantante y pianista de jazz, que acaba de publicar el primer disco en directo de su carrera, recuerda en ABC Cultural su salto al estrellato en 2002, tras vender inesperadamente más de 20 millones de copias con su debut
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión¿Sabe cuántos discos ha vendido en su carrera? «Mmmm… Pues no, la verdad. ¿Tú sí? Te prometo que no tengo ni idea, deberías preguntarle a la discográfica», asegura Norah Jones , entre risas, al comienzo de la videollamada desde su casa de Nueva York. ... Cuesta creer que no sepa darnos una cifra aproximada, aunque es probable que el dato no le interese o que, por extraño que parezca, todavía le produzca cierto rubor asumir que, con tan solo su disco de debut en 2002, la cantante de jazz se convirtió en uno de los nombres más importantes de la música del siglo XXI.
La prueba de esto último es que, poco después de su publicación, Jones le pidió al capo de Blue Note que, por favor, dejase de planchar copias de ‘Come away with me’ . Estaba tan abrumada por el sorprendente éxito del álbum, que le suplicó parar la rueda que la había convertido, de la noche a la mañana, en una estrella mundial, pues apenas unas semanas antes de ver la luz, sus giras se limitaban a los pequeños clubes de Greenwich Village, donde cantaba y tocaba el piano, por las propinas, ante quince o veinte parroquianos.
Reaccionó tarde. Quiso echar el freno cuando ya había vendido su primer millón, sin imaginarse que acabaría despachando más de veinte y que arrasaría en los premios Grammy del año siguiente, con cinco galardones. Una marca que no había logrado ni Miles Davis con su debut en Blue Note, ‘Young Man with a Horn’ (1952), que le sirvió al visionario trompetista para despegar y protagonizar hasta tres revoluciones en la historia del jazz. Como tampoco soñaron con esas cifras otras leyendas del sello como Thelonious Monk , Lee Morgan , Art Blakey o John Coltrane .
Blue Note
«¡Oh, qué recuerdos! Por un lado parece que hubiera ocurrido en otra vida, pero al mismo tiempo, hace cinco minutos -explica con media sonrisa-. No sé... ahora tampoco pienso mucho en aquellos días del ‘boom’. Y si alguna vez lo hago, lo cierto es que ya solo me vienen recuerdos divertidos. En alguna ocasión he pensado que podría haberlo disfrutado más, cierto, pero fue todo tan repentino que me impresionó... podría decir que, incluso, me asustó. Pero, bueno, visto con el tiempo, creo que estuvo bien».
Lo cierto es que la cantante y pianista merece un capítulo aparte en los más de 80 años de existencia de Blue Note, el mítico sello fundado por dos alemanes de origen judío - Alfred Lion y su amigo de la infancia, Francis Wolff - que huyeron del Holocausto nazi, a Nueva York, al comenzar la Segunda Guerra Mundial. Y cuando murieron, la discográfica pasó a manos de varias multinacionales que acabaron llevando todo el prestigio acumulado durante décadas a la bancarrota.
En 2002, cuando estaba a punto de echar el cierre, incapaz de asumir las deudas que había acumulado, decidió apostar por una joven y desconocida pianista neoyorquina de 22 años sin experiencia. Al ser anunciada, además, fue acusada rápidamente de hacer algo que no era jazz y de no tener el ‘punch’ suficiente, según los puristas del género y algunos gerifaltes de la industria . También criticaron su producción sencilla y clásica, alejada de cualquier floritura. De hecho, se grabó de manera bastante rápida y hasta se pueden escuchar fallos técnicos y ruidos accidentales. Aún así, no tardó en callar bocas al empezar a liquidar un millón tras otro sin campañas de publicidad, sin un sencillo arrollador y sin encajar en un estilo concreto, que sacó al sello de la quiebra y recuperó el espíritu de sus fundadores.
«Algunos entusiastas del jazz no quieren saber nada de la fusión, pero yo estoy a favor de lo que sea necesario para embellecer la música. No quiero desechar ningún sonido. Comencé con Dixieland, terminé con el free jazz de Cecil Taylor y todavía sigo buscando nuevos sonidos», declaró Lion poco antes de morir en 1987.
Entre el pop y el jazz
Jones recogió el guante: «Sí, es verdad que aquel disco se acercaba tanto al pop como al jazz, pero me sentía representada. Tenía la mente abierta y era muy libre de hacer lo que quisiera en un sello tan mítico con el que me sentía identificada. Nunca me dijeron que hiciera un disco de jazz ni nada de eso. Hice lo que quise y fue un éxito que me permitió, incluso, ser más libre para hacer la música que me diera la gana en el futuro. Fue maravilloso no tener que ceñirme a un estilo por estar donde estaba», explica.
Eso se tradujo en otros cuatro premios Grammy y seis discos de estudio más para Blue Note, además de otros siete grabados junto a artistas tan dispares como Willie Nelson , Wynton Marsalis , Jack White (The White Stripes), Billie Joe Armstrong (Green Day) o Jeff Tweedy (Wilco). Todo ello sin abandonar jamás la casa discográfica que había confiado en ella al principio.
Los dos últimos han sido ‘Pick Me Up Off the Floor’ , que vio la luz el año pasado en medio de la pandemia -«pensé en retrasarlo, pero me di cuenta que las canciones conectaban con lo que estábamos sintiendo durante el encierro, como si hablaran de la epidemia aunque yo no quisiera. ¡Eran muy tristes y transmitían soledad! Así que lo saqué y punto»-, y el recientemente publicado primer álbum en directo de su carrera: ‘Til We Meet Again’ .
«Es una respuesta a un año sin conciertos, porque llevo mucho tiempo grabando mis actuaciones. En verano me dio por escuchar en casa uno de las últimas, en Río de Janeiro, y me pareció especial. Me encantó, así que decidí juntar las mejores interpretaciones de la última gira. Lo que más me preocupó fue captar toda la energía que se genera con el público y, al final, creo que contiene los momentos más bonitos que he vivido en un escenario durante los últimos años», reconoce.
Entre estos destaca, muy por encima de todos, la versión que realizó en Detroit, por única vez en su carrera, de ‘Black Hole Sun’ , el tema de Soundgarden, en la misma sala donde Chris Cornell actuó por última vez, horas antes de ahorcarse en el baño de la habitación de su hotel. «Lo decidí esa misma mañana, cuando alguien me comentó lo de su último concierto. ¡Uf, fue muy fuerte darme cuenta de eso! Me puse a trabajar inmediatamente en ella para tocarla después y, sinceramente, se produjo algo muy emocionante para mí y la audiencia. Nunca he sentido una energía como aquella en un concierto», asegura. ¿Ni una sola vez en veinte años? «Nunca cómo eso… jamás», insiste, convencida de que, aunque se la piden continuamente, no la volverá a cantar: «¡Es que fue muy especial! Y sé que nunca se van a repetir todas esas circunstancias, así que no quiero estropearlo».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete