Paco de Lucía y Wynton Marsalis fusionan sus sabores populares
TEXTO: LUIS MARTÍNUn mundo raro éste del jazz contemporáneo. Como en los años 20, lo acapara todo. Dentro de unos días, Enrique Morente será protagonista en esta programación; ahora ha sido el turno
TEXTO: LUIS MARTÍN
Un mundo raro éste del jazz contemporáneo. Como en los años 20, lo acapara todo. Dentro de unos días, Enrique Morente será protagonista en esta programación; ahora ha sido el turno de Paco de Lucía. Y no es lo peor que puede ... suceder. No quiero pensar en el día que a Julio Iglesias le dé por postularse en este negocio. Donovan lo hizo y terminó en el festival de San Sebastián. Y Art Garfunkel estuvo recientemente en Galapajazz. La cosa es «flipante», pero ya nadie recuerda que Paco de Lucía lleva muchísimos años frecuentando festivales de jazz en todo el mundo y sólo cinco en nuestro país.
Laureado por las instituciones, Paco no deja de dar nuevos enfoques a su música. Clausurado su veterano sexteto, ahora se rodea de gente como Antonio Serrano, Niño Josele, Montse Cortés y La Tana, con los que sigue entregando música de altísima calidad. Los apuntes jazzísticos han cedido ante el empuje rítmico de las rumbas, las bulerías, los tientos y los tangos que incluye su repertorio, pero su guitarra sigue siendo la misma. Un instrumento que transporta más allá de sus límites los estilos del flamenco y que, en sus manos, crece y crece sin que sea fácil vislumbrar el final de su arte.
La velada en Mendizorroza había comenzado con la presentación de uno de los escasos miembros de la familia Marsalis que todavía no había tenido su espacio propio en Vitoria: el trombonista Delfeayo Marsalis. Música escolástica en orden de quinteto. Y también aburrida. Buena cosa la de compartir cartel con Paco de Lucía. Es de suponer que si Mendizorroza registraba uno de esos llenos de público que convierten el polideportivo en un gigantesco baño turco, era por la comparecencia del segundo.
Su concierto, volviendo al guitarrista de Algeciras, tuvo incentivo añadido en la incorporación en su tramo final del trompetista Wynton Marsalis. No soy de los que ven con buenos ojos esta clase de fusiones, porque creo que sólo funcionan en la superficie. Sin embargo, debo reconocer que la dilatada versión que hicieron de «Zyryab» es considerablemente mejor que las escuchadas antes junto a Chick Corea y Chano Domínguez. Y la recuperación en el bis de «Entre dos aguas», mutante en el arranque, pero bien intencionada, de fuerte sabor popular.
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