'Drag Race': a favor y en contra

RuPaul , la madame drag seminal, es más navajera y emperadora, mientras que Supremme De Luxe , la anfitriona española, es también divertida-divina (inexcusable combo para sobrevivir en este mundillo) pero, además, con una personalidad propia desde la ternura y sensibilidad, extremada al punto que cada dictamen de eliminación pugnaba con las lágrimas en una emocionante batalla para no paralizarse. La Rafa Nadal de la emotividad.

El ‘talent’ más ‘inclusive’ visibiliza vidas subterráneas y con dificultades de incomprensión, de bullying en la adolescencia u homofobia, ampliando el colorido social desde el aplauso a la creatividad disparada, la heterodoxia... Muy valioso. ¿Quejas del quejica? Aunque toma desvíos y llega lejos acaba arribando a la Roma del consumismo de siempre. Un poco. ¡Con qué festejo y alboroto esprintaron las ‘concursantas’ cuando les regalaron un móvil! Y el concepto del triunfo, aunque necesario, autoconsciente y tratado desde el humor, está muy incrustado, sobre todo en la versión americana. Parafraseando a Ana Botella La Bella (su nombre drag):«Las manzanas no son peras». Y la televisión no es subversiva. Aunque mole a veces.